Mercosur en pugna: entre la realidad jurídica y la realidad de facto
- Opinión
La llamada crisis del Mercosur deja en claro la creación o subsistencia de dos realidades en la pugna: una, la jurídica-normativa y otra la virtual, autoritaria, de facto. La primera, la apegada a los tratados y normativas del grupo regional, tiene suficiente peso como para mostrar que todo lo que están haciendo y/o tratando de hacer los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay, está al margen de la ley, es una posición forajida.
O sea, no hay ninguna disposición legal o jurídica que impida que Venezuela asuma la presidencia pro témpore del Mercosur en el segundo semestre del año, tal como lo establecen los tratados y reglamento del bloque.
Pese a los movimientos de cintura que –sin éxito- intentó realizar el canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa, su presidente, Tabaré Vázquez, debió aclarar que “Uruguay es un país libre y soberano, que actúa con seriedad y responsabilidad y no está sometido a ningún tipo de presión”, dejando entrever que fue presionado de diversas formas por la nueva triple alianza de restauración conservadora para impedir que cumpliera con los tratados y reglas.
Uruguay dejó la presidencia del bloque al concluir sus seis meses de mandato sin que hubiera acto formal de traspaso a Venezuela, lo que llevó a las cancillerías de Argentina, Brasil y Paraguay a sostener que la conducción había quedado vacante.
Vázquez aclaró que continuará el diálogo entre los socios del Mercosur para alcanzar un acuerdo y puntualizó que será a distintos niveles: de técnicos, de asesores, de cancilleres, y, oportunamente, también los habrá de presidentes. También es una forma de impedir que el Mercosur funcione este semestre, pese a la nutrida agenda que presentó Venezuela como nueva presidente pro témpore del organismo. “Venezuela está en el Mercosur (como miembro pleno) y mientras no se decrete la posibilidad de una cláusula democrática estará integrándolo”, recalcó.
A pesar de esta posición apegada a la legalidad, por parte del Presidente uruguayo, la parcialidad ideológica de su Canciller Nin Novoa ha consentido que bajo su presidencia protempore se teja la emboscada para discriminar a Venezuela. Efectivamente, fue partícipe de la primera reunión fantasma el 11 de julio, en la cual sólo participaron los miembros fundadores, creando una categoría no sólo inexistente dentro del marco legal del Mercosur, sino que legitimó un acto vulgar de discriminación de un miembro por razones de credo y pensamiento.
Este comportamiento bipolar del gobierno uruguayo, le ha evidenciado rechazos no sólo a lo interno, de las fuerzas que conviven en el Frente Amplio, sino con sus amiguetes cercanos, Brasil y Paraguay le asignaron la responsabilidad de la situación.
Asimismo, el presidente ecuatoriano Rafael Correa dijo no entender la raíz del problema para que Caracas asuma la presidencia y señaló que el gobierno venezolano puede caer bien o mal, pero hay que cumplir con las reglas de juego, que son claras. “La presidencia pro témpore de Mercosur le toca, sin lugar a dudas, a Venezuela, y cualquier queja que tenga Brasil de que no ha cumplido con requerimientos, se tiene que discutir dentro del bloque, pero no negarle la presidencia, eso es otra cosa”, reiteró. Ecuador es socio observador del sistema.
Reuniones fantasma
Argentina, Brasil y Paraguay han utilizado a la prensa para crear un imaginario colectivo sobre que la acusante de la crisis es Venezuela y que las actividades prosiguen al margen de ese país. La prensa divulgó una reunión de coordinadores convocada por un fantasma (no la convocó la presidencia pro témpore), y por ende no puede tener validez alguna. De respetarse las reglas, toda reunión -incluyendo la de Coordinadores Nacionales- debe ser convocada por la presidencia pro témpore, es decir por Venezuela.
Paraguay, Argentina y Brasil, países del Mercosur que no reconocen la presidencia de Venezuela, volverán a analizar la crisis abierta este viernes, cuando se conozcan los “cumplimientos e incumplimientos” del país caribeño como “Estado asociado” del bloque, dijo el canciller paraguayo, Eladio Loizaga, convertido en el mandante de una triple alianza que aparentemente ya decidió dejar fuera también a Uruguay. Añadió que coordinadores de esos tres países presentarán el viernes un inventario en el que se recogerán los “cumplimientos e incumplimientos por parte de Venezuela en su calidad de Estado asociado”.
Mientras prosiguen activamente con una campaña permanente de desprestigio y estigmatización del gobierno venezolano, crearon mediáticamente una imagen falsa, que cobró peso en la subjetividad manipulada de las mayorías al informar que, “…los coordinadores volverán a reunirse…”. La realidad es que no hubo ninguna reunión de coordinadores nacionales, más allá de un encuentro de conspiradores autoconvocados y al margen de las normas, sin mayores ideas incluso para delinquir.
Es habitual que los gobiernos de facto –como el actual de Brasil- quieran convertir en letra muerta las leyes, tratados y normas. Y esa posibilidad de aniquilar el Mercosur es un atentado a la integración regional que apoyan gobiernos electos democráticamente pero que no creen en la democracia, como los de Argentina y Paraguay,
Ya el gobierno interino de Brasil anunció formalmente que no concurrirá a ninguna reunión que convoque la presidencia pro témpore de Venezuela, que ya publicó y difundió a sus socios el calendario de actividades y prioridades del semestre. Se supone que Venezuela no participará de las reuniones fantasmas (suponemos que ni siquiera será invitada) porque legitimaría el autoritarismo.
Es un juego de suma cero, es un callejón que aparenta no tener salida.
No es técnico, el problema es político
Hay una estrategia clara, la de “castigar” a Venezuela, hacer de facto lo que no pudieron hacer en la OEA ni en otros organismos de integración regional. Hablan de derechos humanos, de aplicación de la cláusula democrática. La estrategia de paralizar la integración, orientarla hacia los tratados de libre comercio y la pérdida de la soberanía.
Lo que pareciera es que todos están evitando es la realidad: ya esta confrontación, en términos políticos y diplomáticos no es un asunto de funcionarios medios ni técnicos, como los coordinadores nacionales.
Este es asunto político, de cancilleres y de presidentes. Fueron los cancilleres quienes han demostrado su poca disposición a la negociación. No se podía pedir otra cosa del paraguayo Eladio Loizaga, de profusos antecedentes en la dictadura stronista, ni de José Serra, uno de los cerebros y articuladores del golpe judicial-parlamentario en Brasil. Susana Malcorra, la argentina que quiere ser secretaria general de Naciones Unidas, con otros modales y discurso, es integrante también de esa triple alianza.
Rubén Armendáriz
Investigador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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