Salarios y alimentos: Vuelta a la agenda obrero-campesina
- Opinión
“La clase obrera debe levantar la mirada del suelo y reapropiarse de su vida después de la desposesión a la que ha estado sometida históricamente”.
David Casassas
Recientemente la Facultad de Ciencias Económicas de las Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) presentó una propuesta para enfrentar los grandes problemas que aquejan a la economía y sociedad en general, donde los temas de empleo y producción son fundamentales, no solo por las altas tasas de desempleo y subempleo sino también por la pérdida de la seguridad alimentaria con las políticas de libre comercio a ultranza.
El objetivo central es aumentar el empleo y la producción en sectores como el agropecuario, pecuario, forestal, turístico e industrial, promoviendo el fortalecimiento e integración de empresas privadas, cooperativas, comunitarias y MiPymes. La propuesta no cuestiona directamente las políticas de ajuste económico ejecutadas en el país y sus efectos, principalmente en los niveles de empleo y producción al contraerse los montos de inversión pública real y disminuir la canalización de recursos financieros, servicios de asistencia técnica, capacitación y tecnologías a productores, productoras, desarrolladores turísticos e industriales.
Esta es una de sus principales debilidades, ya que la reducción del gasto de inversión real para sectores tradicionales y productores “ineficientes” (según el lenguaje neoliberal) es parte del modelo vigente que ha traído, según funcionarios de gobierno, estabilidad y desarrollo al país, aun cuando después del golpe de Estado (junio de 2009) se evidencia todo lo contrario, ejemplo el fuerte déficit comercial mayor de 5,000 millones de dólares en 2018 y sobreendeudamiento total (arriba del 51%PIB).
Ligado a esta propuesta, las centrales obreras (patronales y no patronales) están sentadas con el sector privado y gobierno, para alcanzar un nuevo acuerdo sobre el monto del salario mínimo que regirá 2019. Se esperaba que el nuevo salario fuera anunciado por el presidente de la República, Juan Orlando Hernández, antes del 31 de diciembre de 2018, pero todavía no hay luz verde (para Jorge Càlix, diputado del Partido LIBRE, lo que se busca es que el nuevo salario coincida con el primer año de gobierno de JOH). Ya la Maquila negoció por un periodo largo de cinco (5) años, con aumentos de 8.5% de entrada y 7.5% de salida, peor falta la mayor parte de las empresas, incluyendo a las MiPymes.
La clase obrera busca una negociación por un periodo de dos (2) años mínimos, 2019 y 2020, pero dirigentes de la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH) y profesionales independientes, recomiendan negociar por un año y sobre la base del costo de la canasta básica de alimentos, superior al salario vigente. Se habla que las negociaciones de ajuste de salario para las MiPymes serán de 4% y 5%, pero todavía no se sabe para aquellas empresas en rangos de entre 51 y 150 trabajadores, y de 150 y más.
Las centrales obreras, caso de la Confederación de Trabajadores de Honduras CTH), la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH) y la Central General de Trabajadores (CGH), aceptaron este mecanismo de consenso, aun cuando están en desventaja ya que no tienen presencia y participación en la captura de la información que se genera sobre costo de canasta básica e inflación, porcentaje de cumplimiento de empresas que pagan el salario mínimo y cifras reales sobre calificación de empleos, desempleo e informalidad por regiones del país y departamentos.
Por otro lado, la fórmula anterior de cálculo del salario sin tomar el costo real de la canasta básica, era el ajuste del salario por inflación + ajuste por crecimiento del PIB real + ajuste de productividad del trabajo en empresas como maquila y de mayor tamaño. Hoy se habla de aumentos por inflación (5.1% digamos) + aumento de productividad en maquila, pero en descenso para años venideros; en las MiPymes el aumento lìmite es la inflación o incluso menos de ese valor, pero en las medianas y grandes el crecimiento se daría por aumento de PIB y en descenso para años futuros, con la posibilidad de rebaja si la inflación es menor (implica una nueva negociación a favor de los empresarios).
En este sentido, dirigentes de dichas centrales obreras deben analizar y evaluar la pertinencia de este mecanismo de ajuste, proponiendo cambios ya que la coyuntura y las expectativas económicas y de inflación futuras no son tan favorables para la clase trabajadora, tal como las proyecta el gobierno. Ello debe complementarse con un análisis de la Ley de Empleo por Hora, lo que puede llevarlos a proponer una reforma sustancial o derogación de la Ley, incluso en contra de la posición neoliberal asumida por ciertos directivos de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), cuando hicieron la solicitud y primer intento de derogación.
Otro frente de trabajo es la integración de una agenda conjunta con el movimiento campesino, diezmado y cuyos dirigentes han sido copados por el gobierno de la República. Implica apoyar la campaña de Volvamos al Campo que promueven organizaciones de mujeres campesinas, revalorar el proceso de reforma agraria y definir una estrategia conjunta para el uso de la tierra productiva de los campesinas y campesinas en la producción alimentaria. El gobierno de la República, con la vigencia del TLC- CAFTA apostó a las inseguridad y dependencia alimentaria, pero todavía hay espacio para relanzar una estrategia de desarrollo agrario dende dentro, integrando la producción alimentaria a las acciones de protección ambiental que ejecutan las organizaciones étnicas. Se sabe que, a nivel agregado, la dependencia alimentaria (bienes que se pueden producir en Honduras) se importan desde EEUU y países vecinos, afectando la disponibilidad de recursos para medicamentos y contribuyen a ensanchar el déficit en balanza alimentaria.
Las centrales obreras deben tener una propuesta sobre el rol del Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP), ya que los vientos que soplan es que piensa privatizarse el próximo año; o, al menos, que parte de los recursos aportadas por las empresas serán manejados por ellas. Una posición clara y unificada por regiones deben hacerla pública en el tema de la privatización de la seguridad social, salud, educación y servicios públicos, en tanto estos sectores están en la mira del FMI.
Las centrales obreras no deben cada fin de año esperar la convocatoria del gobierno para ajuste de salarios, hay que ir por más, ya que todos los temas tienen relación directa. Pero también, las centrales obreras sin excepción a nivel de bases deben integrar los esfuerzos y espacios para la democratización del Honduras, ejemplo el Grupo de Convergencia contra el Continuismo.
Tegucigalpa, DC, 30 de diciembre de 2018
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