Prosigue discusión sobre Escudo Antimisil

20/11/2013
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La realización por parte de los Estados Unidos de sus  planes respecto al Escudo Antimisil (ABM) o  Defensa Nacional de Misiles  (DNA), se mantiene como  la cuestión más complicada en las relaciones entre Moscú y Washington. La  misma involucra diferentes matices y detalles difíciles de tratar como un todo.  Debido a ello, tal problema sigue siendo un asunto de agudas diferencias políticas entre los protagonistas, que mantienen  evaluaciones técnicas y militares diferentes.
 
Según algunos expertos, la Casa Blanca procedió a la cancelación de la cuarta fase del Escudo Europeo de Defensa, la cual  representaba una particular amenaza a las fuerzas disuasivas nucleares estratégicas rusas; con el  fin de reducir las preocupaciones  de Moscú al respecto. Sin embargo, es poco probable que ello se corresponda con la realidad, y que  la  iniciativa norteamericana, más bien  sea dictada por condicionantes económicas y hasta tecnológicas. Más  aun, da la impresión que el paso sea temporal, y que  no se trate de una cancelación definitiva, sino más bien que el proyecto se ha diferido y que la cuarta fase se ejecutará después de año 2018.
 
Por  otra parte, cabe destacar, que en los propios Estados Unidos, existe un número significativo de opositores a la reactivación de las conversaciones sobre el Escudo Antimisil con el Kremlin y cualquier concesión  sobre esta cuestión. De  esa postura no se  excluye el Congreso y en él  a los miembros del Partido Republicano, que  le prohíben a la administración Obama compartir con Moscú, cualquier información secreta, sobre el escudo antimisil. Mientras tanto, Washington asevera que  los Estados  Unidos no  escatiman esfuerzos por colaborar con Moscú, que no debe temer  por las acciones que la Casa Blanca adopte, pues las mismas no se   orientan   a alterar el equilibrio  estratégico.
 
Sin embargo, tal percepción del problema es puesta en duda por Rusia, debido a las aseveraciones de  los medios estadounidenses y en particular  de comentaristas militares, quienes en    artículos como: "Putin demuestra fuerza", del Washington Post,  señalan que "Rusia está ocupada en una acumulación monstruosa  de sus  misiles nucleares y no nucleares, mientras que simultáneamente intenta imponer restricciones legales al sistema de defensa antimisil nuestro. Y todo ello con un fondo de  complicidad por parte de la Casa Blanca."
 
La  postura norteamericana  plantea el asunto en términos de  reducción de la cantidad de armas nucleares, pero paralelo a ello,  plantea el desarrollo del  potencial de intercepción de este armamento estratégico o Escudo Antimisil (ABM/DNA), que puede destruirlos. Tal escenario es el que Rusia rechaza, pues  ello implicaría la alteración   del balance del sistema estratégico de  disuasión y disminuir la efectividad  de sus fuerzas nucleares. En tal contexto, fue significativa la prueba exitosa en  junio y octubre  del misil balístico intercontinental ruso,  RS-12M Topol, el cual impactó con alta precisión contra un blanco instalado a 6.000 kilómetros de distancia. El Topol-M, es el  primer misil desarrollado tras la desintegración de la Unión Soviética, con un alcance de 11.000 kilómetros y puede llegar a ser la principal arma de las Tropas de Misiles Estratégicos de Rusia,  imposible de contener por parte del sistema de defensa antimisil de  los Estados Unidos.
 
La posición de Rusia sobre el Sistema de Defensa Antimisil es que  el diálogo sea  transparente, constructivo, honesto y abierto. Tales son los  criterios mínimos que se  esperan de los Estados Unidos y los otros países de la OTAN para avanzar  sobre el particular. Como dicen en  Oriente: "los perros ladran, pero la caravana pasa", en otros términos, a pesar de todos los contratiempos,  la  discusión sobre el ABM/DNA sigue  aun su curso.
 
- Euclides E. Tapia C. es profesor titular de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá.
https://www.alainet.org/pt/node/80989

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