José María Muriá: A los refugiados españoles México no les ofreció mucho, ‘nada más la vida’
- Opinión
― Me molesta cuando me dicen que ‘Bosques es el Schindler mexicano’
― Debería de haber una calle en cada ciudad de este país con el nombre de ‘Telegrama 1699’
― Este libro es el fondo un homenaje a la política exterior mexicana
El historiador José María Murià ha escrito el libro titulado De no ser por México: Ayuda a tantos exiliados republicanos: 80 aniversario, donde pretende reconocer, con gratitud y exaltada mexicanidad, lo que el gobierno del general Lázaro Cárdenas hizo por miles de españoles que huían de la guerra y la dictadura franquista.
Desde una perspectiva poco frecuentada, el autor aclara: “No se trata de un homenaje al exilio español, al cual respeto; pero debo insistir que el mérito no estuvo allá, sino acá. El reconocimiento está en (la labor diplomática de) Gilberto Bosques, Luis I. Rodríguez, Isidro Fabela, del presidente Lázaro Cárdenas y la gran cantidad de empleados mexicanos que fueron capaces de expedir 80 mil cartas declarando a los ciudadanos españoles en tránsito hacia México y, por tanto, bajo la protección del gobierno mexicano”.
En entrevista exclusiva comentó: “No niego el enorme valor de un sector de los exiliados. Al contrario, lo aplaudo, en muchos terrenos. Lo que me incomoda un poco es la tendencia sostenida por algunos al querer vender la versión de que ellos nos hicieron el favor de venir. Muchas veces se hace ese planteamiento. La verdad es que si no llegan a México, quién sabe qué hubiera pasado. La mayor parte de ellos no tenían a dónde ir”.
“Tengo un gran respeto por muchos de aquellos refugiados. Lo que no me gusta es que nos quieran voltear el chirrión por el palito y hacernos creer que nos hicieron el favor de venir. Ha habido gente muy útil a este país. México no les ofreció mucho, nada más la vida.
“Lo que hicieron los representantes del gobierno de México en Francia y Portugal, nos puede permitir decir que les salvaron la vida a unas 130 mil personas. Entre quienes estaban los personajes tan valiosos de los que presumimos. Se salvaron de morir quizás en un batallón de trabajo alemán, frente a un pelotón de fusilamiento franquista o de ir a una cárcel por muchos años. Es algo que este país, mío, hizo y no se lo reconocemos ni siquiera los propios mexicanos; mucho menos algunos españoles que, sin saberlo, nacieron gracias a las gestiones de México”.
Advirtió, a la vez, que “los franceses avalaron el acuerdo no porque temieran a los cañones, la aviación o la flota mexicana, sino porque coqueteaban con nuestro petróleo”.
Visiblemente emocionado propuso recordar el Telegrama 1699 del 1º de julio de 1940 que a la letra decía: “Con carácter de urgente, manifiesto al gobierno francés que este gobierno está dispuesto a acoger, a todos los refugiados españoles de ambos sexos, residentes en Francia en el menor tiempo posible. Si el gobierno francés acepta, todos los refugiados quedarán bajo la protección del pabellón mexicano. Firma: Presidente Lázaro Cárdenas del Río”.
“¿Qué me digan los exiliados dónde encontraron algo parecido?”, exclamó con energía. “¿Qué país contaba con un documento de esta naturaleza? Debería haber una calle en cada ciudad de este país con ese nombre”.
Hasta el Barça nos debe la vida
“A México vinieron más refugiados catalanes que en todos los países de América juntos. Si no me falla la memoria, el Mexique llegó en 1937 con 456 niños que fueron asilados en Morelia. En ese mismo barco venía el Fútbol Club Barcelona que hizo una gira por México y cuyos ahorros, lo reconocen allá, salvaron la vida del equipo. En el museo que hay en el Camp Nou, en Barcelona, le llaman “La gira salvadora”. Hasta el Barça nos debe la vida”.
‘Schindler es el Bosques alemán’
Murià recordó que el embajador Gilberto Bosques Saldívar portaba una libreta en la bolsa para anotar los lugares donde tenía escondidas a diferentes personas. Las cuales estaban protegidas por el acuerdo entre México y la Francia del general Pétain, pero que los policías españoles no siempre respetaban.
“Me molesta cuando me dicen que ‘Bosques es el Schindler mexicano’. Schindler salvó a mil cien judíos, pero Bosques salvó a muchos más y no para ponerlos a trabajar en su fábrica donde elaboraban productos para vender a los nazis. En el mejor de los casos, y con mucha generosidad de nuestra parte, se podría decir que ‘Schindler es el Bosques alemán’. No hay comparación entre ambos personajes”.
Los españoles no crearon El Colegio de México
“Los primeros exiliados españoles que llegaron lo hicieron durante la guerra. El primer planteamiento del gobierno mexicano fue crear la Casa de España en México para que los filósofos, arquitectos y médicos siguieran pensando y tuvieran trabajo. Después se convierte en El Colegio de México (Colmex) con el fin de que estos señores pudieran dar clases. Debo insistir que los españoles no crearon el Colmex. Este nace a instancias del gobierno mexicano y bajo el liderazgo de Alfonso Reyes y Daniel Cosío Villegas”.
Hijo de padres catalanes exiliados, José María Murià Rouret (Ciudad de México, 17 de agosto de 1942) es historiador, escritor, museógrafo y articulista, afincado en Guadalajara, Jalisco. Ha indagado por largos años sobre los acontecimientos que han marcado la vida de esa entidad occidental del país, y en torno a temas como el mariachi, la charrería y el tequila.
Pertenece a la Academia Mexicana de la Lengua y a la Academia Mexicana de la Historia, ha sido conferencistas en diversos países, dirigió El Colegio de Jalisco y fue director general de Archivos, Bibliotecas y Publicaciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Murià es doctor en Historia por el Colmex, donde al graduarse contó con un sínodo de lujo conformado, entre otros, por el notable historiador Miguel León-Portilla y el célebre filósofo, José Gaos (que falleció tras ese acto el 10 de junio de 1969).
El libro que ahora presenta es “un alarde de mexicanidad” pese a que muchos “no les guste el fuste ni les cuadre el caballo”, advirtió.
De no ser por México ha sido publicado por la editorial Miguel Ángel Porrúa y el Seminario de Cultura Mexicana, con prólogo del renombrado jurista, Sergio García Ramírez, otrora presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
“Este libro es el fondo un homenaje a la política exterior mexicana de la que estuvimos los mexicanos tan orgullosos, que tantos beneficios les representó a muchos seres humanos, por su respeto a la autodeterminación de los pueblos, su vocación de la solución pacífica de las controversias y que desgraciadamente perdimos a partir del año 2000 o un poco antes”, argumentó. “Ya (Carlos) Salinas naufragaba un poco, pero el golpe fuerte lo asestó (Vicente) Fox cuando entregó a los etarras que estaban exiliados en México. Ese es el punto de inflexión. Siguió con (Felipe) Calderón. Y desgraciadamente para vergüenza de quienes creímos y militamos alguna vez en el Partido Revolucionario Institucional, (Enrique) Peña Nieto continuó con la misma línea de los gobiernos panistas. La expulsión del embajador de Corea del Norte (a cargo del gobierno de Peña) fue un acto de abyecta sumisión de México ante Estados Unidos”.
Se le preguntó, en este tenor, su parecer sobre la política exterior del gobierno de la 4T; especialmente después de haber alcanzado un acuerdo en materia migratoria con Donald J. Trump. Al respecto señaló:
“Me levantó un poco el ánimo la posición de México ante Venezuela, al observar la solución pacífica de las controversias, la libre autodeterminación de los pueblos y no hacerles el juego a Estados Unidos, para que estos se queden con el hierro y el petróleo del país bolivariano. Creo que allí habría de ayudar a una transición; pero de eso a favorecer una intervención norteamericana es una cosa muy diferente.
“Y lo ocurrido en el tema migratorio es una demostración de que Estados Unidos nos ha tomado la medida. Hemos tenido que hacer la pantomima de meter la Guardia Nacional. No se vale golpear a los migrantes. La actitud de México ahora es la del país débil que pasa el equilibrio como puede, trata de mantener su situación en lo posible, frente a una potencia, en manos de un orate, que se quiere lucir frente a su electorado”.
Finalmente, se le cuestionó también en relación a la polémica carta enviada por el presidente Andrés Manuel López Obrador al rey Felipe VI. Sobre esto esgrimió:
“Creo que el presidente López Obrador no tenía por qué mandar esa carta y, en otro orden, la respuesta del gobierno español fue indigna, por prepotentes y pensar en la idea del imperio. En la reacción del ministro de relaciones Josep Borrell aflora el concepto que tienen los españoles de México. Ahora, cuando les conviene pedir perdón, lo hacen; como ante los judíos por haberlos expulsado”.
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