Los latinos: una minoría ignorada

08/07/2003
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En Reino Unido cualquier persona que quiera enrolarse en un centro de trabajo o de estudio, generalmente debe llenar un cuestionario donde se le pregunta por su origen étnico. Al aplicante se le muestran más de una docena de casilleros donde debe marcar si es blanco, negro o asiático, o si pertenece a la categoría 'otros'. Hay latinoamericanos en todas estas razas y estas encuestas no permiten identificarlo específicamente. Las cifras publicadas correspondientes al censo pasado (2001) no muestran qué lenguas minoritarias se hablan en los hogares del Reino Unido. No hay cifras oficiales que permitan saber cuántas personas hablan castellano o portugués en estas islas. La única cifra oficial que se sabe es que casi 60,000 estudiantes dieron su examen final secundario escogiendo la materia 'español', la misma que, pese a no ser obligatoria, tiene más alumnos que cursos clásicos como química, física o literatura inglesa. Según este censo podemos inducir que hay unos cien mil residentes de Inglaterra y Gales que han nacido en Latinoamérica (o en hogares hispanos de Norteamérica) y otro tanto oriunda de España, Portugal y las islas Canarias o Madeira. Si multiplicamos este número por tres para tratar de incluir a familiares y segundas generaciones podríamos hablar de unos 300 mil latinoamericanos y otro tanto de iberos. Mas, este contingente puede crecer si se adicionan los indocumentados y transitorios. Según la Home Office el año pasado 120,000 brasileros entraron de paseo al Reino Unido. No sabemos cuántos de ellos se han quedado, pero sí podemos decir que hay muchas empresas que necesitan de trabajadores indocumentados o mal pagados. Miles de latinos trabajan en empleos de limpieza o servicios que los propios británicos no quieren hacer. Personas que sobreviven con seguros de desempleo pueden ganar más que inmigrantes sometidos a tales condiciones laborales. Mientras los que poseen pasaportes de la Unión Europea pueden contar con derecho a empleos y beneficios, los que provienen de los continentes pobres tienen restricciones e impedimentos. Los estudiantes latinoamericanos deben pagar entre 4 y 150 veces más por un curso. En varias universidades la matrícula anual para un extranjero está por las diez mil libras, una cifra varias veces superior a la que paga un ciudadano de la Unión Europea. El caso del Evendine College es patético. Una escuela de inglés cierra abruptamente dejando en la calle y sin matrículas a miles de estudiantes extranjeros. Mas, muchos inmigrantes deben verse obligados a enrolarse en academias a fin de legalizar su situación. En Gran Bretaña se suele hablar de las minorías asiática, afro-caribeña, musulmana, turca, sikh o judía, pero poco se habla de los latinos, pese a que constituimos un número mayor al de alguna de estas colectividades hermanas. El crecimiento latino es de tal envergadura que solamente en dos distritos londinenses (como son Lambeth y Southwark) podemos encontrar más de 120 negocios de este grupo étnico. Hay más de mil negocios iberoamericanos registrados en una guía especializada. Esto, aunque estas cifras no incluyen a numerosas empresas e instituciones, sobre todo de la comunidad portuguesa o fuera de Londres. Existen unas 45 organizaciones comunitarias latinas. La presencia de nuestra colectividad se muestra casi en toda marcha de protesta y en casi toda escuela estatal. Ya hay más de una docena de medios de información gratuitos latinoamericanos. Posiblemente ninguna otra publicación hecha en otra lengua no inglesa tenga la cantidad de lectores que tiene Noticias, el mayor periódico hispano en el Reino Unido. En este verano se realizarán 9 festivales latinos y uno de ellos, el Carnaval del Pueblo, puede reunir 100 mil personas y ser el mayor realizado en otro idioma dentro de Inglaterra. Los latinoamericanos necesitamos organizarnos y crear poderosas instituciones comunitarias. Necesitamos defender nuestro derecho a ser considerados iguales en una sociedad multi-cultural y a que se anulen todas las últimas legislaciones que restringen la inmigración, el derecho al asilo y al trabajo. Los inmigrantes deben ganar igual que los nativos y pagar las mismas pensiones estudiantiles. Las visas de entrada deben ser eliminadas y volver por lo menos a la situación que existía hace unos años. Dentro de la media patriotera existe una campaña para demostrar que los inmigrantes y refugiados quitan trabajos a los locales o abusan de beneficios. Nada de eso. Muchos bancos e instituciones no podrían funcionar si no contratasen la mano de obra barata de latinos y tercermundistas para hacer sus trabajos de mantenimiento y aseo. Los inmigrantes aportan trabajo, producción y libras a la economía. Pareciera un crimen que muchos quisieran emigrar al norte por razones económicas. Sin embargo, nuestro continente fue 'invadido' masivamente por europeos. Las Américas sirvieron para absorber libremente, sin ninguna restricción, a millones de inmigrantes del viejo mundo, con lo cual se solucionaron problemas de pobreza en Europa. Londres, Madrid, París y Lisboa se hicieron grandes metrópolis a costa de explotar la mano de obra esclava e india, así como al aprovechamiento de los minerales y granos extraídos al otro lado del océano. Todos los latinos poseemos sangre europea o de descendientes de esclavos o siervos indios. Los recursos de nuestros países y el sudor de nuestros pueblos o sus antepasados contribuyeron a crear lo que hoy son las grandes potencias. Lejos de quitar empleos y riquezas a los europeos, los inmigrantes fortalecen las economías y han generado por generaciones enormes riquezas para los grandes poderes. Mucho se habla del holocausto que judíos o armenios padecieron el siglo pasado. Sin embargo, un número varias veces mayor pereció con la conquista y la trata de esclavos. Europa jamás sería lo que es sin todo lo que hizo en las Américas. El viejo mundo tiene una deuda moral para con el nuevo mundo. En el mundo de la globalización, las grandes corporaciones piden plena libertad para exportar sus capitales y ganancias por todo el planeta. Sin embargo, lo opuesto ocurre con la mano de obra, que cada vez cuenta con más impedimentos para moverse libremente. Si se quiere cortar causas que provocan la masiva inmigración latina y tercermundista al Norte se debe atacar la pobreza y la impagable y cada vez más creciente deuda externa. Solamente con una fracción de las decenas de miles de millones invertidos en bombardear Yugoslavia, Afganistán o Irak, bien se pudo haber dotado de agua y escuelas a varios continentes pobres. Las leyes que traban la emigración y la integración de los inmigrantes del tercer mundo deben ser dejadas de lado, así como la abusiva deuda externa, que impide el desarrollo de nuestros pueblos, debe ser revisada o desechada. * Isaac Bigio es Analista Internacional. Editorial de Noticias, el periódico de los iberoamericanos de Londres, de Julio 2003.
https://www.alainet.org/pt/node/107844?language=es
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