Una estrategia para amañar el mercado de alimentos?
- Opinión
A medida que la ofensiva del neoliberalismo avanza y se eliminan las medidas de protección para los mercados locales tales como los aranceles y los cupos de importación, las potencias industriales ponen la mira ahora en medidas cualitativas tales como las reglamentaciones relativas a la inocuidad de los alimentos para continuar sesgando así el mercado a su favor. En materia de sanidad animal y vegetal, tanto Estados Unidos como
Corea del Sur es una de las naciones que se ha visto severamente afectada en los últimos tiempos por la estrategia estadounidense de utilizar las políticas de sanidad animal y vegetal para afianzar el control empresarial corporativo de EEUU en todos los países que se lo permitan. En marzo de 2007 se firmó un acuerdo bilateral secreto sobre organismos genéticamente modificados (OGM o transgénicos), lateralmente a la ronda final de negociaciones del TLC EEUU-Corea del Sur.[1] Ese acuerdo debilita sustancialmente la capacidad de Corea del Sur para regular el ingreso de transgénicos de origen estadounidense (ver Recuadro 1). No es sorpresa entonces que
Cuando la tinta de las firmas del acuerdo sobre transgénicos apenas se estaba secando, ya empezaron a aparecer componentes de cultivos transgénicos de origen estadounidense en las provisiones de alimentos de Corea del Sur. Hasta ese momento las leyes sobre transgénicos, y específicamente las normas de etiquetado habían impedido básicamente el ingreso de transgénicos al país, excepto algunos utilizados en raciones para animales, aceites de soja y salsa de soja.[2] Pero a finales de abril de 2008, apenas cinco meses después que Corea del Sur hubiera comenzado a aplicar el Protocolo de Bioseguridad de
Corea del Sur no es el primer país que renuncia a su derecho soberano de fijar su propia política sobre alimentos transgénicos, tras las presiones de EEUU. Tanto India como
Pero los transgénicos son sólo uno de los componentes de la agenda general, más amplia, de prioridades de las grandes empresas en materia de sanidad animal y vegetal, que se está viabilizando a través de canales bilaterales encubiertos a puertas cerradas. Esa estrategia se la conoce con términos en clave como “basado en la ciencia”, “equivalencia” y “armonización”. Pero realmente es imperialismo económico y cultural. Eso es muy claro y evidente en el caso de Corea del Sur.
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Víctimas de la aplanadora industrial cárnica
Como muchos otros países del mundo, Corea del Sur impuso en 2003 una prohibición total a las importaciones de carne de origen estadounidense, cuando un caso de encefalopatía espongiforme bovina (EEB o BSE por sus siglas en inglés, también conocida como ‘enfermedad de las vacas locas’) fue detectado en una res en Estados Unidos. La industria estadounidense de la carne se disgustó mucho, ya que Corea del Sur constituía su tercer mayor mercado de exportación. En 2006 los funcionarios de comercio de EEUU obligaron al gobierno surcoreano a reabrir parcialmente sus fronteras al ingreso de carnes estadounidenses, como prerrequisito para las negociaciones del TLC EEUU-Corea del Sur.
Desde entonces, Estados Unidos está embarcado en una ofensiva para recuperar sus valiosos mercados de exportación de carnes en Corea del Sur y otros países, mediante una estrategia doble que consiste en el establecimiento de su propio sistema de inspección de sanidad animal, consiguiendo luego que el resto del mundo lo acepte como seguro. Dado que EEUU examina por
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El dictamen de
Convulsión social
El 18 de abril de 2008, con el TLC ya firmado pero pendiente todavía de la necesaria ratificación parlamentaria en ambos países, el nuevo presidente electo de Corea del Sur Lee Myung-Bak voló hasta Camp David en Estados Unidos para reunirse con George Bush. Allí mismo, lateralmente, el representante surcoreano de agricultura aceptó un conjunto de demandas muy detallado del gobierno estadounidense, con el fin de resolver el asunto del bloqueo a las exportaciones de carne de ese origen y allanar así el camino para el TLC: es una lista que consta de seis páginas de requisitos de importación de carnes, que básicamente le garantiza a EEUU todo lo quiere, y más.[9]
Ese protocolo sobre carnes abre las fronteras de Corea del Sur al ingreso de casi cualquier tipo de carne vacuna proveniente de Estados Unidos, y restringe enormemente los controles y medidas correctivas a disposición del gobierno surcoreano en caso de existir sospecha de problemas. Sumado a la revisión de las normativas internas de EEUU sobre qué no se le puede dar al ganado y los animales de granja como alimento (la prohibición asociada a las raciones para animales conocida como ‘enhanced feed ban’) –a la que queda sujeta el protocolo– el acuerdo debilita severamente las normas de sanidad e inocuidad de los alimentos que protegen a los consumidores surcoreanos.[10] El presidente de R-CALF, un grupo de incidencia de los ganaderos de Estados Unidos, describe con franqueza cómo afecta a los proveedores esa prohibición: “Esta prohibición de ciertos tipos de raciones sigue siendo más débil que cualquiera que se aplique en otros países que buscan controlar y mantener a raya
El protocolo de las carnes ha generado mucha convulsión en Corea del Sur, ya que los surcoreanos simplemente no quieren que se les obligue a tomar esos riegos.[11] Varias ciudades se han visto sacudidas por manifestaciones nocturnas, algunas de las cuales han movilizado más de 100.000 personas, y los sindicalistas están pensando frenar con sus cuerpos el desembarque de cualquier cargamento de carnes vacunas de Estados Unidos. En un intento vano de calmar los ánimos, ambos gobiernos firmaron un nuevo protocolo de entendimiento mutuo según el cual Washington reconoce el derecho de Seúl a frenar las importaciones de carnes vacunas estadounidenses –pero sólo en caso de registrarse la presencia de
Otros casos además de Corea del Sur
La experiencia que le ha tocado vivir a Corea del Sur no es única. Varios otros países ya claudicaron ante las presiones y han renunciado a su derecho a definir sus propias reglamentaciones en materia de inocuidad de los alimentos aplicables a las importaciones de carnes de origen estadounidense, referidas no solamente a
El TLC de Estados Unidos con Marruecos sentó un primer precedente. Marruecos bajó drásticamente los aranceles, y luego accedió a aceptar los certificados de exportación emitidos por inspectores de EEUU como “la manera de verificar el cumplimiento de las normas sobre hormonas, antibióticos y otros residuos” para las industrias cárnica y avícola.[13] Poco tiempo después, en el contexto de las negociaciones del TLC EEUU-Panamá, éste último país aceptó reconocer la “equivalencia” de las inspecciones estadounidenses para las carnes y el sistema de calificación de carnes vacunas estadounidense, y permitir el ingreso de todas las exportaciones de carnes vacunas de Estados Unidos que se ajusten a las normas de
El TLC
En otros países, las empresas cárnicas estadounidenses se han valido de los TLC para apuntarse victorias aún más espectaculares. El TLC de Estados Unidos con Perú es un buen ejemplo que viene al caso. La vicepresidenta de Tyson Foods encargada de las relaciones con el gobierno federal calificó este TLC como “el mejor acuerdo de acceso al mercado para la industria avícola que jamás se haya negociado en un tratado de libre comercio”.[16] Tyson y otras empresas avícolas estadounidenses consiguieron por esa vía no sólo acceso al mercado libre de aranceles para sus muslos de pollo, sino que lograron que el Perú se comprometiera específicamente a aceptar el sistema estadounidense de determinación de la situación sanitaria de un país. Más notable aún es el hecho que el Perú aceptó adoptar las normas sanitarias de EEUU relativas a la inspección de las instalaciones de los frigoríficos y las plantas de procesamiento avícolas.
Eso significa que el Perú y otros países que han firmado acuerdos similares tendrán que permitir ahora que Estados Unidos vuelque en sus mercados sus excedentes de carnes de baja calidad. Las consecuencias para sus industrias locales serán inmediatas y brutales, especialmente para los pequeños productores. Las grandes empresas avícolas de EEUU ya están aprovechando el nuevo acceso al mercado que han obtenido por esa vía para comprar y absorber a productores locales e integrarlos directamente a sus cadenas productivas transnacionales, tal y como hizo Cargill recientemente cuando se apoderó de dos empresas avícolas importantes en Honduras y Nicaragua.[17] Algunas pocas empresas quizás consigan sobrevivir, fusionándose y ampliando sus operaciones en el ámbito internacional. El grupo avícola guatemalteco Multi Inversiones, por ejemplo, se expandió hacia los países vecinos y también hacia el Brasil. Pero es muy poco probable que ninguna de esas empresas pueda utilizar los TLC para establecer presencia comercial en el mercado estadounidense. Aunque los TLC en teoría les brinden a los avicultores de esos países alguna posibilidad de acceso al mercado estadounidense, en la práctica, el sistema de inspección de EEUU tenderá a impedir el ingreso de todos ellos, excepto quizás de los más grandes. Sólo hay tres usinas avícolas de Chile y dos de Costa Rica que están habilitadas y certificadas para exportar a Estados Unidos. En El Salvador, Honduras, Guatemala y Marruecos no hay ninguna. Las fábricas avícolas de México –que es un gran productor avícola que cuenta con un TLC con EEUU– ubicadas a pasitos del mercado estadounidense, pueden obtener la autorización para exportar productos avícolas procesados a EEUU, solamente si éstos son faenados en Estados Unidos bajo inspección federal del gobierno de ese país![18]
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¿Sanidad, inocuidad y seguridad para quiénes?
La hipocresía que entraña todo esto es asombrosa. Cada año, 76 millones de estadounidenses –uno de cada cuatro– caen enfermos por intoxicación con alimentos, y 5.000 mueren por ese motivo.[23] En el transcurso del año pasado solamente, cerca de 200 millones de libras de carne tuvieron que ser retiradas del mercado estadounidense porque no era seguro consumirla.[24] En mayo de 2008 la administración Bush revirtió agresivamente –e ilegalmente, dicen algunos– la decisión de un tribunal que autorizaba a Creekstone Farms, una empresa estadounidense empaquetadora de carnes que quiere comercializar sus productos como ‘libres de EEB’, a examinar a todas sus reses para detectar eventuales casos de enfermedad de las vacas locas. En Washington sostienen que esos exámenes generan “falsas garantías”, pero su preocupación en realidad es proteger a las grandes empresas del sector y evitarles la obligación de tener que llevar a cabo ese tipo de controles.[25] (Y es aquí donde el asunto se torna más complejo. Para fines de 2008, cuando se hayan concluido todos los trámites burocráticos, la industria frigorífica de Estados Unidos va a estar dominada por una empresa brasileña,
En realidad, muchas empresas alimentarias y de comercio minorista de Estados Unidos y Europa ya admiten tácitamente que las normas gubernamentales supuestamente “basadas en la ciencia” son inadecuadas. McDonald’s y otras cadenas de comida rápida le aplican sus propios programas de inspección a sus proveedores de carnes. Y las grandes cadenas de comercio minorista y supermercados como Wal-Mart y Costco disponen de sistemas propios de certificación privada, a través de los cuales se les exige a los distribuidores, procesadores e incluso a los agricultores, cumplir con onerosas normas específicas –empezando por los agricultores, a quienes se les impone el tipo de semillas que deben sembrar (por ejemplo, que se ajusten a
Del mismo modo en que la crisis alimentaria ha puesto al descubierto que la noción de ‘seguridad alimentaria’ ha sido en sí misma cooptada por un modelo que existe fundamentalmente para generar lucro, y no para alimentar a las personas, las escaramuzas actuales en torno a la sanidad e inocuidad de los alimentos ponen en evidencia que el sistema alimentario industrial no tiene nada que ver con la salud. Las normas sanitarias y fitosanitarias deberían versar sobre la salud y la cultura. Y deberían admitir la diversidad –desde la producción hasta el consumo, abriendo espacio para que se respeten las preocupaciones de los consumidores. En lugar de eso, se nos está obligando a aceptar criterios cada vez más uniformes respecto a qué constituyen alimentos sanos e inocuos y cuáles riesgos son admisibles. Esa uniformidad, ya sea que la llamen armonización o integración, está motivada fundamentalmente por las necesidades de las empresas mundiales de agronegocios y las cadenas de supermercados. Las normas vacías de Estados Unidos, donde las reglamentaciones están formuladas para beneficiar a los grupos de presión empresariales, representan un peligro muy real y presente. Pero incluso en
Los desafíos que esto le plantea a los movimientos populares son verdaderamente importantes. Las normas sanitarias y fitosanitarias asociadas a la inocuidad de los alimentos tienen que volver a responder a las necesidades y preocupaciones locales, no a las de la industria alimentaria mundial.
* Este articulo esta basado en un trabajo hecho en colaboración con Christine Ahn del Instituto de
Fuente: http://www.grain.org/seedling/?id=557#_s
Lecturas recomendadas
Christine Ahn y GRAIN, “Food safety on the butcher’s block”, Foreign Policy in Focus, versión actualizada, abril 25 de 2008, http://www.bilaterals.org/article.php3?id_article=11850
GRAIN y el African Centre for Biosafety, “Bilateral biosafety bullies”, Informe, octubre de 2006. http://www.grain.org/briefings/?id=199. También disponible en castellano y francés.
TLC EEUU–Corea del Sur: Peleando en
http://www.fightingftas.org/spip.php?article75
[1] “US–Korea Understanding on Agricultural Biotechnology”, marzo de 2007, http://www.bilaterals.org/article.php3?id_article=11183
[2] El aceite de soja y la salsa de soja se consideran exentos de la exigencia de etiquetado obligatorio porque en sus procesos de producción supuestamente se eliminan las proteínas transgénicas.
[3] “Fears about GMOs”, editorial, Korea Times, Seúl, mayo 1 de 2008. http://www.koreatimes.co.kr/www/news/opinon/2008/05/202_23486.html
[4] Comentarios de Monsanto a la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, sobre el TLC EEUU–Tailandia, abril 8 de 2004, http://www.bilaterals.org/article.php3?id_article=93
[5] Misiva de
[6] Food and Water Watch, “Food safety consequences of factory farms”, ficha informativa,
[7] Además de fragamentos óseos, el tercer embarque de carnes también contenía vestigios de dioxinas superiores a los niveles aprobados.
[8] “
[9] US–Korea Beef Protocol (2008), http://www.bilaterals.org/article.php3?id_article=11988
[10] El alcance del protocolo acordado entre Estados Unidos y Corea del Sur está condicionado por la prohibición estadounidense en materia de raciones para animales, ya que el protocolo hace constar que una vez que se haya hecho pública esa prohibición, Corea del Sur importará carnes vacunas (excepto los contados materiales riesgosos acordados) de ganado estadounidense de cualquier edad, no solamente de reses de 30 meses o más jóvenes. (El ganado de más de 30 meses es más propenso a infectarse con
[11] Según las últimas encuestas, más del 75% de la población surcoreana no está dispuesta a comprar carnes vacunas de origen estadounidense, y más del 80% quiere que se renegocie el protocolo.
[12] Unidad de investigaciones económicas del USDA,”US Poultry Outlook Report – April
[13] Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), “US–Morocco Free Trade Agreement Agriculture Provisions”, USTR, Washington DC, junio 7 de 2004.
[14] USDA, “
[15] Embajada de Estados Unidos en Nicaragua, “Nicaragua: Country Commercial Guide, Chapter
[16] Testimonio ante el plenario del Comité de Recursos Financieros de
[17] Cargill Meats Central America, http://www.cargill.com/about/organization/sun_valley_central_america.htm
[18] USDA, “Eligible Foreign Meat and Poultry Establishments”, http://www.fsis.usda.gov/regulations_&_policies/Eligible_Foreign_Establishments/. México solamente está autorizado a exportar a Estados Unidos productos avícolas procesados que hayan sido faenados bajo inspección federal en Estados Unidos, o en un país que esté autorizado a exportar pollos faenados a Estados Unidos.
[19] “EU ‘strongly committed’ to Mediterranean agriculture”, Food Navigator Europe, diciembre 8 de 2006, http://www.bilaterals.org/article.php3?id_article=6665
[20] Veena Jha, capítulo
[21] Arun S, “Govt asks EU to lift ‘paranoid’ health-related trade barriers”, Financial Express, mayo 10 de 2008, http://www.bilaterals.org/article.php3?id_article=12078
[22] Hasta hace poco, el TLC UE–Chile era la única instancia en que
[23] Centro de Control de Enfermedades, Washington DC, http://www.cdc.gov/HealthyYouth/foodsafety/. Estas estadísticas se refieren solamente a casos reportados.
[24] Recopilación de estadísticas del USDA sobre retiro de alimentos del mercado: http://www.fsis.usda.gov/Fsis_recalls/index.asp. En una oportunidad en abril de 2008 se retiraron del mercado más de
[25] Sam Hananel, “Government asks court to block wider testing for mad cow”, Associated Press, mayo 9 de 2008, http://www.modbee.com/24hour/politics/v-print/story/293615.html.
[26] “Ante la ausencia de un buen sistema de sanidad alimentaria administrado por el gobierno [de Estados Unidos], nosotros nos suplimos con uno propio”, afirma Jeff Lyons, el vicepresidente de Costco encargado de los alimentos frescos, citado en Julie Schmit, “U.S. food imports outrun FDA resources”, USA Today, marzo 18 de 2007, http://www.usatoday.com/money/industries/food/2007-03-18-food-safety-usat_N.htm. Las reglas de
[27] En 2007, EurepGAP –las normas privadas europeas sobre buenas prácticas agrícolas para la producción de alimentos – se transformó en GlobalGAP. Los países en desarrollo están tomando a GlobalGAP como punto de partida y referencia al momento de establecer sus propias normas de producción alimentaria.
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