Aníbal Quijano (1928-2018), negritud y la colonialidad del poder
- Opinión
El jueves 31 de mayo nos levantamos con la noticia de que Aníbal Quijano ya no estaría más con nosotros. Se fue a descansar para siempre. El pensador nonagenario nos dejó un enrome legado teórico, el cual se articula en torno al concepto de colonialidad del poder. Días atrás, mi amigo y colega Manuel González me habló sobre la iniciativa de la Asociación de Estudiantes (MIFE) de la Facultad de Educación (UP) de organizar una actividad sobre la negritud, teniendo en cuenta que, en mayo se conmemora la “etnia negra” según la legislación vigente. Inmediatamente le señalé la necesidad de incorporar el concepto de colonialidad del poder para comprender críticamente las distintas formas de discriminación, segregación y dominación de negros y negras. Le señalé, además, la necesidad de un marco teórico que lo permitiera. Otro elemento indisociable es la Historia. En particular, la necesidad de un fundamento histórico. Justamente me encontré para esas fechas, al historiador Mario José Molina que había publicado en el 2011 su pionero trabajo: La tragedia del color (véase: Gerardo Maloney, La tragedia del color en el Panamá Colonial (1501-1821), 27-5-18, La Estrella de Panamá) y hablamos de su texto. Les propuse a los organizadores el tema de la colonialidad del poder y la tragedia del color. En fin, la actividad fue un éxito. Contó con la participación de la comunidad rasta en Panamá, (véase: Juvenal Eduardo Torres, El movimiento Rastafari en Panamá, 13-5-18, La Estrella de Panamá) los cuales estuvieron conscientes y anuentes al concepto de Quijano.
Nos propusimos pensar desde sus hipótesis la dinámica de la actividad en cuestión. Como loor al maestro Quijano, repasaremos sucintamente este concepto que nos ayudó a comprender de una forma crítica la tragedia del color en Panamá. Por supuesto, con la ayuda de autores panameños como Armando Fortune, George Prestley, George Westerman, Alberto Barrow y Gerardo Maloney entre otros y otras. En síntesis, la colonialidad del poder es: “uno de los elementos constitutivos y específicos del patrón mundial de poder capitalista. Se funda en la imposición de una clasificación racial/étnica de la población del mundo como piedra angular de dicho patrón de poder y opera en cada uno de los planos, ámbitos y dimensiones, materiales y subjetivas, de la existencia social cotidiana y a escala societal. Se origina y mundializa a partir de América”. Este patrón se reproduce con sus especificidades en lo largo y ancho del mundo.
A lo largo de la historia panameña, con respecto a la negritud, entendida como tragedia del color, hemos visto cómo se articuló este patrón mundial. Esta periodización, la tomamos de G. Maloney, primero: “El camino de Cruces. Período colonial que corresponde a la fase del Capitalismo Mercantil. La explotación se basa en la utilización de energía animal y la fuerza de trabajo humana esclavizada”. El cómo fueron transportados, vendidos, cosificados y contabilizados como cabezas de reses, es una representación de ese patrón.
Segundo: “El ferrocarril. Siglo XIX (1855). Fase de expansión monopólica del capital, basada en la utilización de fuerza de trabajo asalariado”. La migración tuvo lugar cuando los negros fueron esclavizados en Jamaica. Es precisamente de allí dónde provenían en su mayoría los trabajadores del ferrocarril. En otros términos, son obligados a inmigrar y vivir penurias en otros lugares. El desarraigo también forma parte de la tragedia del color.
Y, tercero: “El Canal de Panamá: Tercera forma de explotar geográficamente al Istmo de Panamá que corresponder a la fase de desarrollo imperial del capitalismo, siglo XX. Se basa en la utilización de energía eléctrica y en la fuerza de trabajo asalariado”. Pese al cimarronaje como rebeldía hasta las declaraciones por los derechos humanos (Declaración Universal de los Derechos Humanos y Conferencia de Bandung) por la inclusión, subsiste la segregación; un caso de división racial de la sociedad en el contexto de la construcción del Canal fue el Gold Roll y Silver Roll, se le pagaba a los negros con monedas de plata, mientras que a los blancos con oro. Además de otras segregaciones como playas exclusivas para blancos.
En conclusión: la colonialidad del poder traspasó los cuerpos de la negritud. La huella del látigo del amo se mantiene, mutando en nuevas formas, a veces sutiles otras no tanto. No está de más recordar la importancia de la diversidad para un mundo mejor.
Abdiel Rodríguez Reyes
Investigador y profesor en la Facultad de Humanidades (UP).
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