Una disculpa obligada por la pifia de cambiarle el nombre a Bavispe, Sonora, desde el titular de la anterior Utopía y la que generosamente me reportaron el enciclopedista Humberto Musacchio y el posdoctor José Francisco Gallardo.

Sucedió que mientras corregía el texto recibí una llamada telefónica para que hiciera un depósito de 450 pesos en Oxxo a la cuenta de Scotiabank 55 79 20 91 34 94 28 19, lo cual me daría derecho a recibir una tarjeta del mismo banco que previa activación por una “licenciada Mireya” por medio de un “conmutador” que traería a casa, daría acceso a un aguinaldo de 5 mil 500 pesos de la Secretaría del Bienestar, más los 450 pesos depositados. Enteradas están las autoridades, los sexagenarios y más de la nueva forma de extorsión de la que no fui víctima, tampoco las decenas de ocasiones anteriores con diversos motivos y pretextos.

Convivir con motivo del comienzo del 2020 fue el pretexto que utilizó el presidente Andrés Manuel para invitar a comer a los 31 gobernadores y la jefa de Gobierno capitalina en Palacio Nacional, albóndigas de pejelagarto, primera parte del nombre que lo distinguió durante décadas entre sus compañeros y partidarios, aunque no faltaban los que lo hacían con carga despectiva y hasta racista. López Obrador simplemente aclaraba “Soy peje, pero no lagarto”.

Comida en la que no se abordaron temas políticos con todo y que el debate y la disputa política, presentada como análisis, están a la orden del día en la comentocracia, entre muchos expertos en el tema como Jorge Fernández Menéndez. La disposición a opinar sobre casi todo daña mucho la ya de por sí baja credibilidad de no pocos analistas. El brillante historiador Lorenzo Meyer postuló en Primer Plano (Canal 11, 13-I-20) que “el sistema de salud en México son las farmacias del doctor Simi y San Pablo”.

La convocatoria a la unidad y la estrecha coordinación entre los gobiernos estatales y el de la Federación fue el eje del único discurso pronunciado, a cargo de AMLO, el martes 14. Coordinación y unidad que se expresó horas antes en la sesión de la Conferencia Nacional de Gobernadores con el gobierno federal para fortalecer las acciones contra la indoblegable inseguridad en el país, que para el primer día del último mes del año tendrá un panorama distinto, de acuerdo a la respuesta de Obrador al inquisitivo Jorge Ramos.

Tampoco impidió que varios gobernadores adelantaran acuerdos y desacuerdos con el Instituto de Salud para el Bienestar porque, como dijeron el tlaxcalteca Marco Antonio Mena y el jalisciense Enrique Alfaro, “aún no tenemos las reglas detalladas”, “claras”.

La presentación del Plan Nacional de Salud, el jueves 16 en Palacio seguramente clarificará dudas e interrogantes de los ejecutivos estatales más renuentes a la concertación alrededor del Insabi, ya que el Seguro Popular que como dice AMLO “ni era seguro ni era popular” como lo afirma desde la campaña presidencial, es una de las que los panistas consideran magna obra de su antes camarada y jefe burocrático. Increíble, pero todavía justifican la “guerra contra el narcotráfico”, comandada por el súper policía Genaro García Luna, un ícono de la corrupción.

Instituto de Salud para el Bienestar que, de acuerdo al nuevo compromiso presidencial, para el 1 de diciembre deberá estar consolidado para garantizar la obligación constitucional del Estado de ofrecer acceso a la salud a toda la población porque, dijo, “Es un compromiso que se tiene que cumplir”.

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