Cuando la culpa no la tienen los pibes
03/07/2001
- Opinión
Luego de un nuevo aniversario de la tragedia de Once y de la
llegada de la Marcha de los Niños del Pueblo a la Plaza de Mayo,
se nos impone un espacio de reflexión acerca de la actual
situación de la niñez y de la adolescencia en nuestro país.
Un Cromagnon que se llevó a niños y adolescentes, al igual que
jóvenes, llenos de sueños y de ilusiones a pesar de la exclusión
social que sufrían; por lo menos, una buena parte de ellos...
Tampoco podemos olvidar a aquellos que hoy sufren las secuelas
derivadas de la exposición al monóxido de carbono y al cianuro
destilado por el poliuretano de la maldita media sombra, porque
son los sobrevivientes de una tragedia anunciada que, sin dudas,
verán severamente restringidas sus posibilidades futuras.
Por otro lado, una multitud de niños pobló la mítica Plaza,
paradójicamente, en un nuevo aniversario de la muerte del Gral.
Perón: "los únicos privilegiados son los niños"... Nos mostraron
su bronca e indignación por nuestra indiferencia como sociedad y
la del mismo Estado, que sigue perpetuando prácticas muy alejadas
de la Convención Americana de los Derechos del Niño, al igual que
las imágenes de las víctimas de Cromagnon durante la marcha
realizada el día anterior por sus familiares...
Ambos hechos nos llenan de dolor, de bronca, de impotencia... Es
la exposición de la República Cromagnon en todos los sentidos que
demuestra, una vez más, la indiferencia social y estatal hacia
una situación que excede los límites tolerables de cualquier
conciencia que se precie humana y que nos debería llevar a una
renovada exigencia para que se asuman las responsabilidades por
parte de quienes corresponden.
Sin embargo, la actualidad nos sigue hablando de gatillo fácil,
de la muerte de 100 niños y niñas por día, de violencia familiar
y abuso sexual de menores, de seguir mirando para otro lado
mientras todo esto ocurre sin solución de continuidad...
Mientras tanto, muchos dirigentes siguen culpando a los pibes por
su situación, por haber ido a un recital en un local que debía
estar clausurado, porque siguen exigiendo que se respeten sus
derechos violados en forma sistemática por el Estado, ya sea por
la condena a la pobreza perpetua manteniendo el modelo económico
neoliberal o por la deficiente infraestructura de las escuelas.
Sin embargo, ellos no tienen la culpa de la voluntad política que
lleva al genocidio de los colectivos más desfavorecidos de la
Argentina, pero la ciudadanía también tiene su cuota de
responsabilidad cuando no busca las alternativas necesarias para
preservar esa reserva de recursos humanos como la niñez y la
adolescencia.
Las secuelas de Cromagnon y del hambre nos dejarán una parte de
estas generaciones más cerca de una discapacidad que de la
renovación necesaria de brazos para el estudio y el trabajo. Son
generaciones futuras que han sido condenadas a lo aciago, a lo
oscuro de un futuro gracias a la ausencia de políticas
preventivas en lo sanitario y en lo social.
¿ Cuál es el futuro de la Argentina con una niñez y adolescencia
en permanente riesgo de vida ? ¿ Cuál es la salida que puede
ayudar a la recuperación de los sueños e ilusiones de niños,
niñas y jóvenes pauperizados material e intelectualmente ?. Dos
preguntas que debemos respondernos y que debe responder la clase
política en las actuales circunstancias porque nuestro país
necesita de esos brazos para ese famoso y trillado "capitalismo
en serio", para la construcción de un Estado de los Derechos
Humanos... Pero me olvidaba... según el actual modelo, deben
vivir 3.000.000 de argentinos, en lugar de los 37.000.000 más o
menos que habitamos estas tierras, para beneficio exclusivo de
los Macri, de los López Murphy, de las Carrió versión derechista
y por supuesto, a no olvidarse, de quienes siguen pregonando el
viejo lema justicialista en pleno gobierno injusticialista, que
se ocupa de reprimir en lugar de atender las legítimas demandas
sociales, que se ocupa de la demagogia barata para seguir
viviendo de la ciudadanía.
Los pibes no tienen culpa ni responsabilidad. Ellos llegaron a
este mundo por nuestra voluntad, porque hemos elegido que lleguen
pero nuestra responsabilidad como ciudadanos es superar la
inercia impuesta por una dirigencia que piensa más en su
beneficio personal que en el de todos nosotros...
La ciudadanía tiene su parte de irresponsabilidad, al elegir el
camino del atajo, de la joda, la coima y el acomodo que impone
esta puta cultura pero es hora de enmendarlo, de exigir el
cumplimiento de los deberes a los funcionarios que, por acción u
omisión, siguen vulnerando los Derechos Humanos y esa oportunidad
está en las próximas elecciones; por lo menos, hasta no construir
una alternativa diferente a la forma representativa actual.
Si en realidad queremos despojarnos de la hipocresía y, a la vez,
desnudar la de nuestra clase política, comencemos por casa y
ejerzamos nuestros derechos políticos en forma efectiva. Tal vez,
si esto ocurre, algo podamos modificar de esta triste realidad de
oscuras fotografías y de reclamos al viento de nuestros hijos y
de nuestros nietos, como también darles el ejemplo para que
aprendan a defenderse de la maldad enquistada en el poder y a
saber que la dignidad no se pide ni se ruega, tan sólo, se pelea
por ella…
Prof. Juan Carlos Sánchez
Cs. Jurídicas, Políticas y Sociales
(I. S. P. "Dr. Joaquín V. González")
https://www.alainet.org/pt/node/112365?language=es
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