Después de las 13 horas del pasado martes, la genial figura del jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, construida desde la tribuna de la Asamblea Legislativa por casi todas las fracciones partidistas representadas en ese órgano legislativo, se derrumbó como las decenas de edificios y viviendas después fuerte sismo que sacudió a la capital del país y estados circunvecinos.

Ese domingo 17 de septiembre, Mancera había acudido a rendir su informe de gobierno. Detalló grandes avances, habló de democracia, de programas sociales, de compromisos cumplidos, de posibles alianzas políticas, en fin, detalló en lo que solo en su cabeza son logros importantísimos de su administración.

Pero quizá esto no sea tan escandaloso como la postura y el uso de la tribuna de la Asamblea Legislativa de sus diputados que durante sus “posicionamientos” hablaron de las bondades del gobierno del doctor Miguel Ángel Manera en la que hablaban de la solidez de sus programas, de los avances democráticos y que ahora si, por fin tenemos una Constitución.

Quizá, uno como ciudadano, espera de sus diputados una pizca de crítica al gobierno –pues se suponen que son de oposición— pero lo que vimos fue un penoso espectáculo de ver quién era el diputado que más elogios endulzaban el oído de Mancera.

Pero creo que en esta categoría si hubo un ganador absoluto y ese fue el presidente de la Mesa Directiva de la ALDF, el panista Jorge Romero quien solamente faltó decirle a Mancera que “estas re guapo”, “eres el mejor”, “hueles rico” y demás piropos. En su alocución no paró de agradecer el “sacrificio de Mancera” por la ciudad, bueno en verdad que podemos esperar de este político no debería ser blanquiazul sino “gris intenso”. Por lo menos, hubiera criticado el tono de la corbata del Jefe de Gobierno.

Pero toda esta realidad dibujada por los asambleístas se hizo añicos como los edificios, las torres, casas, escuelas y hospitales que demostraron –así es de insensata la Madre Naturaleza—que esa ciudad idealizada por estos políticos no es tal. Que la Ciudad de México adolece de seguridad, de vivienda, de agua, de infraestructura, de vialidades, de transporte, en fin de que aún falta mucho por crear y consolidar.

Es indignante que se les pague a esos diputados –quienes por supuesto se han negado a restituir al pueblo el dinero que será dilapidado por las elecciones—para reconstruir la infraestructura dañada. 

Ahora vemos a los diputados abriendo en sus módulos para que la ciudadanía lleve víveres, agua, medicamentos para distribuirlos. La pregunta sería, porque no la adquieren ellos, de sus recursos para distribuirla y buscan exprimir aún más a la clase trabajadora que ya se cansó de cargarlos sobre sus espaldas.

Punto Cero 

Continuamos con la emergencia en la capital de la República y una buena parte de ciudadanos denuncian el interés de ingresar máquinas pesadas a fin de remover escombros y sin tomar en cuenta la posibilidad de encontrar sobrevivientes.

Ante tal situación, el Centro de Derechos Humanos "Zeferino Ladrillero” —a través de su coordinador general, José Antonio Lara Duque— tramitó un amparo a favor de la sociedad para evitar que las autoridades ingresen a tales lugares, sin que se haya comprobado de manera fehaciente la existencia de sobrevivientes.

A la par, la Fundación No Más Negligencias Médicas —a través de su presiente nacional, Fernando Avilez Tostado— solicitó a la sociedad y a las autoridades evitar abandonar a los damnificados de la zona limítrofe del estado de México con las entidades de Puebla y Morelos. 

José Víctor Rodríguez Nájera

Periodista mexicano

@JoseVictor_Rdz