Comentarios a la entrevista con Guzmán Böckler: “Izquierdas o derechas, todo a la basura” (IV parte y final)

19/05/2013
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 “Las palabras que son estrictamente verdaderas parecen ser paradójicas”
(Lao Tse)
 
 
“Lo que es uno es uno.  Lo que es no-uno es también uno”
(Chuang-Tzu)
 
 
 
¿Hay  (aún) lugar para el humanismo (1) en  éste siglo XXI?
 
Una idea central deseo dejar planteada aquí, en ésta última parte de esta serie de artículos suscitados a raíz de la entrevista que le fuera realizada al maestro, pensador, ideólogo y revolucionario centroamericano Guzmán Böckler.
 
Esta idea Central es la siguiente: Sin la superación del capitalismo no hay superación de la enajenación (2), y sin la superación de la enajenación no hay humanismo.
 
Esta tesis presupone la idea de que mientras no se supere el modo de producción capitalista no pude hablarse de un humanismo pleno, dado que la esencia misma de éste sistema es el anti-humanismo, la deshumanización.
 
La idea y su problematización no surgen al azar o de la nada. Surgen a raíz de la propuesta de Guzmán Böckler, respecto a la importancia cardinal de re-estructurar nuestra mente, incluso, según su criterio. como una prioridad anterior a la necesidad de reestructurar los movimientos de izquierda.
 
Sin embargo la problematización de la propuesta de origina en el hecho mismo de que somos parte y estamos inmersos dentro de un sistema esencialmente deshumanizador y deshumanizado.
 
Dado que no podemos salirnos del sistema, es dable preguntarnos: ¿Podemos entonces ir avanzando hacia un proyecto humanista o neo-humanista en tales condiciones? ¿No ha sido acaso ésta una aspiración proveniente de los más nobles sentimientos humanos a través de los siglos?


¿No ha sido ésta acaso la utopía inalcanzable que a humillado al ser humano consciente y despierto de todas épocas de la civilización humana?
 
Parce que ante semejante dificultad histórica la única salida posible es de tipo paradójica. Quizá una de las pocas salidas a éste dilema, que nos permita romper el círculo vicioso entre enajenación y capitalismo, entre alienación y sociedad de clases, sea el de emprender un proceso simultáneo de cambios por gradación y por saltos (por reformas y por pequeñas revoluciones), y además, un proceso de transformaciones simultáneas en dos direcciones claramente diferenciadas: transformación de estructuras sociales (necesariamente externas y colectivas), y de estructuras psíquicas, de conciencia (necesariamente internas e individuales).

Lo paradójico consiste precisamente en que tales  transformaciones se produzcan de manera simultánea en forma de revolución (saltos abruptos) y mediante reformas (cambios graduales), pues tal y como se sabe, estas han sido dos categorías históricas, sociológicas y epistémicas completamente diferenciadas y hasta opuestas.
 
Y en la práctica social, política y revolucionaria ha sido un verdadero dilema y quebradero de cabeza. La historia reciente está plagada por una la lucha antagónica de estas dos categorías aparentemente irreconciliables.
 
Ejemplos al respecto sobran. La revolución cubana, China, Rusa, vietnamita y nicaragüense corresponden al primero de ellos (cambios abruptos y violentos); mientras que las experiencias de Guatemala (con Árbenz), Chile (con Allende), República Dominicana (con Juan Bosch), Argentina (con Perón), y en Granada (con el Partido Nueva Joya) entre otros, son expresión de intentos por realizar cambios graduales, con suavidad, pero que no siempre han tenido finales felices.
 
Hace falta al respecto todavía mucha indagación sobre los ritmos de vida socio-histórica de cada uno de éstos dos tipos de procesos, pero en términos generales, parece ser que las vías de transformación por medio de reformas (casos de Guatemala, Chile, Dominicana, Argentina y Granada particularmente), han tenido menos longevidad, teniendo que enfrentar toda suerte de dificultades y amenazas, a menudo, infranqueables, en especial, debido a una respuesta violenta del capitalismo internacional.
 
Sin embargo, todas esas experiencias se produjeron en una época distinta a la presente, en particular, dentro del marco de la “Guerra Fría” y de la lucha por la hegemonía mundial en un mundo bipolar, en donde muchos pueblos y sus fuerzas armadas fueron maliciosamente colocados en posición de enemigos.
 
 Sin embargo, todas esas experiencias se produjeron en una época distinta a la presente, en particular, dentro del marco de la “Guerra Fría” y de la lucha por la hegemonía mundial en un mundo bipolar.
 
Hoy en día (al menos en algunas zonas claramente demarcadas en Suramérica), es posible que se tengan nuevos y más amplios márgenes de maniobra transformativa (en simultánea y paradójica clave de revolución y de reforma), como parecen sugerir las novedosas experiencias de Venezuela, Bolivia y Ecuador, aunque no sin sobresaltos ni conspiraciones internas y externas.


 
La búsqueda de un nuevo humanismo y de una nueva síntesis histórica.
 
Otro aspecto relacionado con lo anterior tiene mucho que ver con la construcción de  nuevos enfoques cosmogónicos, con nuevos paradigmas. Tal y como se mencionó en los capítulos anteriores, el paradigma holístico permite construir una nueva síntesis perceptual, teórica y epistémica  (entre materialismo e idealismo), y en términos de nuevos proyectos civilizatorios, nos puede ayudar a formular preceptos políticos e históricos más integradores, con los cuales podamos desarraigarnos de falsos antagonismos (razones de Estado versus Razones de Mercado, por ejemplo), con los cuales a menudo se ha justificado el menosprecio a los intereses del bien común, y el aplastamiento de derechos elementales a nivel individual y social.
 
Ejemplos al respecto sobran. La revolución china con Mao y la soviética con Stalin ilustran lo primero (imposición de razones de Estado por encima del bienestar social e individual); y la Inglaterra de Margaret Thatcher, ilustra el segundo (la imposición de razones de mercado para justificar la negación de derechos sociales básicos).

La Thatcher llegó incluso al extremo de afirmar (en un alarde de "talibanismo neoliberal), en una ocasión: “No hay sociedades, solo individuos”.  En el otro extremo, Mao, realizó en su momento un sinnúmero de “locuras políticas” (Hobsbwam: 1995) en nombre de la colectivización forzada, que arrasó con derechos individuales que precisamente representaban la principal razón de ser de los ideales forjados por los fundadores teóricos del socialismo.
 
Tan enajenante es una postura extrema como la otra. En ese sentido requerimos de una nueva síntesis, de un punto intermedio y abarcador, cuyo punto de convergencia podría ser no otra cosa sino el "humanismo", un humanismo que muy seguramente solo podrá ser socialista (y no por necedad sino por necesidad... necesidad histórica).


 Realidad y conciencia: la relación dialéctica (y olvidada).
 
Otro aspecto que me parece importante resaltar en relación al paradigma holístico, es que desde ésta perspectiva asumimos que así como la realidad (necesariamente social y material) crea conciencia (una postura enfatizada por Marx pero erróneamente absolutizada por los “marxólogos”), también la conciencia (necesariamente individual), crea realidad (una postura con su dosis de verdad pero también erróneamente absolutizada por los idealistas de toda gama).

Conciencia y realidad. Realidad y conciencia. Lo objetivo/material y lo subjetivo/abstracto. Ambas dimensiones representan las dos caras de una misma moneda: el mundo real. En la jerga de los físicos cuánticos, el "orden implicado" y el "orden explicado" (3).
 
Bajo ésta luz las viejas preguntas: ¿Qué es primero? ¿Qué es lo más importante?, no tienen mayor sentido e importancia. Tal y como Marx muy sutilmente lo insinuó: “somos materia espiritualizada y espíritu materializado” (4).  
 
 
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Post Script:

De manera adicional, hay otros dos aspectos que problematizan la cuestión relativa a las transformaciones sociales e individuales en el contexto del presente siglo XXI. El primero de ellos se refiere al problema del “Sistema-mundo capitalista” (Wallerstein: 1992), y el otro aspecto tiene que ver con el problema del extendido y profundo “relativismo cognitivo” imperante hoy en día en la llamada era “postmoderna” o en lo que otros denominan “modernidad líquida” (5).

Respecto al problema de la virtual “intransformabilidad” parcial de un sistema económico como el capitalista, que se presenta integrado a nivel global, y que se constituye y dinamiza como un todo indivisible y en apariencia imposible de ser transformado a partir de alguno de sus componentes, es decir, cualquier nación o Estado (En otro momento histórico, en los inicios del proceso de la revolución bolchevique a inicios del siglo XX, Trotsky planteaba el mismo problema, bajo el planteamiento de la imposibilidad del socialismo en un solo país). 

Sin negar la contundencia y solidez de tal argumento (es innegable que vivimos en un sistema que se ha transformado en un mundo altamente integrado”), también es cierto que tal planteamiento deja un resquicio de falsabilidad (una mínima posibilidad de ser contrariado), ante el novedoso fenómeno de la actual “fracturación” de ese sistema-mundo, una “fracturación” ("multipolarismo") que aún no sabemos bien si es parte del proceso de desarrollo histórico de éste sistema, es decir, si forma parte de su proceso natural de adaptación y/o reproducción, o si por el contrario, es parte de su proceso de extinción, de desaparición. 

Es muy temprano para saberlo. Con humildad debemos reconocer que desde la perspectiva de la economía política marxista, muchas paradojas del actual capitalismo del siglo XXI nos deja en evidencia carencias teóricas (por ejemplo, ¿cómo explicarnos el tránsito de Rusia y China del socialismo hacia el capitalismo?).

En ningún libro clásico de economía política encontramos respuesta a tan impensable (y en apariencia absurdo), proceso, a no ser que aceptemos la tesis de Raya Dunayevskaya, respecto a que el socialismo todavía no ha existido en ninguna parte. Para ella, el proyecto civilizatorio emprendido por la URSS no era otra cosa sino "capitalismo de Estado" (6).

Pero lo cierto del caso es que el reciente fenómeno ocurrido hoy en día en éste sistema-mundo capitalista, expresado en una creciente “mulltiporalidad”, en la cual los viejos y hegemónicos centros de poder capitalista y financiero se ven desplazados (o al menos sometidos) a la tensión de nuevos competidores (India, China, Brasil y otros, se abren algunas "ventanas de oportunidad", para impulsar (al menos en forma germinal), nuevas formas de producción post-capitalistas (¿el socialismo del siglo XXI?).
 
Ante ello solo nos queda la duda de si este fenómeno es parte de transformaciones intra-sistémicas (parte del proceso natural del capitalismo), o si por lo contrario, representa el tránsito hacia un nuevo sistema, hacia un nuevo modo de producción. Demasiado temprano para saberlo (Hobsbawm; 1995).

 En relación al segundo aspecto de problematización adicional arriba citado y relacionado con el asunto de las transformaciones colectivas e individuales en el contexto del siglo XXI, es el relativo al extenso y profundo “relativismo cognitivo” que hoy en día cunde de manera extensiva y profunda en amplios segmentos de la población del planeta, el cual, según la opinión de muchos teóricos y analistas, es apenas uno de los síntomas más característicos de la llamada “posmodernidad” o de la denominada “modernidad líquida” (Bauman: 200?), cuyo resultado práctico más inmediato y palpable, es, según Zygmunt, la puesta en crisis de la noción de interés común (7), con lo cual, en la práctica, se reafianzaría y profundizaría aún más la enajenación de grandes porciones de la humanidad.
 
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Notas y hemerografía:
 
1.  Humanismo: Menciona F. Braudel, que el autor de "Petrarca y el humanismo", Pierre de Nolhac, ha reclamado para sí el haber introducido el término "humanismo" al lenguaje oficial de la Universidad de Francia en 1886. El término fue probablemente utilizado por primera vez por los historiadores alemanes en 1808. Para Braudel, en su sentido inicial se empleó para nombrar a una ética aplicada a la nobleza humana (nobleza en cuanto a generosidad: nota del autor de éste artículo). Pone el acento en el estudio y en la acción, y reconoce y exalta la grandeza del genio humano y el poder de su creatividad en oposición a la fuerza bruta..." (F. Braudel: "A History of Civilizations": Penguin Books, Londres, 1995, pp. 339-40).
 
2.  Enajenación: Fromm plantea el problema de la "enajenación" en los siguientes términos: (...) "La conciencia y la inconsciencia están socialmente condicionadas. Para él, los únicos sentimientos y pensamientos de los cuales tenemos conciencia son aquellos que pueden penetrar tres filtros: el lenguaje, la lógica y los tabúes. Debido a que éstos "filtros" están socialmente condicionados (es decir, que a lo largo del tiempo han sido construidos para responder a ciertos intereses de ciertos grupos sociales; agregado mío), toda sociedad excluye ciertos pensamientos y sentimientos de ser pensados, sentidos y expresados. "Hay cosas que no solo "no se hacen" sino que "ni siquiera se piensan".

"Cualquier sociedad (sigue Fromm explicando), para sobrevivir debe moldear el carácter el carácter de sus miembros, de tal manera que quieran hacer lo que tienen que hacer (según los intereses de ciertos individuos y de ciertos grupos sociales generalmente privilegiados: Nota del autor del presente artículo). Su función social debe interiorizarse y transformarse en algo que estén obligados a hacer.  Una sociedad no puede permitir una desviación de este patrón, porque si este "carácter social" pierde coherencia y su firmeza, muchos individuos dejaran de actuar como se espera que actúen y la supervivencia de la sociedad en su forma dada estaría en peligro...

(...) "Lo que Freud descubrió (al igual que Marx: agregado mío), es el hecho de que vemos la realidad deformada... Y ello es así, (sigue Fromm) porque "las experiencias que no pueden filtrarse (lo que no está "autorizado", "permitido" o "tolerado" por el sistema y su ideología dominante: agregado mío), permanecen fuera de la conciencia, es decir, permanecen inconscientes".

Sigue Fromm: "La capacidad de actuar de acuerdo con la propia conciencia depende del grado en que se hayan trascendido los límites de la propia sociedad...  (...) Hay otro aspecto que se desprende de las premisas analizadas antes. En tanto que la conciencia representa solo al pequeño sector de experiencia socialmente moldeada y el inconsciente representa la riqueza y la profundidad del hombre universal (el 90 % del contenido total de la psiquis según Jung: agregado mío), el estado de represión (y/o de enajenación: nota: agregado mío), resulta en el hecho de que yo, la persona accidental, social, estoy separado de mí mismo, la persona total humana. Soy un extraño a mí mismo, y en la misma medida todos los demás son extraños para mí.  Estoy separado de la vasta área de experiencia que es humana y yo soy un fragmento de hombre, un inválido que experimenta sólo una pequeña parte de lo que es real en sí mismo y de lo que es real en los demás...".


Sigue diciendo Fromm:
 
¿Qué sucede entonces en el proceso en el que el inconsciente se vuelve consciente?  
 
(...) "Hay grados de conciencia-conocimiento y de inconsciencia-desconocimiento... Cobrar conciencia de la inconsciente y ampliar así la propia conciencia significa entrar en contacto con la realidad, y en este sentido, con la verdad... Ampliar la conciencia significa despertarse, quitar el velo, abandonar la caverna, hacer luz en la oscuridad..." (Budismo Zen y psicoanálisis: D.T. Suzuki y Erich Fromm, Fondo de Cultura Económica, México, 1975: extractos pertenecientes a las páginas 112 a la 115, 117, 118). 
 
3. "Propongo (dice Bohm) que la conciencia está básicamente en el orden implicado como lo está toda materia, y por consiguiente, no es que la conciencia sea una cosa y la materia otra, sino más bien que la conciencia es un proceso material y está ella misma en el orden implicado, como lo está toda materia, y que la conciencia se manifiesta en algún orden explicado, como hace la materia en general" (Renée Weber en Entrevista con David Bohm; en "El Paradigma Holográfico": Ken Wilber, et al. Editorial Kairos, Barcelona, España, 1986, p. 87).
 
4. Citado en palabras textuales, Marx lo dijo en la siguiente manera: "El espíritu nace ya tarado con la maldición de estar "preñado" de materia" (Extractos de "La Ideología Alemana": fragmento integrado en; "Marx y su concepto del Hombre"; Eric Fromm, Fondo de Cultura Económica, México, 1962, p. 211).
 
5. Término acuñado por Zygmunt Bauman. Ver: "Modernidad Líquida": Z, Bauman: Fondo de Cultura Económica, Argentina, Buenos Aires, 2004). 
 
6. Activa militante socialista en los EEUU y estudiosa del marxismo. Amiga de Trotsky y durante una temporada en México fue su asistente personal.  "Raya Dunayevskaya, Filósofa del humanismo marxista"; Eugene Gogol, Editorial Casa Juan Pablos, México, 2006.

7. Para Bauman, los principales resultados que se derivan del mundo actual, altamente fragmentarizado del siglo XXI, son: inestabilidad, impredecibilidad, vulnerabilidad y precariedad. Desde su perspectiva, debido a que prácticamente nadie escapa a tales circunstancias o peligros, ello deviene en un profundo y extenso individualismo, que socava cualquier noción (e intención de práctica) de la solidaridad humana... (Op. cit, pp. 157-8). 


Sergio Barrios Escalante
Cientìfico Social e Investigador. Escritor y Narrador. Editor de la Revista virtual RafTulum. Activista por los derechos de la niñez y adolescencia en la Asociación ADINA.
 
 
 
 
https://www.alainet.org/fr/node/76156
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