Angelelli, mártir de los nuevos tiempos

09/05/2019
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Monseñor Enrique Angelelli es el obispo que, junto a tres argentinos más, viene de ser ‘puesto en los altares’, como se dice, o sea, camino a ser reconocido santo. Asesinado en 1976, ya el pueblo de Argentina y de América Latina ya lo conocía como tal. Con monseñor Oscar Romero de El Salvador, es el segundo obispo honrado como mártir por el Reino, asesinados los dos -hay varios más- por dictaduras que no querían que la historia avance ni que la Iglesia cambie. Ellos son los profetas que gritan y mueren por decirnos que los tiempos han cambiado y que estamos entrando en una nueva era: la era de una nueva espiritualidad comprometida con los pobres.

 

Cada época tiene sus grandes personajes que ayudan a no detenernos, a progresar acordes a las novedades, a responder a los anhelos más profundos de los hombres y mujeres: son los testigos del mundo nuevo que nace. Necesitamos de estas grandes personas porque son la luz y la guía hacia los nuevos horizontes de la humanidad. Hoy más que nunca no podemos vivir sin una nueva espiritualidad, es decir, sin un fuego interior que nos levante para enfrentar los desafíos actuales y las dificultades del momento que vivimos.

 

Hoy en nuestro planeta hay demasiadas guerras, demasiados enfrentamientos, demasiados muertos. Necesitamos construir una nueva convivencia entre seres humanos, una nueva comunión con la naturaleza y el cosmos, una nueva aproximación del Misterio del universo que todo lo habita, que nos habita. Esto es la espiritualidad que nos desvelan Angelelli, Romero, Proaño, Casaldáliga… y cuantos más que han dado la vida por ella, lenta o violentamente.

 

Esta espiritualidad nos llama a la convivencia. Espiritualidad viene de la palabra ‘espíritu’: el espíritu que nos habita es ‘fuego y viento’, fuego que arde en nosotros y viento que nos sacude para que vivamos entre nosotros los humanos en dignidad, fraternidad y solidaridad. De estos valores estamos fundamentalmente constituidos y no estamos felices mientras nos los desarrollamos.

 

Esta espiritualidad nos llama a la armonía con la naturaleza y el cosmos. Los grandes progresos científicos nos revelan la belleza de la naturaleza, la magia del universo, el milagro de la vida, la fuerza del amor. Nos hacen caer en cuenta que somos una sólo unidad, una vida en creación continua y progresiva, una unidad hacia el mismo destino: más vida, más amor, más belleza.

 

Esta espiritualidad nos llama a comulgar con el Misterio que llena el cosmos, que está presente en cada creatura mineral, vegetal y animal, que sentimos en nosotros mismos. Ese Misterio es ‘fuego’ que arde en nosotros y ‘viento’ que nos levanta. Ese Misterio que nos habita a la vez nos trasciende, nos atrae para dar satisfacción a esta triple necesidad: convivencia humana, armonía cósmica y Misterio atractivo.

 

De esta espiritualidad son testigos los profetas y santos de hoy, cristianos y no cristianos, creyentes y ateos, pero movidos por las grandes causas de nuestro tiempo. Se llaman Enrique Angelelli y Rigoberta Menchu, Mahatma Gandhi y Domitila Barrios, Che Guevara y Berta Cáceres, Leonidas Proaño y Tránsito Amaguaña, Nelson Mandela y Greta Thumberg, adolecente de Noruega que lidera la lucha mundial de los jóvenes por la defensa de la vida y la naturaleza…

 

Tal vez sea ‘laica’ esta espiritualidad, o sea, más allá de lo específicamente religioso: una espiritualidad global e inclusiva, que asume los múltiples nombres de Dios, que sobrepasa todas las religiones y anida en todos los corazones. Dejémonos poseer por esta nueva espiritualidad y orientar por los nuevos santos y profetas de hoy para vivir felices y hermanos en los tiempos actuales, tiempos de lucha y libertad.

 

 

https://www.alainet.org/fr/node/199740?language=es
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