Egipto: Los dos fantasmas del general al-Sisi
- Análisis
Hace pocos días se cumplió el cuarto aniversario del golpe militar contra el gobierno de Mohamed Morsi, dado por el entonces general y actual presidente Abdel-Fattah al-Sisi, quien después de un año y con un monumental apoyo popular, se impuso en las elecciones de mayo de 2014 por un contundente 96,91.
Ahora al-Sisi y el mismo Egipto se hunden en una crisis económica, que más allá de las erradas políticas ha ayudado en mucho el accionar del terrorismo. Este estado de situación ha llevado al país a una pérdida notable de su histórica importancia en el plano regional.
La economía fue golpeada por gastos faraónicos, como el proyecto de ampliación del Canal de Suez, la compra constante de armamento y la caída del turismo, una de las principales fuentes de recursos del país. El sector representaba el 11% del PIB y era la cuarta parte de las divisas que entraban a Egipto.
En 2010 el país recibió 14700 millones de visitantes, que reportaron unos 12500 millones de dólares, en los años sucesivos esa cifra ha ido descendiendo de manera vertiginosa, debido a las crisis políticas, como la Primavera Árabe en 2011 y el golpe militar de 2013, junto a los constantes ataques terroristas, que desde la caída de Morsi, se han multiplicado, apuntado al turismo, que ha disminuido hasta llegar hoy a los casi 6 millones de visitantes anuales, y esa baja parece proyectarse.
Como ejemplo, tan solo este último viernes dos turistas alemanas fueron asesinadas y otras 4 heridas en un centro vacacional de la ciudad de Hurghada, sobre el Mar Rojo, tras ser atacadas por un hombre de 20 años.
La crisis económica ha obligado a al-Sisi, a pactar, a finales de 2016, un préstamo de 12 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI); las demandas por parte del Fondo son las que han disparado las cifras de inflación alcanzando los niveles más altos de los últimos 30 años, aumentado correlativamente la pobreza y el desempleo, en particular en los sectores más jóvenes de la sociedad que ha alcanzado un 27%, siendo un 40% superior al del año pasado.
El acuerdo con el FMI obligó, además, a la devaluación de la libra egipcia, que generó una depreciación cercana de un 100 %, lo que desencadenó el aumento de la mayoría de los productos, sobre todo los alimenticios, que en gran porcentaje son importados. A fines de junio, el Consejo de Ministros aprobó el aumento de los precios de los combustibles líquidos, entre un 40 y 50 % y el 100 % para el gas natural, llevando el precio de la garrafa de gas de 15 libras (unos 0,8 dólares) a 30 libras (1,66 dólares). Además, el ministro del Petróleo, Tarek al-Mola, anunció que próximamente se retirarán los subsidios a los combustibles, por un valor de 8 mil millones de dólares anuales, de lo que se desprende otro monumental aumento.
La crítica situación económica también ha disparado las cifras de egipcios que abandonan su país. Los refugiados que intentan llegar a Italia, tras atravesar el Mediterráneo, en 2015 eran solo 344 mientras en 2016 superaron los 5 mil, sin contar los que lo hacen por otros medios.
En el contexto de su campaña de seducción hacía Arabia Saudita, en procura de créditos e inversiones, Egipto ha apoyado a Riad en su guerra contra Yemen y acaba de entregar la soberanía de dos islotes deshabitados, pero de importancia estratégica, Tirán y Sanafir, en la desembocadura del golfo de Aqaba en el Mar Rojo, por las que el Cairo y Riad mantenía una antigua disputa. Esta entrega territorial ha sido operada por el Departamento de Estado norteamericano, en favor de los intereses de Israel.
Por esa cesión de soberanía, al-Sisi reclamó aportes financieros y el apoyo incondicional del reino saudita en los foros económicos internacionales.
Riad había cedido las islas en 1950, ya que estaban bajo jurisdicción egipcia desde antes de la fundación de Arabia Saudí en 1932. En 1967, presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, las utilizó para impedir el paso de los barcos israelíes a través del estrecho de Tirán, lo que motivó el ataque de Tel-Aviv y la Guerra de los Seis Días. Desde entonces y hasta la aplicación, en 1982, del acuerdo de paz, Israel controló los islotes. En las últimas tres décadas, una Fuerza Multinacional de Paz ha tenido a cargo la vigilancia de las islas para garantizar la libre circulación de naves israelíes.
La venganza de los Hermanos Musulmanes
Recordemos el derrocamiento de Mohamed Morsi, un neoliberal con estrechos vínculos no solo con Washington y Londres, sino también con los Hermanos Musulmanes (Al-Ijwan al- Muslimun) una organización política y paramilitar, enmascarada en el asistencialismo social, fundada en 1928, con el aliento y los fondos del Foreign Office, como plataforma de contención a los movimientos marxistas que se daban entonces en todo el mundo. El movimiento fundado por Hassan al-Banna recurrió como sustento ideológico a las escuelas más atrabiliarias del Islam, el wahabismo. No hay que olvidar que Aymán al-Zawahirí, el actual líder de al-Qaeda, se formó políticamente allí, y que de esta misma organización emergió el grupo de oficiales que en 1981 asesinó al presidente Anuar al-Sadat
Durante el cruento golpe de estado de al-Sisi, Al-Ijwan al- Muslimun, acompañados por grupos como Hamas sostuvieron una férrea resistencia armada contra el ejército, lo que provocó, según cifras oficiales, 1800 muertos, de ellos 1250 Hermanos Musulmanes, además de un número indeterminado de desaparecidos, presos y exiliados, particularmente en Qatar.
A partir la caída de Morsi, grupos extremistas vinculados material o filosóficamente con los Hermanos Musulmanes, se lanzaron a combatir el gobierno de al-Sisi, tanto como presidente de la junta militar, como desde que fue electo democráticamente.
Cerca de una docena de grupos vinculados a al-Qaeda y al Daesh, surgieron a partir del 2014, como Ajnád Misr, el Movimiento Molotov, el Liwa al-Thawra o el Hassm, este último considerado como el brazo armado de los Hermanos. Estos grupos se han adjudicado operaciones en El Cairo y en el Delta del Nilo, e intentos de asesinatos contra el fiscal general de Egipto, Zakaryea Abdul Aziz, el Gran Mufti de Egipto, Ali Gom'a y el Ministro del Interior Mohammed Ibrahim. En enero de 2015 fue asesinado un hombre clave del Ministerio del Interior, el General Mohamed Said, que por la función que tenía a cargo su identidad se mantenía en secreto, lo que da idea del nivel de organización y penetración en los estamentos oficiales de los terroristas.
Pero sin duda, de todos los grupos wahabitas que operan en el país, Ansar Beit al-Maqdis (Seguidores de la Casa de Jerusalén), que tras su cambio de nombre a Wilayat al Sina, realizó el juramento de bayat (lealtad) al Daesh, en noviembre de 2014.
Este grupo tiene un alto nivel de entrenamiento y muchos de sus integrantes son veteranos de la guerra en Siria. Es responsable de los más cruentos ataques registrados en estos últimos años, como el derribo del avión de la compañía rusa MetroJet (Kogalymavia) que acababa de despegar de la localidad turística de Sharm el-Sheij, en la península de Sinaí, que dejó 224 muertos en octubre del 2015. En septiembre de 2015, un convoy de turistas mexicanos que se había detenido para almorzar en su viaje rumbo al oasis de Bahariya, a 350 km al suroeste de El Cairo, fue ametrallado por un helicóptero del ejército confundiéndolos con terroristas, el “incidente” dejó ocho turistas mexicanos muertos y otros cuatro egipcios. En febrero, en la ciudad de Taba, en las cercanías de un complejo hotelero a orillas del Mar Rojo, un suicida se detonó tras subir a un bus de turistas surcoreanos, matando a tres de ellos y al conductor, e hiriendo a otras quince personas,
Pero el fundamentalismo egipcio desde 2014 ha propinado una importante cantidad de ataques, no solo al turismo, sino también a blancos militares y minorías religiosas como en mayo último cuando dos atentados contra iglesias coptas dejaron una cincuentena de muertos.
Egipto lleva una larga y sangrienta guerra contra el fundamentalismo, que ha tenido distintas etapas, en la va de 1992 a 1999, el terrorismo asesinó ceca de 400 hombres de las fuerzas de seguridad, mientras que en estos últimos tres años la cifra ya supera las mil bajas. Al tiempo que el Ministerio del Interior informa que son cerca de 3 mil los terroristas muertos desde 2011.
Al General al-Sisi lo acosan dos fantasmas: uno es el del coronel Gamal Abdel Nasser, el hombre más amado del Egipto moderno, a quien al-Sisi pretendió emular en el principio de su carrera pública; el otro es el temible dictador Hosni Mubarak, quien durante treinta años gobernó a sangre y fuego, al que al-Sisi, parece estar aproximándose para desgracia de los 96 millones de egipcios.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
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