La identidad latinoamericana

España desarrolló espontáneamente un novedoso modo de ocupar y poblar. Conquistar y consolidar por crecimiento demográfico local. Creó una población de súbditos españoles “in situ”. Un método sutil y perdurable

16/03/2021
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Malinali Tenepal y Hernán Cortés
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Parece paradoja, pero no eran colonias las provincias del inmenso Imperio Español en América; el más grande que allí hubo. En América no hubo colonias españolas. Las otras potencias europeas con territorios en América si tenían colonias.

 

Esto es cierto, en el sentido etimológico, técnico y original del término. Colonias son asentamiento de colonos para ocupar y asimilar un territorio.

 

Los romanos y los incas trasplantaban familias de colonos, a los territorios recién adquiridos para enseñar y fijar localmente el modo de vida propio.

 

En ambos casos se elevaba el nivel de vida de la población local. Los incas tenían mejor infraestructura y técnicas que todos sus vecinos. Los romanos siempre traían agua y sobre todo dirimían sus querellas en los tribunales y no por el tajo más veloz, como la mayoría de los bárbaros que merodeaban en su frontera.

 

“Única entre las potencias europeas que dejaron huella en América, España nunca trasplantó colonos. De la instalar colonos proviene el nombre de colonia. Colonias existen desde la Antigüedad. Los griegos las instalaron en el sur de Italia. La Magna Grecia” (Pirro, etc.)

 

Los romanos después de que Trajano conquistó la Dacia instalaron colonos allí. Esa población romana es la base cultural histórica que identifica a la actual Rumania.

 

Inglaterra y Francia trasplantaron enteras comunidades a sus posesiones en América. Comunidades que luego competían por los recursos con los nativos. Donde hubo anglosajones; no quedan nativos.

 

España no trasplantó colonos. En la época del Descubrimiento, España no tenía ni remotamente posibilidad demográfica de poblar y consolidar con familias españolas aquel inmenso territorio que iba de Alaska hasta la tierra del Fuego.

 

Por ello, España desarrolló espontáneamente un novedoso modo de ocupar y poblar.

 

Conquistar y consolidar por crecimiento demográfico local. Creó una población de súbditos españoles “in situ”. Un método sutil y perdurable

 

Los españoles, a diferencia de los anglosajones, consideraban a los nativos como seres humanos. Por lo menos, les atribuían un alma y para cuya salvación enviaban frailes a convertirlos. Los anglosajones dudaban de su humanidad; los nativos eran sólo piezas de caza.

 

La legislación española consideraba a los hijos mestizos de españoles como súbditos españoles con derechos y obligaciones.

 

Los soldados españoles tenían doble utilidad; conquistaban y luego, solteros, convivían entre la población indígena y asimilaban, enseguida, la poligamia local.

 

Por ello, en Estados Unidos aciertan cuando apodan Hispanics a la población mestiza proveniente de Hispanoamérica. Los “Hispanics”, resultan de aquel rápido proceso de mestizaje que pobló en cosa de un siglo y medio el inmenso territorio que era la América Española.

 

El vertiginoso ritmo reproductivo lo describe bien Bernal Díaz del Castillo, cuando cuenta el caso de un andaluz natural de Palos que en México tuvo 30 hijos en obra de 3 años.

 

Con frecuencia eran mestizos quienes gobernaban, después de la etapa inicial en nombre de Conquista Española.

 

Tal es el caso del margariteño Francisco Fajardo hijo de una nativa guayquerí, de nombre Leonor con un capitán español del mismo nombre. Ese hijo fue mestizo, nombrado Capitán General de Venezuela en 1554, fue el más efectivo conquistador de Venezuela.

 

Describo ese proceso de intenso mestizaje en un libro publicado por Punto Rojo (Sevilla, 2020) bajo el título La conquista erótica de la América española.

 

Por ese mestizaje, la Leyenda Negra hiere y atenta contra la mayoría de la población latinoamericana. Se difundió desde Inglaterra, para debilitar la exitosa fusión étnica y cultural española e indígena que constituye un fuerte obstáculo a la penetración política y cultural anglosajona. Ingleses y holandeses usaron la Breve Historia de la destrucción de las Indias de “De Las Casas” no precisamente por sensibilidad filantrópica sino como un arma de propaganda de guerra contra España y la civilización mestiza latinoamericana.

 

Divide et Impera. Por eso resulta que en las guerras de independencia los mestizos e indígenas solían combatir a favor del lado realista, porque temían un despotismo sin freno de los burgueses criollos. Así vemos enfrentados al “Indio” Reyes Vargas y al Marqués del Toro en la primera batalla de la guerra por la independencia de Venezuela; donde el indígena venció al aristócrata.

 

Las campañas inútiles contra el lado hispánico del pasado, desorientan la identidad del latinoamericano, enfrentando como enemigos a sus comunes antepasados.

 

La izquierda, cuando agita supuestos antiguos agravios, favorece de hecho el presente imperialismo anglosajón.

 

Tenemos un caso de ese tipo y de superficialidad económica en un autor tan ilustre como Eduardo Galeano en su “Venas abiertas”, cuando escribe sobre la plata que producían las minas de la América Española. Allí se quedaban las 4/5 partes de la producción. De allí se pagaban los gastos de administración y defensa contra enemigos y piratas. Tan solo el 5º Real se prelevaba en las casas de acuñación y se enviaba al gobierno Metropolitano (Corona) de España.

 

Ahora que conocemos mejor la Historia de China, nos enteramos de que la mayor parte de esa plata de uno u otro modo no terminaba en España ni en Europa, como dice Galeano, terminaba en China.

 

Durante los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, China era la economía más grande del mundo.

 

Justo en esa época de la España minera, principio de la Dinastía Ming, China remplazó por monedas de plata el papel moneda que circulaba hasta entonces en China. Los comerciantes ingleses que tenían un monopolio del té chino que se exportaba a Europa debían pagarlo en plata, porque la economía china era autosuficiente. Como las minas de plata europeas estaban exhaustas, los ingleses necesitaban la plata americana para continuar su lucrativo comercio con China.

 

Por ello insistían en posicionarse cerca de la América Española para comerciar con ella a cambio de su plata. para pagar luego lo que comprasen a China. Así insistían comerciar con la América Española para obtener una parte de esos 4/5 de la producción argentífera que circulaba allí. En Utrecht exigieron un Barco de alzada frente a Buenos Aires y su apoyo a la anexión por Portugal de la Banda Oriental del Rio de la Plata. Esas estratagemas miraban a obtener plata para comerciar con China que no aceptaba otra forma de pago.

 

El latinoamericano debe identificarse con su pasado inalterable, porque esa enemistad entre conquistadores siempre predatorios y pacíficos nativos simbolizada por Lautaro y sus araucanos, nunca existió.

 

Los míticos araucanos en realidad eran los mapuches; que nunca fueron mansos. Los mapuches estaban lejos de ser el dulce y pacífico Buen Salvaje que imaginó Montaigne. Eran bastante bruscos; entre otras cosas desollaban vivos a sus prisioneros, luego le amputaban miembros que asaban y devoraban en su presencia mientras moría desangrado.

 

Mucho antes de Almagro o Valdivia, bajo el reinado de Huayna Capac los Incas invadieron el Valle de Chile. Llegaron hasta el rio Maule. Allí tuvo lugar una batalla con los mapuches que duró 3 días hasta que las tropas del inca se retiraron.

 

Desde ese encuentro, los incas llaman a los mapuche araucanos, nombre que en quechua significa enemigos. De allí viene que los españoles también los llamaran araucanos. La gran mayoría de los nativos americanos eran del nivel cultural de los mapuches y sus vecinos suramericanos y caribeños. A ellos me refiero con detenimiento en un trabajo titulado: Las culturas menores de la América nativa” (Punto Rojo, Sevilla-2021)

 

Almeria 12/03/2021

 

 

 

https://www.alainet.org/pt/node/211408?language=es
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