Si el Papa Francisco quisiera…
17/03/2014
- Opinión
El gobierno de los Estados Unidos se ha quitado la máscara y se declara sin pudor el principal enemigo del proceso bolivariano de Venezuela y del gobierno de Nicolás Maduro.
Venezuela está afectada por un descarado desate de violencia que provoca muertes y heridos, generados por grupos fascistas minúsculos que han inventado unos mecanismos para aterrorizar a la población con la llamadas “guarimbas”, que consiste en levantar barricadas, destruir locales a pedradas, incendiar vehículos, maderas, basura y sembrar temor y terror a los vecinos, con el ánimo de provocar muertes entre todos los niveles ciudadanos.
A esto se agrega el acaparamiento de productos vitales y el sabotaje a los mecanismos de distribución para exacerbar la impaciencia humana, provocar la desestabilidad del régimen y tratar de convertir a Venezuela en la Siria latinoamericana.
Unasur resolvió, con el beneplácito de Venezuela, enviar a un amplio grupo de Ministros de Estado (Cancilleres) a Caracas para sentar a los representantes de la oposición frente al Gobierno a ventilar y establecer compromisos para entablar un diálogo pacífico y solucionar los puntos conflictivos, que provocan la virulencia en la protesta.
Pero no es seguro que la Unasur pueda, a lo interno de Venezuela, competir con la influencia que ejerce la CIA y el Gobierno de Obama, con plata y persona, en la oposición venezolana, que usa la violencia irracional y ciega, para desestabilizar el país.
Aunque a los Cancilleres de Unasur les sobre legitimidad y capacidad para cumplir el cometido, es obvio que la fuerza y autoridad moral con la que actuarán a lo mejor no es suficiente para detener la vorágine de la violencia ya desatada.
¿Quién podría estar de igual a igual, compitiendo contra esa influencia de Obama y poder llegar a conseguir la paz, la armonía y el dialogo pacifico?
Después de leer un reciente artículo del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Perez Esquivel, nos atrevemos a proponer desde esta modesta columna, que hagamos fuerza y gestiones a todo nivel continental, para que ese sacerdote argentino, que adoptó el nombre simbólico de Francisco, viaje a Venezuela para contrapesar la nociva influencia que desde Washington descaradamente irradia quien defraudó a la humanidad progresista y se alineó con el fascismo internacional: Obama.
Si Francisco quisiera, él pudiera ayudar a cumplir una noble misión de paz, sin parcializarse políticamente, y conseguir evitar que continúe el desangre criminal.
- Alfredo Vera
Para publicarse en EL TELEGRAFO del martes 18 de marzo
https://www.alainet.org/fr/node/84021
Del mismo autor
- La confabulación familiar 10/01/2017
- El lleve de la Perimetral... 13/12/2016
- Un capítulo en falso 18/08/2015
- Un 10 diferente 11/08/2015
- El maicito 04/08/2015
- Poder y corrupción 28/07/2015
- Juego limpio 21/07/2015
- El pensamiento y el corazón del Papa 14/07/2015
- Los vericuetos del diálogo 30/06/2015
- Frustraciones que generan odios 23/06/2015