La situación producida por Edward Snowden, un joven ex colaborador como analista informático de los aparatos de la inteligencia estadounidense debieran inquietar al mundo entero. El gobierno de los Estados Unidos viola la privacidad de millones de ciudadanos en todo el mundo, incluido su propio país, en nombre de la “seguridad nacional”. Este acto ilegal es una ofensa a la humanidad toda.¿Quién gobierna ese enorme país que es EEUU? El actual gobierno estadounidense sigue bajo los mismos supuestos paranoides de la “era Bush” en su cruzada contra el terrorismo, convirtiendo la figura de Barack Obama en un títere del “complejo militar industrial y mediático” de este país.
El joven Snowden ha denunciado este tipo de operaciones, poniendo en riesgo su propia vida. La acusación de “traición” es el preámbulo a una eventual pena de muerte en territorio estadounidense. Por el momento, el ex colaborador de la inteligencia americana está retenido como pasajero en tránsito en el aeropuerto de Moscú, solicitando asilo en diversos países. La mayoría de los gobiernos europeos se niegan a aceptar tal solicitud, pues no desean debilitar sus relaciones comerciales y diplomáticas con Washington.
Al igual que en el caso de WikiLeaks, protagonizado por Assange, se pone de manifiesto que en la era de la “Cibercultura”, el espacio virtual de redes se ha convertido, desde hace mucho, en un territorio de luchas y espionaje de los servicios de inteligencia en el mundo entero. El poder de las redes se ha convertido en redes de poder que comprometen a diversos gobiernos, especialmente, al gobierno estadounidense. Así, bajo la ingenua percepción de la “democracias americana”, se juega la verdadera partida en las cloacas imperiales de inmensos intereses económicos y políticos.
La valentía de un hombre ha sido capaz de enfrentar el poder inconmensurable de una potencia imperial, una osadía que bien pudiera costarle la vida. El mundo asiste atónito a la presión de la Casa Blanca para detener a su antiguo colaborador. Se ha retenido al presidente de Bolivia en Austria y se le ha cerrado el derecho a volar por cielos europeos, bajo la sospecha de llevar a Snowden, violando el derecho internacional.
Para vergüenza del gobierno de Obama, irónicamente, Premio Nobel de la Paz, uno de sus ciudadanos se encuentra atrapado en un aeropuerto, perseguido como un paria, desprovisto de su ciudadanía y bajo la amenaza de ser condenado a pena de muerte por el delito de denunciar un espionaje planetario que atenta contra elementales derechos humanos. Estamos ante hechos inaceptables desde el punto de vista jurídico y ético que comprometen al gobierno de los Estados Unidos. Los gobiernos democráticos del mundo no pueden aceptar que un hombre valiente sea condenado a muerte por el delito de denunciar la ignominia.
Álvaro Cuadraes investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. ARENA PÚBLICA. Plataforma de Opinión. Universidad de Arte y Ciencias Sociales. ARCIS. Autor de “A Cuarenta Años: Crónica de un golpe de estado” http://alainet.org/active/63526