Como si fuera parte del paisaje político, pasó de noche para los medios de comunicación la comparecencia del general almirante y del general secretario, así como del titular de Seguridad Pública y Protección Ciudadana ante la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Senadores, para realizar un debate auténtico, no las acostumbradas simulaciones negociadas, y del cual me enteré el viernes 1, por la transmisión en vivo del Canal del Congreso.

El hecho en sí no tiene precedente en la historia de las fuerzas armadas, con todo y que aquí se registró uno de los foros organizados durante enero por la Cámara de Diputados, en el que participaron el divisionario Luis Cresencio Sandoval y el almirante José Rafael Ojeda, con legisladores y representantes de organismos de la sociedad civil. Recuerdo la impresionante humildad de Ojeda Durán ante sus arrogantes interlocutores: “¡Ténganos confianza!”

Mas la reunión realizada en el Senado rompe la rutina que consistía en que los legisladores acudían a la Secretaría de la Defensa Nacional. Sí, son sólo formas y símbolos, pero que medio exhibían (porque los medios lo ocultaban) a políticos subordinados al poder castrense. Con el gobierno de la cuarta transformación esas arcaicas prácticas pasaron a formar parte del pasado.

Los tres comparecientes rechazaron que la Guardia Nacional signifique la militarización del país y reclamaron a senadores de la fragmentada e ineficaz oposición, que se desconfíe del papel de la milicia.

Para el titular de la Secretaría de Marina es ofensivo el señalamiento de que se militarizará el país. Reconoció que “las fuerzas armadas han cometido errores, pero también han puesto los muertos (…) Nos aventaron a estas batallas sin ningún entrenamiento ni nada por el estilo y hemos ido aprendiendo. Nos ha costado vidas; tenemos a muchos elementos en las cárceles por cometer errores, pero ustedes pueden constatar que estamos dando solución a los problemas”.

Y concluyó: “Nosotros no permitiríamos una militarización, porque somos institucionales, democráticos. No somos políticos, pero somos ciudadanos y así como ustedes hablan de que sienten el pulso de la sociedad, nosotros, los militares, lo sentimos también y más que ustedes”. Vaticinó que la creación de la GN “es la oportunidad para que, finalmente, los militares regresen gradualmente a sus cuarteles”.

Retorno que Alfonso Durazo anunció que comenzará en 2023. Y reiteró que de no aprobarse la creación de la GN, el gobierno retirará al Ejército del combate al crimen organizado. “Sería una decisión difícil, pero por encima de la dificultad está nuestro compromiso de respetar la Constitución. Pero, la resolución está en el Congreso”.

El general y el almirante exigieron a los senadores “dejar de lado las simulaciones, ya que sin tener el marco jurídico desde hace 18 años se dedican a combatir la delincuencia, la inseguridad y la violencia”. Es decir, violentando la Constitución, como prefieren muchas voces para que “el país no se militarice”.

México está militarizándose desde que el charrismo sindical fue impuesto con el auxilio de tropas a Miguel Alemán (1946-52) y las luchas de los ferrocarrileros, telegrafistas y profesores de 1957-59 fueron aplastadas por el Ejército, con Adolfo López Mateos.

Y lo obvio fue lamentado por Sandoval González, el reiterado reconocimiento para la labor del Ejército por lo hecho en los años recientes en la lucha contra el crimen organizado, “pero gran desconfianza para lo que queremos hacer (…) Ello es incongruente”. El debate está en curso y no se vale volverse a equivocar.

Eduardo Ibarra Aguirre

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