Líderes del G-8: Después de 20 años, es hora de escuchar a La Vía Campesina

15/06/2013
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Esta semana en Jakarta, Indonesia más de 400 campesinos de 70 países se reunieron en la VI Conferencia Internacional de La Vía Campesina para celebrar 20 años de lucha por la soberanía alimentaria. Los representantes de 200 millones del fuerte movimiento campesino internacional, construyeron un llamado global de acción para terminar con el hambre, la pobreza, la destrucción ambiental y la injusticia social.
 
Fue un evento extraordinario.
 
Los pequeños productores generan el 70% de los alimentos mundiales y tienen un plan para liberar al mundo del hambre. No se parece a los acaudalados programas de la Fundación Bill y Melinda Gates, al “Alimentando el Futuro” de USAID ni a la “Nueva Visión para la Agricultura” de las corporaciones. La propuesta se llama soberanía alimentaria.
 
La principal diferencia es que La Vía Campesina cree que el hambre la provoca la injusticia, no la escasez. (En el mundo actualmente se produce suficiente alimento para 10 mil millones de personas.) Los campesinos consideran a los pequeños productores como los protagonistas, no como “clientes” en la solución del hambre, la pobreza y el cambio climático.
 
También afirman que: Apoyan a los pequeños productores y no la agricultura industrial; Practican la agroecología, rechazan la “nueva revolución verde” y los organismos geneticamente modificados, OGMs; Exigen la reforma agraria y que cese el acaparamiento de tierra; Rechazan la agenda neoliberal de libre comercio que ha destruido las economías rurales en los últimos 20 años, provocando la insolvencia y migración de millones; y llaman a que terminen todas las formas de violencia contra la mujer, quien de hecho produce la mayor parte del alimento mundial.
 
La brecha entre el creciente movimiento campesino y la solución promovida por el régimen alimentario corporativo no solamente es vasta, sino también separa a actores e instituciones que se oponen diametralmente en quién debe controlar el sistema alimentario mundial.
 
 “Necesitamos una revolución agrícola. Los campesinos deben recuperar del agronegocio el control sobre la agricultura”, afirmó Selene, campesina de África. Edgardo, líder de trabajadores agrícolas de Nicaragua insistió, “ambos modelos no son compatibles. El capitalismo no puede resolver la crisis. Necesitamos un nuevo orden mundial sustentado en la justicia social”.
 
Estas son fuertes afirmaciones de personas quienes deberían estar siendo apoyadas por las principales instituciones de desarrollo… Una razón para ello son los niveles de represión sin precedente que las industrias extractivas como palma aceitera, agrocombustibles y minería han desatado contra el campesinado mundial. Es lo común en áreas como Guatemala y Honduras que el ejército imponga la “modernización” del area rural a punta de pistola.
 
Después de ocho años en Indonesia, La Vía Campesina mueve su secretaría a Zimbabwe. Henry Saragih, coordinador global y director de la unión campesina de Indonesia dijo, “Este año pasaremos la antorcha a África. África es un continente muy importante porque las empresas transnacionales… están acaparando tierra y quieren imponer el modelo de la revolución verde con OGMs. Nosotros en Asia ya sabemos que la revolución verde ha fracasado aquí. Expandimos la solidaridad y la unidad con los movimientos campesinos de África… elegimos un camino de desarrollo que beneficie a los pueblos y los campesinos de África”.
 
Los países del G-8 que actualmente se reúnen en Irlanda deberían escuchar el llamado de los manifestantes a terminar con el hambre. Pero deberían escuchar a los campesinos para garantizar que apoyan la solución verdadera y no sólo los negocios, como siempre hacen.
 
 
- Eric Holt-Giménez, Director de Food First.
(Editorial de The Huffington Post, 13 de junio 2013)
https://www.alainet.org/fr/node/76784
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