Una izquierda ausente

Medios y consensos

08/08/2016
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I.- Malestar sin utopías

 

El siglo presente se caracteriza por un ocaso del ciclo revolucionario inaugurado por la Revolución Francesa y que culmina con la llamada Caída del Muro. En la actualidad, asistimos a una hegemonía plena de las ideas neoliberales y a la debacle no solo del Socialismo Real sino también al debilitamiento extremo del Reformismo Socialdemócrata.

 

Lo primero que se puede constatar es que las ideas “progresistas” se han devaluado, precisamente, en el momento histórico en que los cambios se han tornado más vertiginosos. Pareciera que los horizontes históricos emancipatorios de otrora han perdido ya su lozanía. Incapaces de apelar a una “utopía revolucionaria” y carentes de un discurso verosímil ante el mundo de hoy, las izquierdas quedan reducidas a mera comparsa en el seno de sociedades pseudo democráticas aguijoneadas por fórmulas populistas de derechas. Esto es cierto en los Estados Unidos seducidos por Trump, en la Gran Bretaña del Brexit y en muchos otros países de Europa y Latinoamérica.

 

Entre las causas de la mutación política y cultural de estas últimas décadas destacan dos cuestiones fundamentales, a saber: las Comunicaciones y el Consumo.

 

II.- Consumo y comunicación

 

Las llamadas Sociedades de Consumo es la forma antropológica cultural que ofrece el tardo capitalismo globalizado. La primacía del mercado y el libre comercio por sobre cualquier regulación del estado nación - polo histórico objetivo del mundo de hoy – tiene como consecuencia inmediata la transformación del “carácter social” de nuestra época: la “convicción” queda abolida a favor del principio de “seducción”, toda conciencia histórica se diluye en una suerte de “individualismo narcisista” más sensible a los escaparates que a las barricadas.

 

Esta forma de capitalismo de consumo, verdadero “capitalismo libidinal” administra el “imaginario histórico social” ya no de las mayorías ciudadanas sino de los públicos consumidores. Es evidente que la socialización de las nuevas generaciones en el seno de este nuevo diseño socio cultural trae consigo no pocas tensiones entre las instituciones tradicionales - la “polis” – y los nuevos vectores culturales diseminados por una “Híper Industria Cultural” planetaria, la “Cultura Global”

 

La otra cuestión fundamental que se debe considerar en cualquier análisis mínimo de la situación actual es aquella que atiende a lo comunicacional. La revolución tecno científica en curso ha hecho posible lo que hemos llamado la híper industrialización de la cultura toda. Esto significa que, como nunca antes, vivimos la hegemonía tecno industrial en la producción de bienes simbólicos: información e imágenes. Esto tiene un nombre y se llama “mediatización y redes”. Los grandes conglomerados mediáticos construyen día a día un “sentido común” promedio, verdadero “consenso”, que va llenando el vacío ideológico de una izquierda desvalorizada y desacreditada.

 

Las “redes sociales” han instituido una “modalidad política Podcast”, un espacio escasamente ideológico donde prima la “opinión personal”, subjetiva, lúdica, inmediata y experiencial; una opinión, no obstante, capaz de crear “nuevos consensos” y, eventualmente, debilitar y hasta destruir liderazgos y gobiernos. Diríase que las socio tecnologías relacionales han extendido el “ágora” al infinito del espacio de flujos virtuales. Cada “ciudadano – consumidor” tiene la posibilidad de expresar su punto de vista sin más ataduras que su voluntad, una inquietante realidad para izquierdas y derechas. Este fenómeno corre paralelo con un declive de los partidos políticos y de toda la llamada “clase política”. Toda la “épica revolucionaria o contra - revolucionaria” del siglo pasado ha sido superada por un “malestar ciudadano” difuso y episódico que, sin embargo, se expresa electoralmente hacia tendencias populistas de derechas

 

III.- América Latina

 

Esta crisis histórica de nivel mundial afecta, también, a las formas neo populistas nacidas en América Latina en las postrimerías del siglo XX. Acosados por la baja de las materias primas y una no desdeñable corrupción endógena y el consecuente descrédito político, vemos debilitarse los sueños bolivarianos en diversos países de la región. No nos engañemos, las ideas de izquierda están en claro retroceso, esto más por su obsolescencia que por las virtudes cívicas o democráticas de sus adversarios.

 

Lo que se observa por estos días es un fracaso electoral del kirchnerismo en Argentina, una grave crisis del PT en Brasil y una patética degradación política en Venezuela. El preámbulo en todos estos casos ha sido un lento, pero sostenido, desprestigio de las figuras y acciones de estos gobiernos. Tal desgaste se ha escenificado no solo en los medios sino, y principalmente, en la opinión ciudadana expresada a través de las “redes sociales” Solo una vez que se instala el “malestar ciudadano” como un “nuevo sentido común” se produce una crisis política, sea que se exprese en la urnas o en las calles o en ambas.

 

Las componentes del “malestar ciudadano” están en directa relación con temas cotidianos y micro económicos. Cuando se ha instalado un imaginario apolítico básico de “classe moyenne”, cuyo horizonte no va más allá del “confort”, la “seguridad”, el “transporte urbano” o las ofertas de abarrotados súper mercados; proponer un “relato histórico” que apele a la “convicción” es, a lo menos, extemporáneo. La Cultura Global estatuye, a través de una red capilar llamada Híper Industria Cultural, las nuevas coordenadas antropológicas que limitan con la seducción, el consumo suntuario y el espectáculo.

 

En el escenario actual, las “partidos políticos”, con su inevitable lastre ideológico y burocrático, pierden relevancia frente a “movimientos ciudadanos”, mucho más próximos al sentir cotidiano y concreto de las mayorías. Este “sentir ciudadano” expresa la crisis de la “Ciudad Letrada”, donde la política era deliberativa basada en la “convicción” y anuncia los nuevos tiempos de una “Ciudad Virtual”, esto es, ya no anclada en la deliberación ni en la convicción sino en la “seducción” A este respecto es interesante destacar que las promesa neo populista es una modalidad a la izquierda o a la derecha, a la izquierda recordemos el auge bolivariano de la primera década de este siglo y a la derecha el caso más polémico es el de Keiko Fujimori en Perú. Podríamos sostener que hay una estricta congruencia entre las fórmulas neo populistas y las emergentes “democracias mediáticas” La lógica de la “Guerra Fría” - con su secuela de luchas sangrientas y dictaduras - ha perdido vigencia; las Negociaciones de Paz en Colombia, el diálogo entre la Habana y Washington, atestiguan este cambio de época.

 

Para la izquierda, el desafío consiste en conciliar la noción de “democracia” con aquella de “cambio social” en este siglo, es decir, profundizar los derechos del mundo popular en un contexto de libertades ciudadanas plenas, en el seno de una cultura signada por el consumo y el desarrollo vertiginoso de las comunicaciones. Diríase que la existencia de una profunda desigualdad en las sociedades latinoamericanas ya no constituye un argumento suficiente para las ideas progresistas.

 

La derecha post dictatorial de muchos países de la región ha entendido que el modelo elitista y oligárquico ha quedado en el recuerdo y hoy impone modalidades “mediático – populistas” capaces de seducir a sus públicos. Si la épica de las izquierdas ha sido la historia violenta de las luchas sociales y, en el mejor de los casos, la institución de “democracias populares” por la vía revolucionaria, forma eufemística de llamar a regímenes de partido único y estricto control estatal; parece llegado el tiempo de imaginar nuevas soluciones y nuevas modalidades de alcanzar mayores grados de justicia social. Un horizonte histórico y político que se haga cargo de las nuevas demandas democráticas mayoritarias en sociedades mediáticas de consumo.

 

Álvaro Cuadra es Doctor de la Université Paris-Sorbonne. Paris. France

 

https://www.alainet.org/fr/node/179356
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