China-Japón: ¿Nueva guerra fria?

13/04/2005
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Beijing y Tokio han entrado a su peor momento diplomático desde el fin de la guerra fría, justo cuando China ha sobrepasado a EEUU como el mayor socio comercial de Japón. Lo que ha empeorado aún más las relaciones son las violentas marchas chinas contra nuevos textos escolares aparecidos en Japón. ¿Tan importante es dicha publicación? ¿Qué hay detrás del nuevo choque entre los dos colosos del Pacífico oriental? El sábado 9 de abril se produjo en Beijing la mayor marcha desde la supresión de la revuelta de Tien An Men en 1999. Esta vez los 10,000 manifestantes no protestaban contra su gobierno sino contra Japón. Otras demostraciones antijaponesas se han producido en diversas partes de China. Lo que exacerba la rabia de las protestas chinas es la reciente publicación de una ‘nueva historia’ para colegiales japoneses publicada por la ultra-derechista editorial Fusosha. Allí se refiere a la masacre hecha por el ejército nipón de 250 a 300 mil chinos en Nanjing (1837-38) como un mero ‘incidente’. Seúl (tradicional aliado de Tokio) también ha protestado porque allí se menciona que las islas Dokdo (o Takeshima en japonés) están ‘ilegalmente ocupadas por Sud Corea’. A ello se suma que cada año el premier japonés acude al mausoleo de Yasukuni donde también se rinde memoria a criminales de guerra. Muchos en Japón consideran que esa reacción es desprorcionada debido a que solo un 1% de los escolares leerían tales textos. Sin embargo, para los enemigos del militarismo japonés ello es un indicativo de que Tokio está cambiando su actitud supuestamente de rechazo frente al pasado colonialista que compartió junto a Hitler. Tras la disputa por los textos escolares se esconden problemas más de fondo. China ha venido creciendo económicamente y apunta a ser en el futuro el principal competidor político y militar de EEUU. Las medidas de restauración del mercado y la empresa privada que tanto han favorecido a capitales norteamericanos y japoneses también han ido creando una nueva élite e intereses empresariales que requieren de nuevos mercados y de un Estado que vele por ello. China ha logrado cierta complementación económica con Japón. Le provee manufacturas hechas con mano de obra muy barata y absorbe alta tecnología nipona. Empero, a medida que China se agiganta económica y políticamente, esta tenderá a chocar con su eterno amigo-enemigo histórico. Hay tres conflictos geo-estratégicos en la agenda: China ha logrado reintegrar a Macao y Hong Kong, y ansía hacer lo mismo con Taiwán, la cual es protegida por Japón y EEUU. Para evitar que Taiwán declare que ya nunca más querrá reunificarse con China, Beijing se viene rearmando y ha adquirido muchas armas de la Unión Europea, algo mal visto por Washington y Tokio. Japón ha empezado un programa de rearme y, por primera vez desde la II Guerra Mundial, ha enviado tropas de ocupación a otro país (Iraq). Existe una disputa por los límites territoriales marítimos entre China y Japón, lo cual hoy se exacerba pues ambos países (quienes son, después de EEUU, los mayores importados mundiales de hidrocarburos) chocan queriendo explotar los yacimientos de gas de su subsuelo. También está la cuestión de la reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Actualmente en éste sólo 5 potencias nucleares tienen asientos permanentes: China, EEUU, Rusia, Reino Unido y Francia. Japón, Brasil, Alemania e India quieren tener un sitio permanente dentro de éste junto a otras dos naciones árabes o africanas. China (quien no quiere dejar de ser la mayor potencia militar y nuclear autóctona del oriente) se opone a ello junto a Italia, Argentina, México y Pakistán, potencias ‘menores’ que temen quedar relegadas. A medida que China va adoptando una economía capitalista y quiera expandirse mundialmente serán inevitables los roces con Japón. Hoy China quiere bailar con su propio perfil en la diplomacia y el comercio mundiales. Está buscando subsanar su añeja confrontación con India sobre la base de delimitar los bordes sobre el status quo (Sikkim para India y que China se quede con las zonas disputadas de Cachemira y los Himalayas) y buscar una complementación económica donde el ‘dragón’ chino provea ‘hardware’ y el ‘tigre’ hindú el ‘software’. China protege a Corea del Norte para evitar que sea atacado por EEUU mientras éste amenaza con lanzar misiles contra Tokio si es agredido. China empieza a penetrar económicamente en Sudamérica (sobre todo en Brasil Chile, Argentina y Perú) planteando invertir miles de millones de dólares, en una zona tradicionalmente hegemonizada por EEUU y en menos medida por Europa y Japón. China y Japón, quienes se encuentran organizando una unión comercial del extremo oriente, han de ir chocando sobre como esta debe desarrollarse. Beijing no quiere a India y Australia en ésta. Los que promueven una suerte de ‘Unión Europea’ o ‘Mercosur’ oriental dicen que es imprescindible una uniformización de sistemas políticos basados en la democracia pluripartidaria y el capitalismo de libre empresa, pero China sigue estando bajo el monopolio político del Partido Comunista y con una economía con mucha intervención del Estado. A 3 lustros del fin de la bipolaridad se abre en el Pacífico oriental una nueva suerte de guerra fría. Al igual que la que hubo entre Washington y Moscú hasta 1989-91, los dos campos polares se basan en modelos socio-económicos distintos. En un lado está una economía planificada bajo la dictadura de un partido único. En el otro un liberalismo económico y político. La diferencia está en que esta vez no se trata de un Partido Comunista que busca mantener su anterior sistema, sino en ir adoptando el del opuesto. Al volcarse hacia el capitalismo, los maoístas chinos están condenados a chocar con quienes les han servido de ejemplo e inspiración (Tokio y Washington) en la pugna por mercados e intereses geo-estratégicos. * Isaac Bigio es analista internacional
https://www.alainet.org/pt/node/111762?language=en
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