Los milagros económicos de Chile y la pobreza de Bolivia

24/03/2013
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Como todos saben, Bolivia es el país más pobre de América del Sur y uno de los más pobres del mundo. Lo que no se conoce mucho, sin embargo, es que Chile constituye la causa histórica principal que generó y que continúa generando esta pobreza. La mediterraneidad de Bolivia por la invasión chilena a su territorio y el saqueo y despojo de sus principales recursos naturales de la época constituyen la base histórica y estructural de la riqueza chilena actual y de la pobreza boliviana.
 
Respecto al enclaustramiento boliviano, las autoridades chilenas se presentan ante la opinión internacional como el país “respetuoso del derecho internacional” y “de los tratados internacionales”. En realidad Chile no respetó en este asunto ni el derecho internacional ni los tratados ni la soberanía de los países limítrofes. El asalto y la invasión chilena al territorio boliviano el 14 de febrero de 1879, sin declaración previa de guerra, fue justamente un acto flagrante de violación al derecho internacional y una violación a la integridad territorial de un país pacífico. La declaratoria de guerra fue recién el 5 de abril de 1879, cuando Bolivia ya estaba vencida.
 
Ya desde esos tiempos Chile e Inglaterra manifestaba sus tendencias expansionistas y colonialistas en relación con Bolivia y sus riquezas naturales. Ese 14 de febrero de 1879 Chile invadió el puerto boliviano de Antofagasta como rechazo a la decisión soberana de Bolivia de elevar ligeramente el impuesto a las empresas chilenas e inglesas que explotaban el guano y el salitre en su territorio. Chile, sin respetar la decisión soberana de Bolivia y el derecho internacional, invadió al departamento del Litoral, mató y fusiló a sus pobladores y ocupó su territorio. Hay datos que indican que el imperio británico apoyaba físicamente a las tropas y a la armada chilena (Council on Hemispheric Affairs, 29 abril 2012).
 
En las últimas décadas del siglo XIX la demanda internacional del guano y del salitre creció súbitamente debido al fuerte proceso de desarrollo de la industria europea. Los ingresos extraordinarios que esa demanda generó causaron el “primer milagro” de la economía chilena. Con esos ingresos Chile efectuó en su territorio como nunca antes importantes inversiones en infraestructura física, económica y social. En dos décadas construyó sus primeras largas carreteras y sus vías férreas y ferrocarriles, modernizó y amplió sus puertos, se construyeron cientos de escuelas y hospitales y se efectuaron importantes inversiones industriales, bancarias y comerciales. Gracias a esos ingresos la economía chilena dio un salto gigantesco hacia su modernización mientras la economía boliviana, encerrada (y la de otros países latinoamericanos), se hundía estructuralmente en la pobreza y el atraso.
 
A principios del siglo siguiente, en medio de ese encierro territorial, ante el potenciamiento económico cada vez mayor de Chile, las autoridades bolivianas tuvieron que firmar el Tratado de 1904 por el que abandonaban a los invasores los inmensos territorios de su Litoral, los yacimientos mineralógicos y los puertos marítimos. A cambio, las autoridades chilenas se comprometieron a construir una vía férrea y un ferrocarril entre el puerto de Arica y la ciudad de La Paz y a respetar el “libre tránsito” de carga en beneficio de Bolivia. Las autoridades bolivianas tuvieron que firmar ese “Tratado infame” prácticamente con la pistola en la sien, y con la amenaza de continuar la invasión a su territorio. Obviamente Chile nunca respetó el compromiso del “libre tránsito”, ya que los chantajes, bloqueos y malos tratos fueron permanentes hasta el día de hoy. El ferrocarril Arica-La Paz no existe desde hace años.
 
Posteriormente sobrevino el “segundo milagro” de la economía chilena, con el descubrimiento de los grandes yacimientos de cobre en los territorios bolivianos despojados. A partir de los años veinte y treinta del siglo pasado, aumentó, en efecto, la demanda de cobre por la economía estadounidense y europea, por lo que los ingresos de Chile crecieron nuevamente de manera extraordinaria. Los ingresos acrecentados permitieron a Chile un nuevo impulso económico en todos los sectores. Este impulso fue luego mayor con la Segunda Guerra Mundial y la reconstrucción del mundo capitalista durante los siguientes veinte años de la postguerra.  Esto permitió un continuo desarrollo de la economía chilena.
 
En los años setenta comenzó el “tercer milagro económico chileno”, con la llamada “nacionalización del cobre “realizada por Salvador Allende. Los efectos de la nacionalización se verían sobre todo a partir de los años ochenta. Mientras América Latina experimentaba en esos años la crisis de la “deuda externa”, Chile registraba una situación holgada de ingresos y de inversiones (atribuida erróneamente a las políticas neoliberales de Pinochet). Esta situación estaba causada sobre todo gracias a los ingresos por las exportaciones de cobre.
 
Desde los años ochenta y hasta el presente Chile continúa viviendo el “milagro” de la bonanza económica debido en particular a los ingresos por el cobre. El presupuesto nacional continúa dependiendo en más del 50% del cobre. Todos los sectores productivos, económicos y sociales dependen de los subsidios por los ingresos del cobre. El 15% de los ingresos anuales del cobre va a la industria militar. Debido a este aporte el ejército chileno es actualmente uno de los ejércitos más armados y agresivos del mundo. Con toda razón los países vecinos dicen que Chile juega actualmente el papel amenazador de “Israel” en la región. El tema de las Malvinas siempre está presente en los latinoamericanos.
 
Chile no ha abandonado sus intensiones expansionistas y colonialistas respecto a Bolivia. Sus exigencias de más territorio y de más recursos naturales de Bolivia afloran continuamente. Estos se expresan, por ejemplo, cuando se producen “diálogos” sobre el tema del enclaustramiento marítimo. En estos eventos Chile revela su voracidad y su interés por varios territorios bolivianos “a cambio” de una salida al mar. Estos territorios son, por ejemplo,  el Salar de Uyuni, las aguas del Lago Titicaca y otros.    
 
La estrategia diplomática que Chile aplica desde siempre con Bolivia es la del “diálogo sin soluciones”, mediante las “negociaciones bilaterales y a solas”. El diálogo bilateral conviene a Chile porque de ese modo puede embolsar y amordazar a Bolivia en una situación de inferioridad e imponerle sus exigencias inmorales e ilegales sin que el mundo se entere.
 
Los pueblos latinoamericanos tienen que despertar de su letargo sobre esta situación injusta. Los intelectuales chilenos, de gran tradición humanista, no pueden continuar con los ojos cerrados.
 
Sábado 23 de marzo de 2013
 

- Bernardo Corro Barrientos es economista boliviano

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