¿Quo vadis, Ecuador? (I)
- Opinión
Primera parte
La puja electoral Opción 2017, cumplida el pasado 19 de febrero, arrojó como resultado medular las victorias de Lenín Moreno, delfín del caudillo neogarciano Rafael Correa, y de Guillermo Lasso, conservador-modernizante y líder del movimiento Creo.
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Tal dictamen de las urnas significa que el 2 de abril próximo –fecha del ballotage presidencial- el Ecuador haya de dirimir su futuro entre dos variantes político/económicas pro establecimiento. Más concretamente, entre la propuesta del gubernamental Alianza País consistente en dar continuidad, con algunos retoques, al exangüe modelo de desarrollo intervencionista y recolonizador inaugurado el 2007 (mixtificado a partir del 2014 con medidas de inspiración neoliberal) y el proyecto de tesitura liberal ortodoxa publicitado por la convergencia Creo-Suma.
Prueba de lo anterior sería, por un lado, que los dos postulantes coinciden en gestionar sus potenciales administraciones con la boya supuestamente salvacionista de la inversión externa y la apelación a la bondad de los acreedores en las inevitables renegociaciones de los colosales adeudos del Fisco ecuatoriano; y por otro, la similitud de los candidaturas en sus promesas electorales para “los de abajo” (miles de viviendas populares gratuitas, cientos de miles de empleos, incremento del bono de la pobreza, universidades públicas por doquier, condonación de las obligaciones los campesinos con la banca estatal, etc., etc.), incosteables para una economía al filo de la insolvencia.
Más allá de la común retórica del cambio y los anzuelos electorales esbozados, la realidad sin tapujos del Ecuador contemporáneo es que, tanto por la extracción burguesa, pequeñoburguesa o mixta de las candidaturas de marras, como en razón de la calamitosa situación económica y financiera que heredará el país de los días de vino y rosa del maximato correísta, cualquiera sea el nuevo inquilino de Carondelet tendrá que alinear sus decisiones con el libreto recesivo y mercadofílico de los altos mandos del imperialismo globalizado y la tecnocracia a su servicio.
Concretamente, lo expuesto significa que, agotado el nuevo boom petrolero y extenuadas las fuentes de financiamiento “fácil” para proseguir con una modernización capitalista refleja y apariencial, así como en ausencia de una resistencia unificada de los sectores proletarios, subproletarios y populares, la dominación externo/interna buscará reeditar en estas latitudes una realpolitik de sustrato darwiniano, con su conocido correlato de “socialización de las pérdidas y mayor privatización de las ganancias”. Es decir, retomando la política económica que se instrumentara en estas latitudes con posterioridad a la muerte-asesinato del presidente Jaime Roldós y que tuviera una primera culminación catastrófica con la abdicación de la soberanía monetaria y el enconcertamiento de nuestra economía al dólar estadounidense decididos por la bancocrática administración de Jamil Mahuad, actualmente huésped de Harvard University.
En los días que corren, agotado el intervencionismo pro monopólico del correísmo y dada la urgencia de equilibrar el Presupuesto estatal del presente año –desfinanciado en unos 13 mil millones de dólares, aproximadamente el 50 por ciento del total- estamos, a no dudarlo, en vísperas de una nueva reestructuración subordinada conforme al diktat de organismos internacionales como el FMI (Fundamentalismo Monetario Internacional) y el Banco Mundial cuyas recomendaciones cortoplacistas comprenden la reducción de sueldos y salarios, la liberalización de precios, los despidos masivos de empleados públicos, la elevación de los tributos indirectos y las tarifas de los servicios básicos…, y de mediano y largo plazos como la reducción-eliminación de tributos al capital, la suscripción de tratados de integración-desintegradora como el suscrito recientemente con la Unión Europea y en vías de cristalización con Corea del Sur, el fomento de la devastadora megamineria, la privatización de la seguridad social, la subasta del patrimonio físico y energético de la nación, entre otras.
A modo de colofón
No existe una estrategia-modelo económico neutro. No se puede servir a dos amos, enseña la sabiduría bíblica. O se está con los de arriba o se está con los abajos.
En su texto testamentario “América Latina, el neoliberalismo ‘sin rostro humano’”, el malogrado compatriota Agustín Cueva condensó su visión futurista de nuestros pueblos en la surrealista imagen de un mendigo condenado a sobrevivir con la venta de drogas y órganos vitales”.
Tal sería el salario de una modernización capitalista mal concebida y peor instrumentada, inferencia válida también para los socialismos burocráticos,
¡Qué hacer? ¿Es posible modificar el futuro en estos tiempos de redivivos totalitarismos?
Mar.2/2017
Especial para ALAI
René Báez
International Writers Association
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