Carta abierta a los y las jóvenes del MS-E24

13/09/2016
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Estimados y estimadas jóvenes:

 

Desde el momento en que Ustedes tomaron la iniciativa de convocar la protesta del 24 de enero del presente año (2016) no sólo estuve de acuerdo con ese llamado sino que comprendí que eran expresión de un sector social –los jóvenes trabajadores y los “profesionales precariados” de las ciudades– que de años atrás venía manifestándose de diversas maneras para hacer escuchar sus voces sobre la situación del país y participar activamente en la vida política de la Nación.

 

Ustedes hacen parte –tal vez sin saberlo– de un movimiento mundial que desde hace década y media se ha expresado por construir una democracia real, contra la globalización neoliberal y contra un sistema capitalista que ha entrado en una fase de auto-destrucción causando enormes desastres sociales, económicos, ambientales y culturales que nos empujan por el camino de la hecatombe ambiental y de la extinción de la civilización humana.

 

Estuve de acuerdo –en ese momento– con su propuesta de un pliego de lucha que recogiera los problemas más sentidos por los trabajadores y el pueblo colombiano. Mostraban Ustedes un gran sentido de la oportunidad y sentido práctico. Mucho me agradó que esos puntos tuvieran un carácter general pero concreto, y que además, tuvieran la intención de movilizar a sectores no-organizados y a personas que nunca habían tenido la oportunidad de protestar.

 

Desgraciadamente ese esfuerzo se encontró con un ambiente de polarización en el país que impidió que el llamado obtuviera una respuesta más contundente. La situación creada en torno al “proceso de paz” enfrentaba a las fuerzas que trataban de utilizar cualquier motivo para debilitar al gobierno y los sectores que se oponían a tal pretensión. Ese contexto de confrontación entre unas supuestas “derechas” e “izquierdas”, fue un obstáculo para movilizar a amplios sectores inconformes que hay en nuestro país. Pero, ese intento obligó a las burocracias obreras –así hubiera sido tímidamente– a confrontar al gobierno.

 

Esta experiencia debe haberles servido para entender la complejidad de nuestra sociedad. En ella existen diversas clases y sectores de clase; disímiles etnias, culturas y pueblos; variados intereses económicos en juego; múltiples visiones políticas que influyen en las organizaciones sociales y en los partidos y grupos políticos; y si no se tiene claridad frente a esa complejidad se corre el peligro de ser utilizados por uno u otro sector. Es necesario precisar que Ustedes aparecen en un instante muy difícil que está en pleno desarrollo y que no ha sido fácil de enfrentar ni siquiera para organizaciones con vasta tradición de lucha.

 

Por ello, el llamado que les hago, desde mi modesta posición de veterano activista social es a mantener ese entusiasmo, persistencia, espíritu de lucha y ganas de apoyar las luchas populares pero –paralelamente– tener paciencia, estudiar, debatir, evaluar al máximo la historia y ayudar a construir con una visión muy amplia, por un lado, un movimiento social que interprete y recoja los intereses de lo que denomino los “nuevos trabajadores” (técnicos, tecnólogos y profesionales precariados), y por el otro, una organización o colectivo político que se proponga la tarea de construir un Nuevo Proyecto Político. Son tareas diferentes y cada una debe tener propósitos claros y métodos diferentes.

 

Soy una persona muy crítica de mi generación que no pudo construir pensamiento propio y auténtico, fuimos influidos por corrientes políticas internacionales y cometimos demasiados errores de dogmatismo y unilateralidad. La guerra de la que estamos saliendo fue uno de esos errores. Fuimos incapaces de diseñar una estrategia adecuada para unificar a todos los sectores sociales que necesitan un cambio profundo en las estructuras económicas del país. No logramos derrotar la politiquería y el clientelismo y caímos en aventuras sectarias que nos aislaron de la población en general. No entendimos la importancia de realizar un trabajo pedagógico-cultural que a partir de lo que somos (indo-afro-euro-americanos), nos hubiera permitido potenciar nuestras capacidades humanas y aprovechar nuestras enormes riquezas.

 

Lo que nos muestra la historia es que en cada época o fase histórica existe una clase social que es la que se coloca al frente de la sociedad para jalonar los cambios posibles y necesarios para ese instante. La burguesía fue una clase revolucionaria en su momento y propició las revoluciones liberales. El proletariado industrial encabezó las luchas socialistas del siglo XX pero sus esfuerzos se concentraron en querer hacer las transformaciones desde el Estado y por ello fracasó. Hoy está surgiendo una nueva clase social que es la que Ustedes representan.

 

El momento es propicio para que los jóvenes de este país alcen la cabeza con autonomía, independencia, cierto arrojo y valentía. Colombia empieza a romper con su aislamiento histórico y hoy se necesita una dirigencia que piense verdaderamente en grande. Es necesario aprender de los movimientos sociales que surgieron en los levantamientos árabes de 2011, los indignados españoles y griegos, la reciente movilización de los jóvenes y trabajadores de Francia a partir de lo que se llamó “Noche de Pie” y las luchas de Turquía y Brasil.

 

Además, pienso que la principal tarea que tenemos hoy con ocasión de la terminación del levantamiento armado de las FARC es ayudar a conformar un gran “movimiento ciudadano” que se organice y prepare para derrotar en las elecciones de 2018 a la “burguesía burocrática”, que es la clase que aglutina a aquellos que se enriquecen y viven del Estado, o sea, el “sumun” de la corrupción, representada por la gran mayoría de las cúpulas políticas de los partidos tradicionales (liberal y conservador) y de los “nuevos” (Cambio Radical, la “U”, Centro Democrático y otros).

 

Si se cumple con éxito esa primera y vital tarea, las fuerzas democráticas y populares de nuestro país van a poder quitarse una gran carga de encima. Derrotar la politiquería, el clientelismo y la corrupción será un paso clave para poder avanzar por nuevos caminos de reivindicación y emancipación social. Además, nos desataremos las manos para contribuir con las luchas de los pueblos latinoamericanos y del mundo, dar un gran “salto civilizatorio” y construir una verdadera humanidad que haga posible una vida más justa y vivible.

 

Si Ustedes se organizan por aparte, crean un movimiento propio y diseñan una estrategia a mediano plazo, pueden participar de ese esfuerzo pero sin diluirse o dejarse cooptar de otros partidos o fuerzas políticas, y podrán impulsar nuevas formas de acción política sin caer en el electoralismo funcional al régimen y/o en clientelismos de nuevo tipo que ya corroen con sus vicios y prácticas corruptas a los partidos que se dicen promotores del cambio (Verde, Polo, etc.). Y estoy seguro, no sólo aprenderán mucho sino que harán un importante aporte.

 

Les deseo éxito en las deliberaciones que van a tener próximamente y cuenten con mi modesto apoyo en lo que Ustedes consideren.

 

Atentamente,

 

Fernando Dorado, activista social

 

Popayán, 12 de septiembre de 2016

 

 

https://www.alainet.org/fr/node/180221
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