Lecciones de las Olimpiadas de Río 2016
- Análisis
Los recientes Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 fueron la expresión de lo mejor del atletismo y el deporte mundial. El evento en el que compitieron 10.500 atletas de 206 países ha sido objeto de múltiples análisis y comentarios; el presente ensayo es una breve aproximación biológica y social.
Es preciso recordar que los atributos del cuerpo humano parten de su condición de primate superior que perfeccionó la locomoción bípeda, liberó sus brazos y sus manos para nuevas funciones, adquirió una visión binocular y estereoscópica con lo cual afinó el sentido de distancia para precisar sus movimientos bajo el control del cerebelo; el cerebro con una amplia corteza cerebral le permitió el desarrollo de la inteligencia en sus múltiples dimensiones, una de ellas es la inteligencia corporal y cinestésica: cualidad esencial para la práctica del atletismo y el deporte de competencia.
El cuerpo humano es una estructura perfecta: sus sistemas y órganos se integran en una maravillosa unidad arquitectural formada por el sistema esquelético integrado de huesos, cartílagos y articulaciones que está accionado por el sistema muscular capaz de ejecutar movimientos sorprendentes. El organismo en su conjunto está alimentado por el sistema cardiovascular y respiratorio de alta eficiencia y dirigido por el sistema nervioso más desarrollado en toda la evolución filogenética. Sorprende la diversidad de acciones mecánicas que es capaz de realizar con gran destreza: pruebas de velocidad como de resistencia, de fuerza como de precisión; es capaz de caminar, correr, saltar en distancia y en altura, nadar en diferentes estilos; dominar ejercicios gimnásticos en el aire y el agua, ya en la gimnasia olímpica como en la natación sincronizada; levantar grandes pesos y competir cuerpo a cuerpo en variadas especialidades.
La competición en el nivel olímpico es la expresión de los logros mayores que son capaces de alcanzar los hombres y mujeres de todas las culturas y todos los continentes. Las nuevas marcas alcanzadas son en verdad sorprendentes, pues llegan al límite máximo del rendimiento físico y fisiológico del ser humano. Muchos de los registros de las Olimpiadas de Río superaron los alcanzados en Pekín en el 2008 y Londres 1012 por los atletas de élite.
Pero, si bien las olimpiadas son competencias individuales, los atletas y deportistas son productos sociales que expresan el estado de desarrollo del atletismo y el deporte y la importancia que dan las naciones a la cultura física, ahí radica la diferencia en los resultados. Los atletas y deportistas olímpicos son producto de años de preparación con técnicas nuevas, equipos y aparatos modernos, asistencia médica, soporte institucional y económico que solo se logra con políticas claras desde el Estado para el deporte y el atletismo y con programas estructurados de largo plazo.
En la preparación de un atleta olímpico se invierte dos millones de dólares al año. EEUU y China destinaron 1.000 millones de dólares para la preparación de sus atletas para las Olimpiadas de Río 2016. No cabe duda que las potencias económicas han convertido al atletismo y deporte en aparatos de resonancia y propaganda mundial, pues los escenarios deportivos son también políticos, y los eventos reflejan la geopolítica del mundo actual. La participación de 206 países de muy distinta condición económica, social y tecnológica reveló un mundo desigual y en graves conflictos, así como un entorno de contrastes: riqueza y derroche, marginalidad y pobreza extrema, que las luces de los monumentales escenarios y la fastuosidad de los eventos de Río de Janeiro no lograron ocultar. Fue reveladora la presencia del grupo de 10 atletas refugiados de sus países de origen que compitieron con la bandera del Comité Olímpico Internacional, simbólicamente representaron a 63 millones de refugiados que huyen de la guerra, la violencia, la discriminación…
Merece ser destacada la participación de los atletas de países del Tercer Mundo que se preparan en condiciones poco favorables y sin embargo llegan a niveles muy notables, algunos obtuvieron medallas olímpicas o estuvieron cerca de alcanzarlas; pues superar los registros olímpicos para competir en las Olimpiadas es ya un triunfo que debería ser valorado, mas no solo el obtener una medalla, de oro, plata o bronce. Lo más importante es competir entre los mejores del mundo, eso ya es un reconocimiento para todos los participantes en la cita olímpica.
Las Olimpiadas de Río dejaron muchas lecciones: el triunfo no es fruto de azar sino del esfuerzo, la disciplina, la tenacidad y la preparación técnica, además de muchos otros factores del entorno económico y psicosocial en el que viven y entrenan los atletas y deportistas, todo lo cual influye en su rendimiento. En lo individual muchos atletas, aunque no alcanzaron medallas, dieron muestras de grandes valores. No cabe duda, la práctica del atletismo y el deporte contribuye a elevar la condición humana; debería servir también para hermanar a todos los seres humanos y a las naciones.
La práctica del atletismo y los deportes tiene alto valor formativo ya que forma el cuerpo pero también el espíritu; implica desarrollo físico e intelectual, con lo cual contribuye a la formación integral del ser humano. La expresión: men sana in corpore sano resume la unidad del cuerpo y la mente.
Los genes y el atletismo
Estudios recientes revelan las bases genéticas del alto rendimiento de los atletas y deportistas ya que la capacidad metabólica, cardiopulmonar y locomotriz está determinada por los genes, como se aprecia en varios ejemplos. El gen ACTN3 que especifica la proteína alfa-actinina-3, en condición homocigótica RR confiere atributos especiales, ya que la indicada proteína forma la “fibra muscular rápida” que favorece las contracciones fuertes y rápidas de los músculos. (Se ha dado en llamar el gen de la velocidad o “gen Usain Bolt”).
El gen ACE variante II (que especifica la enzima conversora de la angiotensina) se relaciona con la resistencia en el atletismo, deporte y adaptación a las alturas, está presente en los pobladores de las zonas altas, andinistas y escaladores; se le conoce como el gen de la “fibra muscular lenta” o “variante maratoniana” porque da ventaja a los atletas competidores en pruebas de larga distancia.
El gen HIF (del factor inducible de hipoxia) en condición homocigótica CC favorece a los competidores en lugares de baja concentración de oxígeno como la altitud y tiempo de entrenamiento intenso o pruebas muy exigentes ya que son capaces de generar energía en condiciones anaerobias. Por otra parte el gen PPARa cuando se halla en genotipo homocigótico GG confiere la capacidad de quemar grasa en ejercicios de resistencia, pues aumenta el metabolismo de los ácidos grasos para obtener energía. (1)
La genética humana ha llegado a establecer que algunas personas poseen variantes genéticas que les confieren mayor capacidad de desempeño en el atletismo y el deporte; son ellos quienes logran triunfar en las competencias de las diferentes especialidades, después de años preparación planificada. Mediante estudios de genética de poblaciones se puede constatar la presencia de determinados genes en diferentes grupos poblacionales; por lo que las diversas combinaciones de genes se expresan en muy diversos rasgos fenotípicos humanos con un abanico de atributos y potencialidades. Cabe recordar la iluminadora expresión del biólogo francés Jean Rostand (1962) “La biología señala la individualidad de cada ser, y al mismo tiempo nos mantiene en la fraternidad del todo”.
El genetista argentino Néstor O. Bianchi, en su reciente libro: Genética y Arte, afirma que se ha logrado identificar a los genes que favorecen una u otra actividad humana y su ubicación en alguno de nuestros 23 pares de cromosomas. Desde hace diez años –puntualiza Bianchi- se conoce que el gen para la alfa-actinina-3 (ACTN3) favorece el músculo estriado y aumenta la eficiencia en los atletas, que por la disciplina que practican requieren de fuerza y velocidad en sus extremidades inferiores. Este gen está ubicado en el cromosoma 11; una mutación produce un alelo inactivo o nulo, denominado 577X, mientras que el alelo original o no mutado se lo identifica como 577R; por lo mismo, el genotipo 577R/577R podría favorecer el surgimiento de un atleta (siempre que reciba preparación y entrenamiento), pero los genotipos 577R/577X o 577X/577X tendrían fenotipos con ciertas capacidades para el atletismo y el deporte, pero no llegarían a destacarse en competencias de mayor exigencia. (2)
La genética moderna revela que los genes se heredan, pero también se “activan y desactivan” o “se expresan o no” dependiendo de las condiciones ambientales o el entorno en el que viven los organismos. Se concluye por lo tanto que los atletas y deportistas nacen y se hacen dependiendo del conjunto de factores físicos, técnico-tácticos, psicológicos y sociales del entorno en el que viven, se forman y preparan. (3)
Glosario
Gen: unidad portadora de los de los caracteres hereditarios, está constituido por un segmento de ADN, Ácido Desoxiribonucléico.
Genotipo: Conjunto de genes de un organismo que se expresa en el fenotipo.
Fenotipo: Caracteres morfológicos, fisiológicos y comportamentales observables en el organismo que son determinados por el genotipo.
Homocigoto: Que posee un par de genes iguales para un carácter. Ej. 577R/577R, 577X/577X
Heterocigoto: Que posee genes diferentes para un carácter. Ej. 577R/577X.
Cromosoma: Estructura celular en la cual se hallan los genes.
Fibra muscular estriada: Forma el sistema muscular del movimiento voluntario del cuerpo.
Referencias
- Bianchi, N.O. 2014. Genética y Arte. La Plata, Argentina. E-Book.
- www.tendencias21.net La genética de los super atletas es distinta de los demás deportistas. Tendencias 21. Rev. Electrónica de ciencia, tecnología, sociedad y cultura. 24/08/2016.
- http://blogs.sportlife.es Un atleta ¿nace o se hace? Test genéticos para deportistas. 24/08/2016.
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