El capitalismo renquea de una de las patas de su hegemonía
- Opinión
¿Linchar personas negras en las calles de los EEUU es la solución al problema político? ¿Qué pretende debatir con Cuba sobre derechos humanos?
Performar bajo una fuerte presión, local e internacional, determinada situación política es muy complejo. Marilyn Mosley, fiscal de Baltimore ha dado un paso de enorme importancia y valor personal, aún sino decisivos, cuando anunció que la muerte del joven afronorteamericano Freddie Grey a manos de la policía de esa ciudad había sido un homicidio.
Desde la Habana, a partir de las informaciones que nos llegan desde TeleSur, que ha sido muy coherente y fluida, no pocos se precipitaron a dilucidar que ese asesinato había sido la gota que colmaba el vaso, restando así, su real importancia a la cadena de hechos y a la reacción que provocó en una ciudad, que no es la Fergusson de Missouri el que seis efectivos policiales, incluyendo a una mujer, y dos hombres de origen afroamericanos haberle caído en pandilla a un joven de complexión normal hasta partirle la cervical y arrastrarlo, entre los seis, hasta la furgoneta policial como si cualquier cosa menos un ser humano. No tendría yo en cuenta a la cantidad de jóvenes afronorteamericanos ultimados en plena vía pública -la cifra de muertos por excesos policíacos en los EEUU- ha sido un hábito recurrente en la historia de ese país. La guerra de clases contra los negros, en vez de disminuir se acrecentó después de las victorias logradas por el movimiento de los derechos civiles en los 60s y 70s del siglo veinte.
Curiosamente en Israel, ha comenzado una ofensiva urbana contra los judíos no blancos, como los emigrantes etíopes. Y los disturbios van tomando fuerza.
Es indispensable para la dominación angloestadounidense y su excepcionalismo WASP evitar a toda costa la reorganización de las personas negras –“minorías” les llaman-, con el riesgo de que emerja otro líder del corte de Martin Luther King, Malcolm X, Mumia Abu Yamal; o peor, el resurgimiento de algo semejante a un nuevo partido Black Panther.
Reiteramos que es una guerra de clases, impuesta por los grupos de poder. Y que tales grupos creen que van ganando.
Barack Hussein Obama es una herramienta –de esa guerra-, que los órganos de inteligencia angloestadounidense diseñaron y activaron al interior del sistema para reajustar los enormes disparates que un subnormal -pero WASP- como G.W Bush cometió en su doble periodo de mandato presidencial; con el objetivo de continuar mediante vías más inteligentes, por "intelectivas", la misma política de reconquista del mundo, eso si, apelando a medios tales como la guerra mediática, a la tercerización de las operaciones bélicas, y a un supuesto "smart power" que hoy tiene su manifestación en el nuevo acercamiento hacia Cuba socialista, por una parte, y al acoso contra Venezuela Bolivariana, con el objetivo de atomizar a la nueva integración regional latinoamericana y caribeña.
Pero hubo algunas sorpresas desagradables en la activación de la herramienta angloestadounidense la inteligencia. Assange, Snowden, Maning…
En cierta ocasión comentaba que la Historia de la cultura capitalista puede estudiarse como una sucesión de hegemonías comunicativas que hoy se expresa mediante supremacía codicial angloestadounidense. Un desafío para el socialismo del siglo XXI durante la guerra de clases. Las manifestaciones de xenofobia y racismo son herramientas actualizadas para tales menesteres. La gendarmería imperialista desbarató Libia y una porción sensible del norte de África. La avalancha incontenible de emigrantes negros y no blancos en general, está cobrando su diezmo ante los ojos impertérritos europeos en los cruces del Mediterráneo, que parece querer superar a la fama del Pacífico entre los siglos xv y xviii cuando alrededor de diez millones de personas secuestradas de las costas africanas fueron lanzadas al mar como lastre prescindible. Hoy rige una hegemonía comunicativa o mediática, que hace que los emigrantes africanos parezcan “cosas” caídas del cielo, y las personas jóvenes negras linchadas en Fergusson (Missouri) o Baltimore (Maryland); trastornados provocadores contra las impolutas fuerzas del orden angloestadounidenses.
Se habla de una re-emergencia de los valores norteamericanos tradicionales, como la creencia en Dios, la Biblia la fundación cristiana de América, y de la verdad histórica (la de ellos); en enfrentamiento defensivo contra los valores opuestos: el alejamiento de Dios que predice la Biblia. Cuando lo que realmente divide a la sociedad es la propiedad sobre los medios de producción.
Se dice que un individuo deviene sujeto cuando ha interiorizado el sistema o conjunto semióticos común a toda (la) colectividad, en interacciones que controlan su conducta, y los modelos de mundo creados con esos sistemas. La dominación imperialista trastorna sistemas semióticos que pautan productos y prácticas sociales -la porción denominada afroamericana padece una crispación social que proviene de percatarse históricamente de que no pertenece, o no está incluida en el excepcionalismo que se abroga a si mismo el sistema político angloestadounidense.
Versionado a Lotman la condición medular de la función política en toda cultura consiste en organizar el mundo que rodea al hombre. Las dinámicas comunicativas se definen como dispositivo concéntrico cuyo motor es: sistema normativo que -frente a lo que ocurre con la orientación hacia el futuro de los programas de comportamiento- mantiene una relación constitutiva con el pasado, de forma que la permanencia, la “longevidad-eternidad” aparece como criterio de valor y de unidad para el cual el futuro importa únicamente como prolongación del ahora. Esa prolongación hacia el futuro está destrozada o siempre se mantuvo como apariencia para la "minoría" afroamericana en los EEUU. ¿Posee en los EEUU, esa “minoría” la ubicación en un presente que sirve de prolongación hacia el futuro?
¿Qué apremia a la corroída hegemonía global estadounidense para la dominación en la guerra de clases? Someter, a través del histórico eje (“autista”) a una memoria común y saber mutuo vulnerables durante la deshistorización en el ejercicio de su poder, para reafirmar a la autoproducción –cultura- capitalista como la única posible. Una memoria común globalizada y aturdida en improbable reciprocidad comunicativa. Desde la cultura capitalista, los golpes más arteros apuntan hacia esa memoria histórica.
Hay violencia de esa índole cuando delincuentes comunes son denotados “adalides o mártires por la democracia” en Cuba, Venezuela o en Ucrania.
La erosión de la hegemonía angloestadounidense se apuntala con el control sobre sistemas comunicativos a escala global. Este apuntalamiento aplica entuertos epistémicos culturales con implicación política; el término afroamericano es uno.
¿Por qué diablos Obama se tira en la piscina, sin confirmar si tiene agua o no –tras meses de negociaciones con el gobierno cubano y los intermediarios, aparte-, y propone la normalización de las relaciones bilaterales con Cuba, sino es por las dificultades evidentes que en su segundo mandato sufre con nuestra región, y la urgencia de dividirla? ¿Quién podría afirmar que lo conveniente para los EEUU sería entrar en un enfrentamiento bélico contra Cuba? ¿No sería mejor participar en los procesos de inversión en una Cuba “aislada” de Venezuela Bolivariana, Rusia y China, sin meterse en camisa de once varas?
Un pacifismo “neutro” por despolitizado (o mal politizado) expedita al despliegue de la ocupación imperialista del mundo.
En octubre del 2014 reflexionaba que: Eurasia está en peligro de precipitarse al caos de la desintegración geopolítica a través del desbarajuste en Ucrania que propiciará acercar a la OTAN a la frontera con Rusia, jamás conquistada, poblada por individuos que la hegemonía angloestadounidense dilucida como simbólicamente no blancos. Sin exagerar; hablando claro; comprimiendo a los “no blancos” de China que deviene en amenaza global para el imperialismo desde la porción más careada de esa hegemonía, la económico financiera y comercial.
Barack Hussein Obama, no es ni blanco, ni negro, ni violeta ni anaranjado; es un instrumento político con el que intentaron paliar un poco el desastre que un oligofrénico blanco WASP provocó precipitando al sistema capitalista en el agravamiento de una crisis orgánica de la quizás puedan ir saliendo, acrecentando la independencia de esa potencia social autónoma en que ha devenido el acopio capitalista mundial, de los asuntos y problemas sociales.
¿La fórmula? Eliminar por cualquier vía a la mayoría “sobrante” del planeta. No existe garantía alguna para la población afronorteamericana dentro del sistema capitalista. Los seguirán cazando como a ratas en las calles de las urbes estadounidenses. Es una autorización tácita para librar al imperialismo de todo lo que estorbe a sus intereses durante la acumulación de esa relación social de poder que es el capital.
La anglo-norteamericanización de la cultura es un arma de exterminio masivo. Quien lo olvide no alcanzará a pedir el último de la cola en el crematorio en el interior de su hegemonía.
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