Desafíos culturales de la juventud cubana
- Opinión
Los jóvenes cubanos, ¿convictos del corporativismo político angloestadounidense durante la interacción imperialista entre cultura y tecnología?
"…la hegemonía nunca se acepta de forma pasiva. Está sujeta a la lucha, a la confrontación, a toda una serie de “tironeos”. Por eso quien la ejerce debe todo el tiempo renovarla, recrearla, defenderla y modificarla, intentando neutralizar a sus adversarios incorporando sus reclamos -como por ejemplo el respeto de las diferencias- pero desgajados de toda su peligrosidad. [...] la teoría marxista de la hegemonía sostiene que los movimientos sociales y las organizaciones revolucionarias de los trabajadores que no logren traspasar la estrechez de sus luchas locales y particulares terminan presos del corporativismo, o sea limitados a sus intereses inmediatos." Néstor Kohan.
Contra la producción de pensamiento crítico socialista que combate a los reajustes de la dominación que apuntala a la crisis orgánica del sistema capitalista –el actual cambio del gobierno estadounidense en sus relaciones diplomáticas con Cuba, su sobrevaloración perspectiva, es un ejemplo-, se observa cierta tendencia al beneplácito con la plutocracia global, mediante reformas sin salir de dicha dominación; pero que se mantiene en permanente negociación con la hegemonía capitalista actual. A tales efectos, se utilizan términos como paradigma, mainstream, gobernabilidad, o frases como “pasar la página”, que intentan un giro negociador conque someternos a un desplazamiento lejos de la atención sobre los asuntos y problemas sociales; hacia un discernimiento despolitizado.
La atención desmesurada en los desarrolladores culturales del sistema imperialista pretende enraizar al concepto de pax burguesa que trastorna al grado pertinente de cultura política socialista en un reducto de experimentación social durante los reajustes antes enunciados.
La, por ejemplo, denominada guerra de cuarta generación es un producto de tal proceso, en busca de la deshistorización en el ejercicio del poder imperialista. Poner en “voga” a la amnesia social.
Tal deshistorización se manifiesta a través de la hegemonía angloestadounidense (aun si careada en su perspectiva económica), que sin ser un modelo de sociedad resultado de la interacción con una acumulación o totalidad histórica (Cultura) se enquista en la cotidianidad global a través del consumo masivo de sus referentes, que volatiliza a toda aptitud crítica contra el sistema. Se exigen reformas para el “ablandamiento” de la conveniencia social pero en función de la autoproducción burguesa.
La guerra económico-política (Rusia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina; aún Cuba se mantiene bloqueada por los EEUU), es una etapa del despliegue imperialista para desmantelar, previamente, al orden político y cultural del espacio acosado. Es la continuidad del mercado capitalista pero de otra forma. La dominación mundializada vigente secluye a cualquier espacio dentro de una guerra económica durante el despliegue de esa ocupación contra la hostilidad desde afuera; o desde la perspectiva imperialista de la “hostilidad desde adentro”. Los flujos de capital son una herramienta que no se limita al acopio parasitario de lo que es, o pueda convertirse en capital; incluye a toda intersubjetivación posible durante la lucha de clases bajo tensiones insoportables.
Cierra el paso a la soberanía argentina con respecto a las islas Malvinas. Secluye un territorio ajeno y lo convierte en zona amnésica al servicio de sus intereses políticos como la ilegal base militar yanqui en Guantánamo. Impide la contraloría de capital “extraviado” en la virtualidad de los paraísos fiscales.
Las redes de información global satanizan a la resistencia proveniente del territorio acosado por hostilidad desde afuera, para que esta sea inteligida como hostilidad desde adentro; y no desafío contra una agresión imperialista. La ocupación imperialista funda y expande a su superioridad cultural como el grado más alto de desarrollo tecnológico alcanzado; que es un modo de crear sentido común.
La pretendida ocupación imperialista del mundo funda y expande a su superioridad cultural como el grado más alto de desarrollo tecnológico alcanzado; que es un modo de crear sentido común. Y se expresa mediante la bisagra entre tecnología y cultura; esta última legitima a un desarrollo civilizatorio deshistorizado. Cambian los modos de dicha expansión. Queda la “infinitud” que ambiciona el despliegue de esa ocupación. Una avidez harto complicada; pero al capitalismo le cuesta demasiado autodisciplinarse; no puede sino expandir una realidad manipulable y acelerada, que exige sometimiento a su "superioridad" cultural soportada por las armas, obviando que estas son relaciones sociales de poder entre las personas.
La tecnología es arbitrio semántico que somete a la diversidad cultural dentro de esa hegemonía para secluir a los mundos y a las mentes. Durante horas “tele-vivimos” pasajes de esa ocupación. A través del origen, auge y agotamiento del keynesianismo militar la economía de la guerra permanente sirve para entender a la hegemonía angloestadounidense desde la segunda posguerra mundial del siglo XX. Tras varias crisis, dicha hegemonía se ha ido quebrando en su perfil económico, y apela al despliegue de tal ocupación para zurcir ese declive con la dominación militar que custodia al acopio parasitario de plusvalía capitalista.
La destrucción de la vida como amenaza es tan o más traumática que su cumplimiento. Impone la sumisión mental al conformismo, la indiferencia; y a la invalidez de la conciencia social suficiente con que desafiarla a contracorriente del sistema burgués. Involucra al discernimiento político capitalista que trepana al sentido común; ya muy banalizado por las apologías de Hollywood.
Un rechazo abstracto a la violencia demoniza a los que combaten, y a la memoria de quienes combatieron en defensa de la vida y los derechos elementales de los humildes y la soberanía de sus pueblos.
Entre las acciones subversivas contra la Revolución y el sistema socialista cubanos –aun si durante relaciones diplomáticas con los EEUU a nivel de embajadas-, por ejemplo, se urde la estrategia de divorciar a las generaciones más jóvenes de su acumulación histórica; intención que se extiende al resto de la nueva integración regional. Un pacifismo “neutro”, atravesado por una pasión desmedida por los tarecos tecnológicos para el intercambio digitalizado banal, expedita al despliegue de la ocupación del mundo.
La deshistorización en el ejercicio del poder capitalista invalida a la memoria histórica, para endilgarles a los jóvenes cubanos un compromiso social, culturalmente despolitizado, como lo deseable durante la desigualdad que se agudiza con la crisis actual del sistema desde el 2007. La anulación burguesa de una autoproducción socialista posible, puede estar invalidando a la justicia social, a sus actos efectivos contra el desamparo aplicándoles a los jóvenes valor de cambio desde la pacificación mental imperialista.
Durante la supremacía codicial angloestadounidense (supremacía del inglés estadounidense) emergen entuertos que diluyen a los asuntos y problemas sociales en una pseudorealidad que por su extensión sobrepasa a una simple tupición en la fontanería del intelecto, hacia dónde escapan los individuos galopando sobre un fetiche de la cultura capitalista; sumémosle a lo anterior la praxis política socialista almidonada y estrecha mediante consignismo insustancial que disimula a un grado preocupante del analfabetismo funcional entre nosotros. Incluso a nivel académico superior en disciplinas como las ciencias de la comunicación. Resbalar en la macha de aceite que dejan los entuertos comunicacionales imperialistas quiebra huesos; desbarata conexiones sinápticas.
La gente sin abandonar a su cultura o cotidianidad se "libera" del compromiso con el antiimperialismo, para discernirla "abstracta" dentro de esa despolitización. Difuminar a la futuridad posible despolitizando al pasado y al presente de una sociedad hace creer que el tiempo de esa dominación reajustada se eterniza mientras en Cuba, por ejemplo, la dirigencia histórica de la revolución “desaparece” y da paso a un horizonte espectacular equivalente al desmantelamiento del proyecto socialista de emancipación social.
La estrategia es pulverizar el acceso al poder político a los grupos jóvenes que reivindiquen a la pugna en la lucha entre clases antagónicas, lo que les convierte en "no confiables" durante la preparación de sujetos útiles al sistema burgués. Incluye al adiestramiento post-etapa lectiva en los espacios de re-producción. A su vez, desmantelar al relevo socioclasista ante los avatares que enfrenta el mercado del trabajo en medio de la crisis del sistema. (Snowden es un producto de ese proceso; pero descarriado; fallido).
Se experimenta una interacción harto complicada en la gestión de la transición socialista posible; la concentración parcializada en los conflictos de índole económica en medio de una pugna imperialista ardua por despolitizarlos, nos confirma un “corto circuito” que amenaza a la interacción entre las mentes y los cuerpos jóvenes. Quizás esté ahí uno de los supuestos paradigmas, que intenta implementar un mainstream dentro del pensamiento anticapitalista, que no es otra cosa que la consecuencia práctica de aquellos reajustes en la dominación mediante las relaciones sociales de producción (de poder) como el capital.
El imperialismo mantiene una prospección permanente entre las oligarquías locales en condiciones de asumir el servicio activo de subversión contra los procesos de emancipación anticapitalista. El perfeccionamiento de tal estrategia, persigue reconquistar todo lo que signifique capital, para el reforzamiento del acopio parasitario de plusvalía, al margen de los compromisos de inversión social.
Sus desarrolladores culturales se concentran en los individuos adolescentes y jóvenes con origen social en la mayoría que buscan (en tanto, aspirantes de middle class) acceso a esa potencia social autónoma de la que habla Chesnais, en que se ha convertido la acumulación de capital sin relación alguna con la inversión social, sino con el acopio parasitario, están dispuestos a mutar en agentes contratistas o aspirantes de los intereses de la plutocracia global imperialista. Este proceso se manifiesta a través de una diversidad de gradaciones que pueden mantener a una persona con un pie en el espacio de emancipación anticapitalista y el otro en los suburbios de esa potencia social autónoma.
La precariedad y el desempleo laborales se disimulan desde la expansión histórica de la cultura del capitalismo, mediante la extensión artificial (placebo social) de la edad adolescente hasta aproximadamente los treinta y cinco años. El conflicto implica asumir el efebismo global en contextos anticapitalistas.
1. La implosión de la privacidad a cambio del espectáculo en la ostentación tecnofílica que refuerza a lo aparencial en el espacio público, en buscar de reafirmarse “clase media”.
2. Nuestras Culturas o acumulaciones históricas, son invisibilizadas; o diluidas en productos simbólicos a través del mercado global del entretenimiento (USA); o en procesos como las diversas interpretaciones del multiculturalismo euro-yanqui, ejemplos: RASD (España), posesiones francesas o inglesas en el Caribe; latino-americanidad caribeña sumisa en el espacio USA.
4. ¿En qué momento comenzamos a envejecer? Fárrago en las interpretaciones académicas acerca de la diversidad sociocultural. La modernidad está en crisis de senectud sometida a las normas impuestas por la cultura del capitalismo en su expansión histórica.
5. La pobreza y el analfabetismo funcional son “endémicos”. El conocimiento como opción fundamental para el aumento en la esperanza de vida, queda descartado (la crisis y el bloqueo imperialistas inutilizan los esfuerzos de los espacios en proceso de emancipación). Vivir más será posible, pero también más complicado desde el punto de vista cultural e intelectual.
6. Multipolaridad del conocimiento versus monopolio del conocimiento. Las alternativas que no sean capaces de deslindarse, convenientemente de la preeminencia cultural del capitalismo; están condenadas a una reclusión perpetua dentro del corporativismo imperialista.
7. Todas las juventudes están en peligro durante la expansión histórica de la cultura del capitalismo.
Cuba está obligada a proteger con uñas y dientes el equilibrio complejo de su hegemonía socialista.
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