Inestabilidad laboral y elecciones

13/08/2020
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Según la última encuesta de empleo (Enemdu), aunque con profuso maquillaje, hay un 1 millón 900 mil 583 desempleados, la cuarta parte de la Población Económicamente Activa (PEA), 7 millones 600 mil personas. La categoría de empleo adecuado está en riesgo de extinción, cerca de 3 mil empresas han bajado el salario en 50% a sus trabajadores y empleados. Casi a 80 mil servidores públicos se les redujo el salario entre 8,33% y 16,6%.

 

En junio de 2019, los desempleados llegaron a 366 mil 163, aunque el gobierno decía que en 2019 había un 4,6% de desempleo, sumado el trabajo no remunerado y el empleo no pleno, llegaba al 6%. A junio de 2020 ni siquiera hay como hacer este cálculo, puesto que con los mismos decretos y normas aprobadas se ha vulnerado totalmente la estabilidad.

 

Si suponemos que 1 millón 900 mil cabezas de hogar quedaron sin empleo, así habrían 7 millones 600 mil personas del grupo familiar sin ingreso. El subempleo pasó de 1 millón 667 mil 278 en diciembre de 2019 (20,3% de la PEA), a 2 millones 620 mil 966 a junio de 2020 (el 34,5% de la PEA). La encuesta sostiene que hay 4 millones 885 mil 385 personas inactivas, dentro o no de la PEA. Por tanto el porcentaje de desempleo que el gobierno sitúa en 9,5%, es altamente cuestionable.

 

En nuestro país, un gobierno y las alianzas con la Asamblea, pueden cambiar la estructura laboral. Sin embargo, durante años las formas conservadoras son las que más se han impuesto. Moreno no pudo cumplir, antes ni ahora, el programa de gobierno que vitoreaba alcanzar 250 mil nuevos empleos. Según Cedatos, Moreno tiene la aprobación del 8% y para Clima Social, apenas el 0,5% califica de buena la gestión de Moreno, número que es más probable que sea un error estadístico. El gobierno morenista, manifiestamente negligente, está golpeado por fuertes casos de corrupción, como la telenovela de la mafia de los Bucaram, ex aliados del morenismo. En esta vitrina morenista, Sonnenholzner quiere capitalizar lo “bueno” del gobierno morenista, pero en estas circunstancias su porcentaje de partida sería inferior al 5%.

 

Los candidatos del correísmo no han aclarado su postura frente al empleo, su bancada ha votado por varias reformas que atentan a los derechos laborales, muchas de mano con el morenismo, menos ocasiones también se han opuesto. Lasso, desde un populismo de derecha, aclama que va a conseguir 1 millón de empleos, sin embargo quiere aplicar políticas similares a las de Moreno; un gobierno de Lasso sería muy parecido al pacto empresarial de Moreno. El candidato que provendría del partido socialcristiano se mantendría en la línea neoliberal de recorte del Estado. Noboa propone la estructura conservadora de las relaciones de dominación en la tierra hacendataria y la apertura a mano de obra barata para las transnacionales. Similar postura tiene el coronel Lucio Gutiérrez. Los candidatos de Pachakutik plantean una reforma a la estructura de dominación sobre la tierra y cuestionan la flexibilización laboral.

 

Para cambiar la estructura laboral es necesario transformar el Estado anoréxico y fallido que ha entregado los recursos naturales al saqueo de las transnacionales, que flexibiliza a los trabajadores de todos los estratos, calificados y no calificados, cuando el despido se ha convertido en la decisión diaria del patrono estatal y privado. En una primera parte, hace falta la regeneración del tejido social y económico desde los derechos matrices de la Constitución, los principios laborales consagrados en los tratados internacionales, privilegiando la vida, la salud, la familia, el trabajo, como perfeccionamiento humano por sobre la ganancia, para conservar el empleo y los derechos existentes y eliminando el trabajo infantil. En una segunda parte, hace falta una alianza entre el campo y la ciudad que rescate a los trabajadores campesinos que son asediados por los intermediarios, que a su vez estos atentan contra la economía del pueblo que consume productos básicos; se tiene que encadenar la producción, distribución, intercambio y consumo desde las redes de la sobrevivencia. En una tercera parte, el Estado tiene que ingresar a los parques industriales, las fábricas descentralizadas, a la gran propiedad hacendataria y a la producción de la tierra, para superar las formas cercanas a la esclavitud. En una cuarta parte, entregar el IESS, BIESS y otras dependencias a sus verdaderos dueños: los aportantes, para que ellos decidan sobre sus aportaciones y la sostenibilidad en el tiempo, lo que incorpora una red de salud a futuro realmente universal. Entre otras, estas ideas son parte del pensamiento social que no ha sido gobierno.

 

 

https://www.alainet.org/fr/node/208439
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