A casi un año de que comenzó el gobierno de la Cuarta Transformación encabezado por López Obrador, todo indica que no acaba por concluir lo que denominan la “luna de miel” entre los ciudadanos y el mandatario, pues si nos atenemos a la encuesta de AMLOVEmetrics del 16 de noviembre, “la aprobación del presidente no cambia y supera el 70%”, 71.2% para ser exactos.

La muestra tiene como antecedente a dos más, aplicadas en marzo y junio de 2019, bajo la pregunta: “Por lo que usted sabe o le han comentado ¿aprueba o desaprueba la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador?” Las respuestas afirmativas acumularon 72.3% y 73% respectivamente, con “un margen de error de +-3.4” y “en los estudios no se considera a quienes respondieron no sabe”, aunque en noviembre fue de 8.8%.

Los usuarios de la “tesis lunamielera” no pueden y no saben cómo explicar el fenómeno político y social porque observan la realidad con las mismas anteojeras del pasado, sin asumir por sus evidentes prejuicios ideológicos y legítimos intereses profesionales, aunque no tanto los mercantiles, que la realidad que emergió el primer domingo de julio de 2018, obliga a estudiarla con nuevos criterios.

Para decirlo de otra manera, nuestros analistas, que no expertos porque opinan de todo, “todólogos” les llama el tabasqueño de Macuspana, cada vez están más inmersos en la disputa política, lo cual es su derecho como cualquier ciudadano, pero entonces que no se travistan como “objetivos” –lo que no existe– o “neutrales”, cuando mienten como Leonardo Curzio quien sentenció: Ya sabemos que los que se sientan en la primera fila de las mañaneras hacen preguntas a modo (Primer Plano de Canal 11, 18-XI-19). José Sobrevilla, corresponsal de El Noroeste, de Xalapa, Veracruz, es uno de ellos y sus criterios para preguntar son propios; o bien Luis Cardona, de La Opción de Chihuahua, quien confrontó al presidente el 31 de octubre.

Y a la hora de escudriñar las razones de tan alto nivel de apoyo ciudadano al Ejecutivo, siempre por arriba del 60% en todas las encuestas, incluidas las “cuchareadas” de Roy Campos (Federico Arreola, dixit) abundan los que pretenden disociar el respaldo respecto a los programas y políticas gubernamentales en curso, seguramente para negar el nexo entre el gobernante y los ciudadanos que rebasan en todas las encuestas el porcentaje y los 30.1 millones que sufragaron por Obrador. Pero allí están los que siguen instalados en el resultado de la votación y tuercen la realidad para congraciarse con sus mecenas.

Con todo respeto, como dice el clásico, resulta hilarante que María Amparo Casar reduzca la explicación del apoyo ciudadano a AMLO a “su biografía”, equipare los porcentajes de respaldo a Miguel de la Madrid (1982-88) con los que hoy tiene “el señor López”, como lo llamaba su jefe Santiago Creel, secretario de Gobernación de Vicente Fox en pleno operativo político del desafuero para que Obrador no figurara en la boleta presidencial, obra autoritaria en la que participó Casar en su condición de jefa de asesores de Creel y, enseguida, defensora a ultranza del “triunfo” de Felipe Calderón por el .56%, hasta que éste no le asignó puesto alguno y reapareció como “analista independiente” y destacada promotora de la sociedad civil con Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, propiedad del dueto plutocrático de los Claudio X. González (Laporte y Guajardo, padre e hijo).

En fin, comparto esta estampa de un colaborador de la doctora Casar Pérez:

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