Una oscura indigestión mental recibe al 2016
- Opinión
La cultura capitalista entra por los ojos; la mastica y digiere el cerebro contra Cuba.
“… ¿por qué el pensamiento crítico, emancipatorio, de larga tradición en la cultura occidental, en la práctica, no ha emancipado a la sociedad?” Boaventura de Sousa Santos.
Durante las celebraciones por el fin de año en los espacios públicos de la Habana emerge la pugna entre referentes culturales diametralmente opuestos. Los que celebran el advenimiento de un nuevo aniversario del triunfo de la Revolución cubana del 1º de enero de 1959, que implica a la etapa de su radicalización hacia el socialismo, en tanto avance progresivo del proceso de emancipación; y los que se propagaron a través de la expansión de la cultura capitalista a lomo de la modernidad europea.
Banderas cubanas desplegadas en los balcones, fiestas en los centros de trabajo, intercambio de regalos, rótulos que felicitan y dan votos con el advenimiento de otro aniversario del triunfo –este será el numero 57º-, actualizados hoy con clips en la televisión cubana, donde aparecen personalidades de la cultura, y los distintos sectores de la sociedad felicitando a los cubanos y deseándoles un próspero año nuevo. Se confrontan con ridículas imágenes de gorritos bermellón con ribetes blancos que reproducen a los del obseso Santa Claus que promueven los referentes de la cultura hegemónica angloestadounidense –tras la despenalización del dólar en Cuba en 1993-, guirnaldas lumínicas semejantes a las que aparecen en los filmes hollywoodenses que recrean a esa época del año. Los arbolitos navideños con sus mitos acerca de la llegada de los reyes magos –lo único plausible que resta del odio al Medio Oriente y a la demonización de la religión musulmana-; y un esfuerzo desesperado, generalmente, por parte del cubano medio por lucir menos pobre, o menso bloqueado por los gobiernos angloestadounidenses.
Los adornos festivos provenientes de la cultura capitalista para esa época del año, en Cuba se ofertan en tiendas en divisas, poco asequibles al cubano medio, en mayoría, así como los insignes turrones –de procedencia española-, sidras, manzanas y ciertos vinos de casa y cosecha euro legitimados.
Resulta muy curioso que antes del triunfo de la revolución durante estas fiestas de fin de año y navideñas, se promovían modos de celebración “criollos” que preconizaban las tradiciones de origen rural con sus productos y maneras de celebración, que si bien se mantienen en la actualidad, se confrontan con los referentes de la cotidianidad angloestadounidense que recurre a una teologización proveniente de la re-emergencia de la religión católica, que antes del triunfo de la revolución era el “instructor político” de la autoproducción burguesa.
En la medida en que la etapa posterior a la crisis y la reforma de los 90’s del siglo veinte en Cuba, dio paso a los cambios indispensables para la rectificación radical del modelo socialista ya inservible; y este proceso se vio abordado por el de la normalización posible de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los EEUU, re-abiertas las embajadas respectivas en las capitales políticas de ambos países. Y mientras no exista una muestra real de voluntad política por parte del gobierno angloestadounidense para aliviar objetivamente o desmantelar al bloqueo genocida contra la isla, desmantelar a la ilegal Base Naval de Guantánamo, cumplir con los acuerdos migratorios y cesar la subversión radio electrónica contra Cuba, pese a los pocos y muy formales acuerdos relativos y de difícil cumplimiento, debido a que exigen la decodificación, mediante otros decretos, de partes esenciales del mismo bloqueo, estamos a ojos vistas frente a un cambio de método por parte del gobierno de los EEUU en busca de lograr los mimos objetivos históricos de dominación. Cuba es la piedra más insoportable, por vieja, en el zapato de la política hegemónica estadounidense.
Entre otras razones políticas, estamos muy cerca de las costas estadounidenses, durante la crisis integral del sistema capitalista que sufre el mundo en la actualidad; la solución inmediata no podría ser un misilazo contra la Habana. En principio, por ahora la guerra es, y será cultural; una batalla de ideas con ventaja tecnológica de la parte estadounidense.
El control angloestadounidense sobre las redes de transmisión, intercambio y procesamiento de la información se extiende a todos los dispositivos tecnológicos de uso popular. La televisión, la radio, los intercambios “comunicacionales” están controlados hegemónicamente por las trasnacionales imperialistas. No solo es el control sobre su producción, promoción, comercialización y acceso en general de los dispositivos digitales inalámbricos; a su vez sobre los contenidos que dichas redes transmiten e intercambian.
El bloqueo contra Cuba ha estado apuntalado con programas televisivos y radiales, operaciones subversivas contra la defensa cubana de su territorio radio electrónico; y sobre todo la imposibilidad de desarrollo tecnológico en el campo debido a que dicho bloqueo impide el acceso de Cuba a los cables digitales que pasan por el país.
Entonces, existe un cerco de índole tecnológico que reajusta a la guerra cultural, de ideas, contra la isla en medio de dicho bloqueo, con el objetivo esencial de que desde los centros de poder estadounidenses entre hacia Cuba todo lo que puedan enviar para la subversión pertinente, y salga casi nada desde la isla al exterior. Aún cuando ese objetivo esencial no pueda cumplirse en toda su envergadura, gracias entre otras razones a la reformulación regional hacia una nueva integración con simetría de intercambio en la cual el canal multinacional TeleSur ya con diez años de creado en el 2016 tiene un rol indispensable, las transnacionales como Telemundo, imponen sus reglas para el consumo masivo de bazofia que incinera la psiquis de una enorme población de teleastas de habla castellana en la región, con una programación chatarra que ni la misma crítica seria capitalista tolera. Pero que los televidentes deslocalizados defienden a capa y espada.
“Caso Cerrado es [comenta Claudia Padrón Cueto] un programa de televisión que desde hace más de 10 años emite la cadena Telemundo para la comunidad hispana de Estados Unidos, aunque se puede llegar a ver hasta en una veintena de países. Tiene como característica principal lo exagerado, ridículo e inverosímil de los casos. El problema no es que le paguen a actores para simular o recrear argumentos ante una «doctora en leyes» llamada Ana María Polo, sino que muchas veces los propios figurantes no se acercan ni a los bordes de la credibilidad, al extremo de que no pueden aguantar la risa mientras exponen su caso. [...] El programa ha sido considerado el «hazmerreír de lo grotesco» por críticos televisivos de medio mundo, sin conseguir que la audiencia se resienta; al contrario, cuando se han publicado críticas a la emisión televisiva, la reacción de los televidentes se ha balanceado a favor del reality, el cual en los últimos tiempos ha ganado un espacio de aceptación en parte del público cubano. [...] En un país abierto a las influencias externas, como es Cuba, y donde los paradigmas tradicionales de consumo cultural se han redireccionado, debido al uso de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, emerge este show como la más completa alegoría de un marasmo intelectual. Ha pesar de ello, imponer gustos o decirle a otros qué deben ver o no, es elección que le atañe a cada cual como dicta el libre albedrío, y por tanto, las obsesiones castradoras son infructíferas.” [1]
Hay aspectos que deberían reajustarse con respecto al criterio de Padrón Cueto; somos un país expuesto, más que abierto, a las influencias externas –porque todas no son beneficiosas-, donde los paradigmas tradicionales de consumo cultural, no solo o exactamente debido a las nuevas tecnologías, también a la crisis de la izquierda en el mundo, y del mismo modelo ya inservible de socialismo que debe ser rectificado radicalmente.
De país beneficiario de aquel Campo Socialista, devenimos, a consecuencias de la crisis y la reforma de los 90’s en susceptible de ser abordado por los referentes de la cultura capitalista en su fase hegemónica angloestadounidense. Las nuevas tecnologías por si mismas no son el problema, sino quién las controla y con cuál referentes y objetivos. Si bien es cierto que Cuba es un país con más de medio siglo sin analfabetos, y un nivel general educativo de media superior, los trastornos de esa misma crisis experimentada bajo bloqueo integral de los EEUU, que se arreció precisamente a mediados de los 90’s cuando dicho bloqueo fue codificado como ley en los EEU.
El esfuerzo del nivel pertinente de cultura política en la praxis socialista dentro del país está obligado a proveer todas las herramientas y la información indispensables como para poder confrontarnos con ese bombardeo de referentes de la cotidianidad cultural estadounidense. Si bien es cierto que cada cual tiene la libertad de cultivar los gustos que decida, o que le permita su grado de cultura general, Padrón Cueto parece ignorar que la convocatoria mundializada de esa cultura hegemónica capitalista obedece a la aplicación de herramientas culturales de la política imperialista con que borrar el más mínimo atisbo de intento emancipatorio. Hasta el mismo Cubasí a veces patina… La individualización de ese “libre albedrío” es precisamente un instrumento para la dominación.
Cuando la articulista de referencia afirma que “no se debe demonizar cuestiones como el entretenimiento: el placer, el ocio, son tan válidos como la instrucción. [Porque] No todo el tiempo necesitamos centrarnos en propuestas elevadas o cultas. Hay momentos que solo buscamos «desconectar» y reír con lo absurdo.” Parece también ignorar que tal principio de supuesta “libertad” de elección obedece precisamente a los principios de la convocatoria imperialista. La separación entre culto y popular es ficticia, impuesta durante la expansión de la cultura capitalista a lomos de la modernidad europea, a partir de lo cual lo culto es lo que desde eurocentrismo cultural ha rebasado la barrera del tiempo, a partir de que ha devenido en la expresión “sublime”, climática de la manifestación del espíritu creador. En tal sentido, la cultura del dominado históricamente es considerada “popular” por trivial; banalizada en su comparación asimétrica con lo eurocéntrico. Si, por ejemplo, escuchamos la versión de “Redempsión Song” cuyo autor es el jamaicano Bob Marley interpretada por la camerunesa Angeline Kidgo nos percataremos que es una interpretación de una factura excepcional donde interviene un coro de estructura euro religiosa y el arreglo musical es ineludiblemente africano. Mucho de lo grabado por aquel Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC de los 70’s del siglo veinte cubano, debería estar dentro de la llamada música “culta”. No deberíamos olvidar que con la música de muchos autores e intérpretes de la llamada música culta europea, sus contemporáneos cantaban, bailaban y gozaban en fiestas y tabernas de la época. En resumen, lo “culto” es lo que en una sociedad se dilucide como cercano o imitador de ese principio eurocentrista; y hoy imperialista. A pesar de lo anterior, los esfuerzos por parte de músicos e intérpretes de todo el mundo por romper esa dicotomía hace mucho tiempo que es una realidad; incluso, le conviene a esa misma hegemonía angloestadounidense y a sus transnacionales del entretenimiento.
En algunos momentos parece que ciertos periodistas jóvenes cubanos lo olvidan; e intentan separar la cultura de la política. Pobre destreza filosófica que se padece.
Hace mucho; sobre todo a partir de la primera crisis de los setenta capitalista del siglo veinte, la industria “deslocalizada” del entretenimiento esta estructura para inocularle a “malanga” sus referentes burgueses camino del cerebro en pos de una indigestión oscura que deje a los individuos mutilados psíquicamente ante sus proyectos emancipatorios.
Sería útil advertir que ese “libre albedrío” que se defiende por ahí, con que hacer y pensar uno mismo lo que entiénda, está subordinado a la confrontación entre libertad y desigualdad impuesta por la sociedad estadounidense y que se ha extendido por el mundo. A partir de lo anterior las personas con tal de no admitir su estatus de explotado, subordinan sus intereses a la condición de mayor o menor pobreza en su cotidianidad. Lo que propicia la emergencia de una libertad harto mutilada porque se vive en insoportable desigualdad. Aún si la articulista de referencia enuncia que “si bien satanizar o prohibir nunca serán soluciones, instruir a la población en cuanto a cómo se engrasa la maquinaria de esa fábrica de manipulaciones y engaños que es la televisión basura, podría ser un paso inicial para desterrar actitudes pasivas en los receptores, y que estos sean capaces de absorber las más variadas propuestas con juicios críticos.” Pero tal aprendizaje es muy complicado; la introspección que impone obliga al individuo a ser depositario del grado pertinente de cultura política equivalente al de cultura general. Durante generaciones. Pero perderlo o banalizarlo es mucho más rápido, fácil; casi expedito.
Si el artículo citado fue escrito especialmente para Cubasí y referido a Cuba, Padrón Cueto debería recordar que este es un país de educación inclusiva (gratuita) desde hace más de medio siglo, y que ha colaborado a que sea de la misma manera en otros países del mundo.
Yuris Nórido en el mismo sitio Web se intriga porque mucha “gente habla de la política cultural de la Revolución como si fuera un documento redactado, publicado y distribuido. “Esto o aquello tienen o no tienen que ver con lo que dice la política cultural de la Revolución”. Pero, ¿qué dice la política cultural de la Revolución?”[2]
A estas alturas de la guerra cultural imperialista el más neófito debe conocer que las políticas culturales no se legislan como codificadas; ese es un triste error “socialista oriental”. Una política cultural se puede estudiar, someterla a pensamiento crítico, ayudar a enriquecerla, describirla desde muchos ámbitos de la sociedad (las artes y las ciencias); pero nunca codificarla como una ley. Ni siquiera la hegemonía angloestadounidense que la consagra teleológicamente en su himno nacional, en la política totalitaria por excepcional que impone; pero texto ley…
En Cuba tenemos un referente como “Palabras a los intelectuales” de Fidel Castro, que es el referente nacional por excelencia acerca de lo que se dilucida como política cultural. Siempre habrá un sector que lo repudie; sabemos quiénes son. Preguntarse a estas alturas por semejante ley nos remite a alguna estrategia de los servicios de inteligencia imperialista, con que sumir a la cultura y al pueblo de Cuba en medio de la materialización de su proyecto de emancipación como la peor trampa posible.
Al margen del proyecto de emancipación socialista cubano existe una rémora que pretende desde adentro y desde afuera de la zona bloqueada por los EEUU, un regreso a la cultura proveniente de la autoproducción burguesa; desmantelada en Cuba hace más de medio siglo.
La cultura y sus tradiciones no se decretan, porque entonces no serían tradiciones sino decretos.
La UNEAC, AHS, Universidad de las Artes, Escuela de Letras de la Universidad de la Habana; y en el Ministerio de Cultura y sus Centros Nacionales como el de Música, Artes Plásticas; y los Ministerios de Educación, Educación Superior… y la Asamblea Nacional del Poder Popular están para garantizar los espacios y respaldar a la legitimación de nuestra política cultural.
La imposibilidad por parte del imperialismo hegemónico angloestadounidense de desacreditar a la política cultural cubana, a través de la subversión directa ha obligado a sus servicios de inteligencia a idear formas alternativas con que infiltrar nuevas estrategias de promoción para sus referentes. Otros modos de meterles por los ojos a los cubanos sus entuertos.
Está de moda dentro de la isla la “comercialización” de los llamados “paquetes”, discos o memorias USB que contienen un compendio de determinados materiales para el entretenimiento “sinflictivo” del público local. Recibido primero con suspicacia, después devino en alternativa casi expedita –a uno o dos dólares el “paquete” semanal-, para indagar por parte de las mismas instituciones y los estudiosos de la isla acerca de cuáles son esos materiales a distribuir; además de que la idea a llevado a ciertos particulares a hacerse de su propio modo de entrar en el “negocio”.
“La génesis de esta idea surge del fracaso de intentar multiplicar el uso de la televisión por cable en Cuba, con lo que se pretendía hacer llegar una televisión a la carta, previamente elaborada por los servicios de inteligencia norteamericanos. […] En una reunión de oficiales de la Agencia Central de Inteligencia -CIA por sus siglas en inglés- donde participé, se lanza la idea de estos paquetes que se trasladarían en discos duros aprovechando contrabandistas como mulas, pues se suponía que ya tenían los contactos en Cuba para distribuir de forma rápida la información. A estas personas les convenía pues se les financiaba el viaje y sus equipajes. La CIA quedaba al margen de esta actividad y ello propiciaba que se utilizara como medio de lucro en la Isla”. […] Es importante que se conozca que este paquete parte de un minucioso estudio del consumo cultural de los cubanos, de las tendencias en la preferencia de nuestra población, sobre todo de los audiovisuales. Por supuesto, se trabaja en lograr un balance que esté a tono con todos los gustos y que en apariencia su único objetivo sea el de entretener. [… ] Te puedo comentar que hay shows de grandes cadenas de televisión que se adecuaron a estas nuevas exigencias, e incluso comenzaron a dar preeminencia a la participación de cubanos, ello con el objetivo de reafirmar la valía del american way of live, como mejor opción. […] Resulta que con el fracaso de tele y radio Martí, esta sería la nueva vía de influenciar en la forma de pensar de los cubanos. No solo con las series y las películas, que además tienen una fuerte tergiversación de la historia, sino también a través de los videos juegos y las aplicaciones para móviles que son de gran consumo. […] Son métodos que ya han probado en otros lugares con resultados según sus planes; ellos mismos dicen que “trabajan en construir al hombre tonto del capitalismo, al hombre frívolo”. Esa es su principal misión, desmantelar y desmotivar al hombre nuevo que creó la Revolución cubana, aunque para ellos es paradójico que los jóvenes defiendan este proyecto, a pesar de las limitaciones y de las carencias materiales”. […] Bueno, siempre que hablo de esto me refiero a los cigarros. Los productores siempre reseñan en sus etiquetas “fumar daña la salud”. Se trata de cada día explicar más y mejor a los que consumen el paquete las intenciones reales de su existencia, no es que se prohíba, que se esté persiguiendo a quienes lo ven, sino de que comprendan los riesgos que implica y que tengan claridad de la manipulación que en ellos se hace de la verdad. […] Aparejado hay que elevar la factura de los productos audiovisuales nacionales, que estén más efectivamente vinculados a nuestras raíces culturales. No se trata de rescatar, sino de difundir para que se integre de mejor manera en la forma de pensar y de actuar de los cubanos de hoy. Eso nos identifica en el mundo entero y forma parte de la dignidad nacional.” [3]
Un escritor e investigador cubano, infiltrado dentro de la CIA por la Seguridad del Estado cubana, es el autor del testimonio antes citado; muy importante a pesar de su extensión.
No deben existir reservas acerca de que la falta de voluntad real del gobierno estadounidense y de su Congreso liderado por los republicanos, para levantar el bloqueo contra Cuba demuestra un cambio de método contra la isla buscando los mismos objetivos históricos de dominación.
Resulta harto peligroso deglutir por los ojos en dirección al cerebro, sin capacidad de discriminar.
Hasta el momento, si queremos disfrutar en vivo de ciertas estrellas del jet set del entretenimiento, quizás tengamos la oportunidad del siglo. Pero a cambio de seguir del lado de adentro del bloqueo de los EEUU contra Cuba. O someter nuestra libertad a su hegemonía, a por una disminución improbable del nuestra mayor pobreza acumulada.
[1] Claudia Padrón Cueto/Especial para CubaSí. TV Basura: «He dicho Caso Cerrado». ¿Será? Cubasí. Martes, 22 Diciembre 2015.
http://www.cubasi.cu/index.php?option=com_k2&view=item&id=46341:he-dicho-caso-cerrado...
[2] Yuris Nórido. ¿Dónde está escrita “la política cultural” de la Revolución? Cubasí. Martes, 20 Octubre 2015.
http://www.cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/43448-¿donde-esta-escrita...
[3] Aline Pérez. Yo fui uno de los creadores del paquete audiovisual contra Cuba. Cubasí. 24 Diciembre 2015.
http://www.cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/41212-yo-fui-uno-de-los-c...
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