¿Qué rumbo para la educación local y regional?
- Opinión
3ª y última parte
Vivimos en México y en prácticamente toda la Región –salvo Costa Rica, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Uruguay y otros en menor nivel- un proceso educativo cuyas metas se expresan en visiones-misiones teóricamente de cambio, en la práctica de y consolidación de modelos de desarrollo altamente dependientes de la economía transnacionalizada, al servicio de los intereses privados. El mercado por encima del Estado.
En algunos sitios, como el que vimos en la entrega anterior, los encargados al más alto rango de la aplicación de las políticas públicas educativas, son neófitos en tema tan sustancial. Éste requiere de personas con amplia especialización en educación, sensibles y conocedores de las necesidades de pueblos pobres, incluso en la miseria; funcionarios con un equipo de trabajo que posea una concepción de país libre, soberano, colaborativo con sus semejantes y para cuyos gobiernos lo fundamental en la educación sea el niño, en su calidad de ser humano, para la búsqueda de su desarrollo integral.
Un proceso educativo que fortalezca la identidad. El niño al nacer recibe un nombre, se integra a una línea familiar que es parte de una comunidad, generalmente con una genealogía que responde a una religión –o a varias- con una cosmovisión definida en el tiempo y la relación con el resto de comunidades y pueblos, hasta conformar la nación. La suma de tales identidades, hermanan la nacional con una sumatoria regional, en nuestro caso Latinoamericana y Caribeña.
La educación aprovecha esas circunstancias y las fortalece en el camino adecuado a los intereses que los gobiernos exponen en sus políticas públicas educativas. Estas pueden ser para formar amanuenses al servicio de las transnacionales y por esa ruta a no buscar caminos propios que aprovechen las capacidades con que nacemos e hicieron de nuestras antiguas civilizaciones, pueblos portentosos, creadores de tecnologías y ciencias, poseedores de culturas supremas.
Los niños nacieron, son y serán lo que fueron sus padres, abuelos y demás antecesores, sin superar caminos recorridos por aquellos, si continuamos por rutas de formación de trabajadores serviles, sin criterio propio.
Una educación para la vida de crecimiento individual, desarrollo de una personalidad que entienda e interprete porqué nacieron allí y como fortalecerán una identidad que tiene siglos de antecedentes, siempre buscando el bienestar familiar, de sus comunidades, su nación y el conjunto de países con historia similar y padecimientos a superar, en una ordenada relación con el ambiente y su adecuado trato para preservarle.
Esta es la única forma educativa que puede ser aceptable en toda la Región: sentirse mexicano, beliceño, guatemalteco, argentino, uruguayo, cubano haitiano o dominicano, experimentando el vibrar en conciencia, la fuerza de la conjunción de etnicidad existente, camino señero y plural para la felicidad local y regional a que tenemos derecho.
Pero llegar a esa construcción pedagógica –aprovechando diversos conceptos de especialistas con antecedentes planetarios y locales- y definir las metodologías de la enseñanza, los currículos por nivel educativo y los instrumentos idóneos para la enseñanza, requiere de un trabajo cuidadoso y de consideración social.
Sin la participación de los involucrados en el proceso educativo –el trípode de la educación: alumnos, padres o tutores, maestros o guías- no es posible crear ningún Plan, programa, sistema o como se le desee llamar, que sirva para los altos fines de la vida en comunidad. Ver: http://dubrieldice.blogspot.mx/2013/06/el-tripode-de-la-educacion.html
http://www.alainet.org/es/articulo/172946 (ver serie sobre el Trípode)
Tal derrotero tiene entre sus metas, el desarrollo de estrategias para impulsar la promoción de valores que constituyan y cobijen una sociedad colaborativa. Estará en la interpretación y resguardo interno -en cada ser humano- de la tolerancia, el entendimiento y la confrontación dialogada de ideas, junto al conocimiento en fuentes serias y comprobables, de los problemas del país y el estudio de fórmulas construidas con participación social, para avanzar en busca de su atención puntual y con resultantes sociales positivas.
La educación debe estar involucrada, inclusiva y participativamente, en la atención de asuntos de la seguridad interna e internacional. Para ello pugnará por que la formación, investigación y extensión educativas, se correspondan con las necesidades de relación con la sociedad, en el progreso de un grave asunto estratégico de nuestra organización social: el conflicto armado de prolongada duración, para con su aporte popular y sumativo, logre la construcción de la paz para mover la realidad hacia la sociedad plural, comprensiva, sin exclusiones y democrática por la que todos pugnamos.
Puebla, Pue. 26-marzo-2018.
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com
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