Resistencia contra el neoliberalismo, el militarismo y la guerra: por
la paz y la justicia social
Ante el continuo empeoramiento de las condiciones de existencia de
los pueblos, nosotros, los movimientos sociales de todo el mundo,
decenas de miles de personas, nos hemos reunido en el Segundo Foro
Social Mundial en Porto Alegre contra el neoliberalismo y la guerra.
Aquí estamos en gran número, a pesar de los intentos de romper
nuestra solidaridad. Nos hemos reunido de nuevo para continuar
nuestra lucha, ratificando los acuerdos del Foro anterior y
reafirmando que "otro mundo es posible".
Somos diversos -mujeres y hombres, jóvenes y adultos, campesinos-
campesinas, pescadores-pescadoras, pobladores de la ciudad, los y las
trabajadoras, desempleadas, estudiantes, profesionales, migrantes,
pueblos indígenas y gente de todas las creencias, colores y
orientaciones sexuales. La diversidad es nuestra fuerza y su
expresión es la base de nuestra unidad. Somos un movimiento de
solidaridad global, unido en nuestra determinación para luchar contra
la concentración de la riqueza, la proliferación de la pobreza y la
destrucción de nuestro planeta. Estamos construyendo un sistema
alternativo y usamos caminos creativos para promoverlo. Estamos
construyendo una alianza amplia a partir de nuestras luchas y la
resistencias contra el sistema basado en el patriarcado, el racismo y
la violencia, que privilegia los intereses del capital sobre las
necesidades y las aspiraciones de los pueblos.
Este sistema conlleva a un drama cotidiano, donde millones de
mujeres, niños y ancianos mueren por hambre, falta de atención médica
y enfermedades prevenibles. Familias enteras son obligadas a
abandonar sus hogares a consecuencia de guerras, de los impactos
provocados por la imposición de modelos de desarrollo modernizadores,
la pérdida de sus tierras agrícolas, los desastres ambientales, el
desempleo, el debilitamiento de los servicios públicos y la
destrucción de la solidaridad comunitaria. Tanto en el Sur como en
el Norte luchas combativas y resistencias reivindican la dignidad de
la vida.
Los acontecimientos del 11 de septiembre marcaron un cambio
dramático. Después de los ataques terroristas, que condenamos
completamente, así como condenamos los demás ataques sobre población
civil en otras partes del mundo, el Gobierno de los Estados Unidos y
sus aliados promovieron una respuesta militar masiva. En nombre de
la "guerra contra el terrorismo", se han vulnerado derechos civiles y
políticos en todo el mundo. La guerra de Afganistán en la que se
emplearon métodos terroristas, se está expandiend a otros frentes.
No es más que el inicio de una guerra global permanente que consolida
la dominación del gobierno de los Estados Unidos y de sus aliados.
Esta guerra revela la cara brutal e inaceptable del neoliberalismo.
Se sataniza al Islam, al tiempo que se exacerba intencionadamente el
racismo y la xenofobia. Y los medios de comunicación y la
información que se vierte promueven un ambiente belicista, dividiendo
al mundo en "buenos" y "malos". La oposición a la guerra es una
parte constitutiva de nuestra lucha.
La situación de guerra continúa desestabilizando la región del Medio
Oriente, dando pretextos para la represión contra el pueblo
Palestino. Movilizarse solidariamente con la gente de Palestino y
sus luchas por la autodeterminación de su pueblo frente a la brutal
ocupación promovida por el Estado israelí es una de las tareas
fundamentales del movimiento. Esto es vital para la seguridad
colectiva de todos los pueblos en la región.
Otros hechos confirman también la urgencia de nuestra lucha. En
Argentina, la crisis financiera fruto del fracaso de la política de
ajuste estructural del FMI, y una deuda creciente han generado una
crisis social y política. Esta crisis provocó protestas espontáneas
entre las clases trabajadoras y medias, contestada con represión que
provocó muertes, cambios en el Gobierno y nuevas alianzas entre
diferentes grupos sociales. Con la fuerza de los "cacerolazos", el
pueblo exigió la satisfacción de sus demandas.
La quiebra de la transnacional Enron ejemplifica la bancarrota de la
economía de casino y la corrupción de empresarios y políticos,
dejando a los y las trabajadoras sin empleo ni pensiones. Esta
transnacional operaba con empresas fantasmas y fraudulentas en los
países en desarrollo y sus proyectos expulsaron a pueblos enteros de
sus tierras y promovieron la privatización de la electricidad y del
agua.
El gobierno de los Estados Unidos, en su afán de proteger los
intereses de sus grandes empresas, se negó con arrogancia a respetar
los acuerdos de Kyoto sobre calentamiento global, los Tratados
Antimisiles y Antibalísticos , la Convención sobre la Biodiversidad,
la Conferencia de la ONU contra el racismo y la intolerancia, la
propuesta de reducir las armas pequeñas y otros tratados
internacionales que demuestran una vez más que el unilateralismo de
los Estados unidos subvierte los esfuerzos de encontrar soluciones
multilaterales a problemas globales.
En Génova, el G-8 falló completamente en su tarea autoasignada de un
gobierno global. Ante la resistencia y la masiva movilización
popular, se respondió con violencia y represión, denunciando como
criminales a quienes se atrevieron a protestar. No obstante, no han
logrado amedrentar a nuestro movimiento.
Y todo ello se da en un contexto de recesión mundial. El modelo
económico neoliberal está destruyendo crecientemente los derechos y
condiciones de vida de los pueblos. Empleando cualquier método para
proteger el valor de sus acciones, las transnacionales realizan
despidos masivos, reducen salarios y cierran empresas, exprimiendo la
última gota de sangre de las y los trabajadores. Los gobiernos
enfrentados a la crisis económica responden con privatizaciones,
recorte de gastos sociales y reducción de derechos laborales. Esta
recesión muestra la mentira del neoliberalismo y sus promesas de
crecimiento y prosperidad.
El movimiento global por la justicia social y solidaridad se enfrenta
a enormes retos: su lucha por paz y los derechos sociales implica
superar la pobreza, la discriminación, la dominación y obliga
trabajar por una sociedad sustentable.
Los movimientos sociales condenamos la militarización de la
resolución de conflictos, la proliferación de guerras de baja
intensidad, así como las operaciones militares planteadas en el Plan
Colombia como parte de la iniciativa regional andina, el Plan Puebla
Panamá, el tráfico de armas y el incremento de los gastos militares.
Los bloqueos económicos contra pueblos y naciones, en particular
contra Cuba pero también Irak y otros países y la creciente represión
contra sindicalistas y activistas.
Apoyamos la lucha sindical de las y los trabajadores formales e
informales y a los sindicatos comprometidos en la lucha por la
defensa de unas condiciones de dignas de trabajo y de vida, los
derechos genuinos de organización, huelga, y el derecho a negociar
contratos colectivos en los distintos niveles para lograr equidad en
los sueldos y condiciones de trabajo entre mujeres y hombres.
Rechazamos la esclavitud y la explotación de los niños. Apoyamos sus
luchas en contra de la flexibilización, subcontratación y despidos, y
demandamos nuevos derechos internacionales que regulen el empleo de
las compañías transnacionales y sus empresas asociadas, en
particular, el derecho de sindicalizarse y disponer de contratos
colectivos de trabajo.
La política neoliberal nos empuja a una mayor pobreza e inseguridad.
Pobreza e inseguridad que genera trafico y explotación de mujeres y
niños, que condenamos enérgicamente y empuja millones de seres
humanos a la emigración, viendo negadas su dignidad, libertad,
derechos y legalidad, por lo que demandamos el derecho al libre
movimiento, la integridad física y un estatus legal en los países de
trabajo. Defendemos los derechos de los pueblos indígenas y el
cumplimiento del Convenio. 169 de la OIT y su inclusión en las leyes
de los respectivos países, así como su aplicación.
Los países del Sur han pagado muchas veces su la deuda externa. Una
deuda ilegítima, injusta y fraudulenta, que funciona como un
instrumento de dominación privando a las personas de sus derechos
humanos fundamentales y con la única meta de aumentar la usura
internacional. Exigimos su cancelación incondicional, así como la
reparación de las deudas históricas, sociales y ecológicas. Los
países que exigen el pago de la deuda están implicados en la
explotación de los recursos naturales y del conocimiento de los
pueblos del Sur.
Agua, tierra, alimentos, bosques, semillas, culturas y las
identidades de los pueblos son patrimonio de la humanidad para la
presente y las futuras generaciones. En este sentido, es fundamental
preservar la biodiversidad. Los pueblos tienen el derecho a
alimentos sanos y permanentes sin organismos genéticamente
modificados. La soberanía alimentaria en el ámbito nacional,
regional y local es un derecho humano básico y lograrlo es clave una
reforma agraria democrática y garantizar el acceso de las campesinas
y campesinos a la tierra.
La cumbre de Doha confirmó la ilegitimidad de la OMC. La supuesta
"Agenda de Desarrollo", sólo defiende intereses transnacionales.
Mediante una nueva Ronda de negociaciones, esta institución avanza en
su objetivo de convertir todo en mercancía. Para nosotras y nosotros
los alimentos, los servicios públicos, la agricultura, la salud, la
educación y los genes no pueden ser patentados. Rechazamos cualquier
tipo de comercio y patentes sobre la vida.
La OMC perpetúa esta agenda, a nivel planetario, mediante tratados de
libre comercio regional y acuerdos sobre inversiones. Mediante la
organización de protestas, amplias manifestaciones y plebiscitos
contra el ALCA, los pueblos denunciamos estos acuerdos como una
recolonización de la región y la destrucción de los derechos y
valores fundamentales sociales, económicos, culturales y ambientales.
Llamamos a reforzar nuestra alianza mediante el impulso de
movilizaciones y acciones comunes por la justicia social, el respeto
de los derechos y libertades, la calidad de vida, la equidad, el
respeto y la paz. Por ello, luchamos:
- Por el derecho a conocer y criticar las decisiones que tomen sus
propios gobiernos, sobre todo, con relación a instituciones
internacionales y porque asuman la responsabilidad que tienen de
rendir cuentas frente a sus pueblos. Mientras que reforzamos la
democracia electoral en todo el mundo, enfatizamos la necesidad de
democratizar los estados y las sociedades y la lucha contra las
dictaduras
- Por la abolición de la deuda externa, exigiendo medidas reparadoras
Contra las actividades especulativas, exigiendo la creación de
impuestos específicos, como la Tasa Tobin, sobre el capital
especulativo y la supresión de los paraísos fiscales
- Por el derecho humano a la comunicación
- Por los derechos de las mujeres contra la violencia, la pobreza y
la explotación Contra la guerra y el militarismo, contra las bases
militares extranjeras y las intervenciones, así como la escalada
sistemática de la violencia. Privilegiamos el diálogo, la
negociación y la resolución no violenta de los conflictos
- Por una Europa democrática y social basada en las necesidades de
los y las trabajadoras y de los pueblos, que incluya la necesidad de
la solidaridad y cooperación con los pueblos del Este y del Sur
- Por el derecho de las y los jóvenes para acceder a la autonomía
social y su derecho a una educación pública y gratuita y la abolición
del servicio militar obligatorio.
Por la autodeterminación de los pueblos, y en especial de los pueblos
indígenas Apoyaremos e impulsaremos la realización de Foros Sociales
Continentales en el año 2002. Sólo la lucha de los pueblos puede
lograr conquistas concretas
En los próximos años uniremos nuestros esfuerzos en las siguientes
movilizaciones comunes tales como Año 2002:
8 de marzo: Día Internacional de la Mujer
17 de abril: Día Internacional de la Lucha Campesina
1 de mayo: Dia Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras
7 de octubre: Día de los y las Sin Techo
1 de octubre: Grito de los Excluidos y Excluidas
16 de octubre: Día Mundial de la Soberanía Alimentaria
10-14 de diciembre: Semana Mundial por los Derechos Humanos.
Las Movilizaciones Mundiales se concentran alrededor de
16 de marzo: Barcelona: Cumbre de los Jefes de Estado de Europa
18-22 de marzo: Monterrey: Conferencia de las Naciones Unidas sobre
el Financiamiento al Desarrollo
17-18 de mayo: Madrid Cumbre de Jefes de Estado de América Latina, El
Caribe y Europa
31 de mayo: día internacional contra el militarismo y a favor de la
paz.
8-13 de junio: Roma, Italia, Cumbre Mundial sobre Alimentación de FAO
21 y 22 de junio: Sevilla, España, Cumbre de los Jefes de Estado de a
UE.
Julio: Toronto y Callgary, Rocky Mountains, Canadá: G-8 Cumbre
22 de Julio: campaña en Estados Unidos contra la Coca-Cola
Septiembre: Johannesburgo (Sudáfrica): Río + 10
Octubre: Ecuador: Foro Social Continental: "Una nueva Integración es
Posible"
Noviembre: La Habana (Cuba) segunda reunión Hemisférica contra el
ALCA
Noviembre - Diciembre: México, Conferencia Ministerial de la OMC
Diciembre: Copenhaguen: Cumbre de los Jefes de Estado de Europa
Año 2003:
Abril: Buenos Aires: Cumbre Presidencial sobre el ALCA
Junio: Thessaloniki (Grecia) Cumbre de la UE
La OMC, el FMI y el Banco Mundial se reunirán en alguna parte y en
algún momento dado.
Allí estaremos!