Puerto Rico espera un corazón de fantasía

27/04/2014
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SAN JUAN, Puerto Rico, 28 de abril de 2014 (NCM) – Tras perder más de 260 mil empleos en apenas 15 meses y un índice de actividad económica que ha seguido marcando la tendencia de baja casi constante iniciada en 2006, Puerto Rico se aferra a las fantasías para mantener la gobernabilidad y tratar de resurgir de la crisis, como un Pinocho que aguardara por un hada protectora que le pusiese un nuevo corazón.
 
Pero las elaboradas elucubraciones de la institucionalidad política y económica no han logrado aplacar a los espantapájaros bandidos de Wall Street, cuyas casas acreditadoras siguieron este mes publicando sus informes de advertencia sobre la posibilidad acrecentada de que esta pequeña nación isleña y colonia de Estados Unidos desde 1898 se quede sin dinero para pagar sus obligaciones.
 
Ante la situación, la institucionalidad política apoyada por la prensa oficialista que sirve para canalizar y controlar grupos estratégicos de resistencia social, guardan los informes demasiado explícitos fuera del alcance de una opinión pública tratada a la usanza de los cuentos infantiles. Así por ejemplo, el gobierno y la oposición discuten si se lograrán o no los 50.000 empleos que prometió el nuevo gobierno, cuando en realidad ya se han creado 236.000 puestos de trabajo, pero se han perdido tantos que al presente el país tiene 46.000 empleos menos que al final del anterior gobierno.
 
Esas cifras, obtenidas del análisis de la base de datos –pública, pero no publicada por la prensa nacional- del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos, son indicativas de una aceleración del deterioro de la situación económica. Así por ejemplo, en el primer trimestre de este año 2014, en Puerto Rico se crearon 41.000 puestos de trabajo, pero se perdieron 61.000, lo que hace que más de la mitad de la pérdida neta de empleos desde diciembre de 2012 se acumulara en los pasados tres meses.
 
En áreas específicas, en la manufactura se crearon 12.000 puestos y en la agricultura 6.000, lo que sirve de testigo estadístico del esfuerzo cotidiano hasta altas horas de la noche en el Palacio de Santa Catalina, sede de la gobernación, y en otras agencias del Estado, así como en el sector privado. Pero durante esos mismos tres meses, el sector servicios, que representa el 34 por ciento de los empleos del país, perdió la cantidad de 17.000 puestos, en el comercio se crearon 5.000 pero se perdió el doble, en la construcción se abrieron 11.000 pero cerraron 13.000, las finanzas sencillamente perdió 6.000 plazas, el transporte subió 3.000 y bajó 7.000 y en el Estado abrieron 4.000 puestos y cerraron 8.000.
 
Las cifras del empleo total, resultan todavía más graves.
 
Al cierre del mes de marzo, la estadística marcó un millón de empleos, cifra que se había alcanzado en 1991, pero entonces en tendencia de subida, mientras que ahora representa una pérdida neta de más de 300.000 empleos desde que se desató la crisis económica en 2006. Las pérdidas sectoriales han incluido 105.000 empleos en el Gobierno, 59.000 en la manufactura, 51.000 en servicios, 42.000 en el comercio, 31.000 en las finanzas y 21.000 en el transporte.
 
En términos de la tasa de participación laboral, la situación se revela todavía peor, pues el nivel actual corresponde al que Puerto Rico tuvo allá para 1981-1982 en medio de una recesión económica.
 
El índice de actividad económica, mantenido por el Banco Gubernamental de Fomento y cuya base era 100 puntos entre 1980 y 1992, llegó a ganar 55,9 puntos adicionales a la altura de 2006, pero entonces comenzó la tendencia de baja casi sostenida que se ha mantenido durante 97 meses con algunos episodios efímeros de alza. En el período iniciado en enero de 2013, ha continuado la tendencia a la baja, con una leve mejoría de septiembre a noviembre pasado, pero volvió al patrón y al cierre de febrero estaba en sólo 27,1 de puntos adicionales sobre la base de cien, menos de la mitad de lo que era en 2006.
 
A la fecha del cierre de esta nota, estaba por comenzar el proceso legislativo para atender una petición de recortes drásticos en el gasto público del Estado, cuyos efectos para reactivar o contraer más la economía están por verse. A tono con el referido estilo de sub literatura en el discurso público, se asegura que esos recortes no conllevarán despidos porque los que quedarán sin trabajos no serán de la nómina regular, sino de contratos.
 
De igual forma, la degradación del crédito al nivel conocido internacionalmente como “basura” ha hecho que los bonos de Puerto Rico sean adquiridos preferentemente por aventureros de las finanzas que ven en este pequeño país una oportunidad dorada para obtener a precios reducidos –hasta 35 centavos por dólar- propiedades públicas y privadas listas para remate. Los nuevos colonizadores económicos se presentan al país como inversionistas que traerán recuperación económica y oportunidades para los asediados capitales nacionales y se le da despliegue mediático a sus reuniones y conferencias en hoteles de lujo.
 
En la otra cara de la moneda, los gremios de maestros lograron detener el descuartizamiento total de su sistema de retiro, cuando el Tribunal Supremo falló que el Gobierno había intentado menoscabar de forma sustancial los compromisos contractuales al hacer retroactiva la ley de reforma sin cumplir las normas de necesidad y racionalidad. Así mismo, el movimiento estudiantil ha vuelto a la carga con paros en diversos recintos del sistema universitario público para advertir al Estado que respete la fórmula autónoma para la asignación de los presupuestos de la Universidad de Puerto Rico.
 
De igual forma que ocurrió con el paro magisterial a principios de año, los paros sucesivos en los recintos de la UPR han contado con el apoyo objetivo de prácticamente todos los estudiantes, profesores y demás trabajadores del sistema. Además, mostraron un nivel alto de organización del movimiento estudiantil.
 
Lo que sigue sin atisbarse en el horizonte es alguna solución práctica que traiga un nuevo corazón que reactive la economía.
https://www.alainet.org/fr/node/85121?language=es
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