Desafíos y perspectivas en el segundo año de gobierno de Salvador Sánchez Cerén
- Opinión
Dos años del segundo gobierno del FMLN, conducido por el Profesor Salvador Sánchez Ceren, permiten reflexionar sobre la lucha de clases en El Salvador y sus senderos inéditos, que requieren precisar con claridad para las diversas fuerzas de izquierda, los desafíos principales y sus perspectivas de solución, de los cuales depende la continuidad o la interrupción del actual proceso de cambios, en el contexto de una nueva correlación de fuerzas latinoamericana así como de próximas estaciones electorales en el 2018 y el 2019.
A continuación abordamos esta candente temática desde la perspectiva de los sectores populares y cubriendo elementos de la situación internacional, los tres desafíos principales, la situación de la izquierda, del movimiento popular, del imperio, la derecha oligárquica y no oligárquica, las próximas elecciones y las perspectivas.
Elementos de la situación internacional
La situación internacional en esta mitad de la segunda década del siglo XXI se ha modificado. La caída de los precios de los productos primarios como el petróleo, junto con el ritmo lento de la economía china, y otros factores, ha golpeado fuertemente a países como Rusia, Irán, Brasil, Venezuela, debilitando así la alternativa a la globalización neoliberal representada en el BRICS. Y en nuestro continente, presenciamos un agotamiento del proceso iniciado con la elección de Hugo Chávez en la Venezuela de 1999 y el despliegue exitoso de una política exterior por parte del régimen Obama que combina magistralmente la zanahoria con el garrote.
Los Estados Unidos despliegan la IV Flota, con sede en Maryland, por nuestros mares a la vez que logran reanudar relaciones con Cuba, la próxima desmovilización de las FARC en Colombia, victorias electorales en Colombia, Ecuador, Argentina, Venezuela, Bolivia y la sustitución de la presidente Dilma Roussef en Brasil, y de postre seguramente Keiko Fujimori en Perú. Seguramente luego vendrá el desmontaje de la CELAC y de UNASUR. Una cadena de victorias similar a la realizada por la izquierda durante la primera década, pero de signo ideológica contrario.
Y este torbellino, esta tormenta nos va golpear sin duda alguna, quizás no nos ahogue pero si nos va mojar y ojala que tengamos suficientes paraguas para no ser totalmente empapados. En definitiva, la situación se ha movida hacia la derecha, hacia los planes del imperio de marcar territorio y reasegurar América Latina, para la disputa estratégica global con China. Pasamos a la defensiva, en términos regionales, y es importante realizar como izquierda latinoamericana y caribeña este tránsito de manera creativa, pero sin entregar banderas, sin renunciar a principios.
Los tres grandes desafíos
El ruedo política salvadoreño es por lo general abigarrado y confuso, en permanente estado de flujo, por lo que es necesario siempre separar lo fundamental de lo complementario, lo esencial de lo decorativo, el trigo de la cizaña. De no realizar esta operación existe el peligro de perderse en un mar de acontecimientos y no captar las vigas principales que sostienen el edificio político.
En nuestra opinión, los tres grandes nudos son la seguridad, la economía y el rumbo de país. Alrededor de estas tres situaciones principales giran una serie de acontecimientos, fuerzas y personajes, con sus propias visiones e intereses. Y existen también otras situaciones, como la lucha contra la corrupción, la derogatoria de la Ley de Amnistía, el deterioro ambiental, la crisis de salud, que pugnan por asumir una situación protagónica y que en determinado momento podrían desplazar a las situaciones principales. Pero en este preciso momento son secundarias.
La seguridad pública
El gobierno de Salvador Sánchez Ceren necesita pasar de una política de shock, de blitzkrieg represivo, a una fase de consolidación de su estrategia de seguridad que tenga como eje central la recuperación del territorio tomado por las pandillas, por parte del estado. El mantener estrictamente la modalidad represiva aunque arroje resultados positivos en términos de imagen coyuntural amenaza con agotarse y provocar costos a medianos plazo. Y mediano plazo es peligroso tiempo electoral. Felizmente se llega a este segundo aniversario con el control de la iniciativa, pero esto puede cambiar repentinamente.
Una seguridad pública basada exclusivamente en la militarización de las comunidades para enfrentar a las pandillas, está condenada al fracaso. El gobierno necesita impulsar medidas que impacten en lo social dentro de las comunidades, necesita recuperar la presencia del Estado con servicios adecuados de salud, educación, recreación, agua, parques, iluminación, etc.
Pero si lo represivo se convierte en lo permanente y lo principal, lo que creara son escenarios de conflicto crónico. De resolver adecuadamente esta situación y esto pasa por contar con los recursos adecuados, seguramente podrá garantizarse un tercer periodo presidencial para el FMLN. De no realizarse seguramente presenciaríamos una restauración oligárquica, en sintonía con la tendencia latinoamericana.
Sobre las pandillas es preciso reconocer su naturaleza dual. Por una parte son organizaciones criminales, que extorsionan y asesinan. Y los que han delinquido deben necesariamente pagar por sus hechos. Pero por otra parte, son jóvenes que forman parte de las comunidades, expresiones de exclusión social, reflejos de la pobreza y falta de oportunidades de este sistema capitalista. Es un sector lumpen popular criminal.
Podemos pero no debemos como izquierda impulsar políticas racistas de “limpieza social” que son patrimonio de la derecha. Una de nuestras banderas más representativas como izquierda es la justicia social, la solidaridad, el humanismo. El desafío como izquierda al respecto de las pandillas juveniles es el de restablecer entre nuestros jóvenes y comunidades los lazos de amistad y de unidad frente a los verdaderos enemigos: la oligarquía y el imperio.
Por otra parte, es lamentable que a meses de cumplir 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz, el fantasma de la militarización vuelva a tomar cuerpo y se apodere de las políticas de seguridad pública, y esta vez desde un gobierno de izquierda, nuestro gobierno.
La economía
Hace veinticinco años, cuando concluyo la guerra, hablábamos en la izquierda de una economía alternativa al modelo de economía capitalista consumista. Hoy desde el gobierno hablamos de crecimiento económico, de asocios público privados y de búsqueda de tratados comerciales. Y si bien es necesario que la economía crezca la experiencia nos enseña que puede ser un crecimiento que fortalezca las desigualdades sociales.
El crecimiento de nuestra economía por lo tanto, debe estar vinculado a mayores niveles de oportunidades para los sectores trabajadores, en particular para los jóvenes que terminan sus estudios y sus perspectivas básicas para sobrevivir en la actualidad, son las de irse del país hacia estados Unidos o ingresar a las pandillas.
Nuestro gobierno de izquierda debe impactar estos próximos tres años mediante la creación de empleos de calidad para la juventud. En caso que el presidente Sánchez Curen logre impactar en este campo, seguramente va a garantizar un tercer periodo de gobierno de la izquierda.
El rumbo de país
Este segundo gobierno del FMLN necesita definir un proyecto de país, que no puede ser la suma armónica de las opiniones de sus componentes, incluyendo a la oligarquía, sino que debe de ser la propuesta que como izquierda presentamos a la nación, y que fue aprobada por una mayoría electoral en 2009 y 2014.
¿Cuál es el proyecto estratégico de desarrollo? ¿Hacia dónde nos dirigimos? Pensamos en ser un país ¿maquilero, basado en el turismo, en las remesas, en los servicios financieros, etc.? La definición de la apuesta estratégica como izquierda nos va permitir claridad de rumbo. Si nuestro presidente Sánchez Curen logra definir y establecer este marco, y no con la ANEP sino con los sectores populares, habremos garantizado seguramente la guayaba del tercer periodo.
El aliado estratégico
Un personaje del Ejecutivo acuñó esta maravillosa frase que refleja los anhelos de un sector de la izquierda, que considera que solo se puede avanzar como país en estrecha alianza con los Estados Unidos. Por otra parte, la llegada de Jean Manes en sustitución de la boricua Mari Carmen Aponte marca un viraje en la política estadounidense de la diplomacia pasiva a la diplomacia activa, agresiva. La anterior embajadora convencía, sugería, esta impone, ordena.
El lugar de donde procede Manes es significativo, viene de enfrentar a los talibanes en Afganistán, y ya las últimas decisiones del Fiscal General parecen reflejar este cambio de rumbo hacia una gestión diplomática estadounidense más enérgica, y vinculada los cambios que están ocurriendo en el Sur. Sus prioridades seguramente son las de imponer la visión militarista de la seguridad, aspecto en que coinciden ARENA, GANA e incluso el FMLN; y el seguimiento a Fomilenio II, la Alianza para la Prosperidad, la Alianza para la Seguridad del Triangulo Norte, y sin duda alguna empujar porque El salvador se integre a la Alianza del Pacífico y se aleje del vecindario de Cuba y Venezuela.
La derecha oligárquica
La derecha oligárquica, al igual que la izquierda, tiene diversas expresiones, entre estas la empresarial, la académica, la de medios de comunicación, la religiosa y la política entre otras. La empresarial está representada por la ANEP y durante estos siete años ha tenido que asumir roles protagónicos en el enfrentamientos político contra los gobiernos de izquierda, debido al agotamiento que enfrenta el partido ARENA.
Pero este rol le ha generado diversas fisuras a su interior, que incluyeron incluso una candidatura independiente para las últimas elecciones de su cúpula. La ANEP tiene claridad de su misión de dificultar, bloquear el éxito de este segundo gobierno de izquierda. Hacerse ilusiones de que pueda ser ganada a un “proyecto de nación” es un error, aunque puede ser neutralizada.
La reciente sustitución de Jorge Daboub por Luis Cardenal representa un cambio de estilo, pero la visión estratégica es la misma: recuperar el control del aparato de estado para ponerlo al servicio de sus intereses gremiales de gran empresa.
En relación a la derecha política, tiene a su vez diversas expresiones: ARENA, GANA, PCN y PDC. La principal es ARENA como derecha oligárquica, que atraviesa una profunda crisis derivada de su desplazamiento del gobierno central en el 2009 y del gobierno de la capital en el 2015. Sus contradicciones internas no le han permitido ejercer un papel relevante como oposición, pero tienen bajo su control la mayoría calificada en la Asamblea Legislativa, lo que les coloca en una situación muy ventajosa para bloquear iniciativas del Ejecutivo. Y las pugnas entre sus fracciones pueden rápidamente resolverse en la medida en que aparezca la posibilidad real de regresar al Ejecutivo.
En el caso de GANA representa los intereses de sectores capitalistas emergentes, no oligárquicos, vinculados a un sector del capital árabe. El PCN son sectores relacionados con la antigua dictadura militar, y en el caso del PDC, con la burocracia del antiguo proyecto contrainsurgente norteamericano.
El principal aliado político del FMLN es el partido GANA, que a partir de 2017 pasara a ocupar la presidencia de la Asamblea Legislativa. No sería extraño que este partido evaluara como más conveniente para sus intereses de cara al 2018 y el 2019 regresar al redil oligárquico. Por otro lado, las próximas elecciones legislativas y municipales de 2018 y presidenciales del 2019 determinan ya en gran medida la conducta política de las principales fuerzas sociales y políticas.
La izquierda
El FMLN como partido de gobierno y además como la principal fuerza de izquierda necesita urgentemente para las futuras batallas, en el marco de los nuevos tiempos latinoamericanos, realizar un viraje que le permita sumar a su poderoso poder político partidario, institucional y económico, el poder de la movilización popular, el poder popular desde abajo.
En este marco es preocupante que en el FMLN los principales candidatos presidenciales ya en campaña, de dentro y de fuera del Partido, se identifiquen con una visión socialdemócrata, lo que vuelve urgente la necesidad de un candidato o candidata con posiciones de izquierda revolucionaria. Por otra parte, en el caso que el actual alcalde de San Salvador logre éxitos tangibles en la transformación de la ciudad, esto lo colocara indiscutiblemente en una posición ventajosa, en el caso que se aceptara en el FMLN de nuevo, candidatos de fuera de las filas partidarias.
El movimiento popular y social
Luego de enfrentar directamente la ola represiva del cuarto gobierno de ARENA del 2004 al 2009 por medio del protagonismo del BPS y del MPR-12; a partir del 2009 el movimiento popular y social asume un papel de espectador de la pelea entre el gobierno y la derecha. Se sale de la cancha y se va hacia las graderías para observar el partido entre los equipos FMLN y ARENA.
Y no obstante que la situación económica continuó deteriorándose, el grueso del movimiento popular decide no salir a protestar contra su propio gobierno, y mantenerse a la expectativa de los cambios. Y efectivamente hubo cambios que justificaron en parte esta actitud, como son los uniformes y útiles escolares, zapatos, créditos e insumos agrícolas, etc.
Y el grueso del movimiento popular siguió respaldando y votando por el FMLN, pero sin involucrarse directamente en su defensa. Por otra parte, algunos sectores del movimiento popular, particularmente maestros y trabajadores de la salud, si decidió actuar y salir a las calles a protestar. Y también la lucha por el agua y contra las políticas nefastas de ANDA ha generado el surgimiento de un amplio movimiento popular comunitario que diariamente cierra calles exigiendo agua.
No obstante esto, como izquierda salvadoreña no hemos resuelto aún el problema de la participación del movimiento popular y social en el marco de un gobierno de izquierda. Hay dos posiciones extremas. Algunos sostienen desde el gobierno y el partido que el movimiento popular es más un obstáculo que una ventaja porque asusta a los aliados políticos como GANA, porque pone en peligro la estabilidad. Otros argumentan desde la izquierda no gobernante que este es un gobierno de derecha, al cual se le debe dar el mismo tratamiento de lucha sin cuartel que a los gobiernos de ARENA.
Somos de la opinión que el movimiento popular y social debe estar en las calles porque la protesta más que la propuesta es su razón de ser. La protesta contra funcionarios y políticas que no respondan a los intereses populares, como en el caso de ANDA, aunque venga de un gobierno de izquierda; y a la vez el respaldo en las calles ante las amenazas o acciones desestabilizadoras de la derecha frente a este nuestro gobierno.
Perspectivas
A medida que nos acerquemos al 2018 la situación política se va a calentar. Lo que como izquierda nos permitirá superar estos desafíos así como fortalecernos será el combinar de manera adecuada lo acumulado en la construcción de poder popular desde arriba (Ejecutivo, Alcaldías, Asamblea Legislativa, CSJ, Partido FMLN, Empresas Alba, etc.) con la construcción de poder popular desde abajo (movimiento popular, social y sus luchas en la calle).
Todo esto en el marco de una contraofensiva imperial y oligárquica que tratará en El Salvador, de ahogar política y financieramente al segundo gobierno del FMLN, romper la alianza FMLN –GANA, mantener adormecido al movimiento popular, aumentar el control ideológico sobre la población y lograr avances legislativos en el 2018, que los oxigenen para la batalla del 2019. La lucha está planteada.
San Salvador, 3 de junio de 2016
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