Barbarie vigente
09/12/2013
- Opinión
La barbarie corresponde a los actos degradados de la guerra, a la violencia sin límite que atraviesa lo mas intimo del ser humano, lo destruye, impide la realización del colectivo. Es lo que está por fuera de toda comprensión humana respecto a lo que alguien ejecuta con sevicia y cobardía sobre otro para destruirlo. Es lo que está impregnado de crueldad sin límite para callar, silenciar, someter, negar, matar al otro. La barbarie contradice lo que hemos aprendido a ser como seres humanos.
Los actos de barbarie reproducen el temor, el terror, el miedo, invalidan la posibilidad de ser como cada uno/a ha luchado ser, construyendo con autonomía su propio destino. Es la degradación del cuerpo y la mente humana en su máximo esplendor. Es aquello que debía estar por fuera del tiempo histórico, de la cotidianidad y de la convivencia humana pero que aun lamentablemente está, existe, es palpable, visible, tiene símbolos que lo anuncian. Sus representaciones son de crueldad, de horror, de sometimiento por temor, es la aplicación del odio y la venganza sobre el cuerpo y la mente del otro. Es lo que resulta perverso, inhumano, doloroso. La barbarie anula, niega, contradice la historia de creación y de potencia humana.
Aun persiste la más cruda barbarie a la hora de gestionar conflictos. La esencia está en que el capital ha desplegado su sustancia de acumulación por todos los lugares, creado ficciones de poder y situado la fuerza por encima del derecho. Los modos de operación de la barbarie están presentes donde hay capitales y poder en disputa y es el capital en manos de sus poseedores el que en su afán de reproducción potencia y activa mecanismos de degradación, muerte y eliminación de adversarios con sevicia, sin límite. Acumular capital y obtener poder son sus motores, a los que se puede agregar una vacía y larga lista de justificaciones que pasan por defender la democracia, hacer patria, liberar del comunismo, defender valores morales, atacar a enemigos creados por las estrategias de las elites y en síntesis matar para alentar la muerte.
Los paramilitares en Colombia, de la mano del narcotráfico y las fuerzas militares regulares con asesoría, recursos y apoyo USAmericano, han producido las más impensadas acciones de barbarie. Han superado con creces otras barbaries, diseñaron formulas de crimen para destrozar a sus enemigos, descuartizaron, desmembraron, llevaron a sus víctimas a hornos crematorios, comieron trozos de carne viva de sus víctimas, realizaron simulaciones de cirugías en cuerpos palpitantes, rompieron vientres de mujeres para sacar sus hijos, quitaron cabezas para jugar al futbol, colocaron incontables toneladas de dinamita para ver por televisión los trozos de metal y carne de sus víctimas, violaron a miles de mujeres en campos y suburbios.
Nada parece creíble, pero todo es cierto, hace parte de estas últimas décadas de un dolor que las telenovelas de los grandes medios convierten en verdades a medias que generan raiting y nuevas ganancias, que a la vez que ocultan convierten a los barbaros en héroes y a sus familias en portadores de derechos de autor. El capital que alienta la barbarie, también alienta la continuidad de la guerra, de ella se sirve el despojo, el destierro, el rédito electoral de las elites de siempre. Detrás de la barbarie, hay financistas, empresarios, militares, sectores políticos y asesinos en serie. Cada muerte produce capital, renta, unos se quedan con las tierras, otros con los animales de pastoreo, otros con las minas, otros con las aguas, otros con los trofeos de guerra otros con las condecoraciones.
La barbarie en Colombia obedece a una política, hace parte de las estrategias del terror que impone el mercado libre, el que no tiene reglas éticas ni consideraciones morales. La barbarie está vigente, se activa cada vez que crece y se fortalece la lucha política y social por el poder y las gentes se llenan de valor para reclamar por su dignidad y derechos. La barbarie, no esta al margen de las decisiones del estado, de sus gobernantes, de sus empresarios, es una herramienta para ejercer el control y la conquista de ganancias, es un mecanismo para desmontar garantías a derechos y reducir las libertades a la libre compra en el mercado, de ahí la inmodificable impunidad que la sostiene. En la lucha contra la barbarie cobra vigencia el papel de los derechos humanos entendidos como procesos de lucha por la dignidad humana y llenar de coraje la vida para enfrentar al miedo, a las técnicas de barbarie y derrotarlas. Crear situaciones de paz y un contexto favorable para que existan garantías de justicia social, sin duda representa el mejor antídoto contra la barbarie y una opción para afianzar la unidad como propósito de lucha política y social.
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