Rompiendo el cerco del agronegocio

15/04/2015
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Foto: Bloque Verde image002
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Cuando en diciembre de 2012, la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) tomó la decisión de otorgar el permiso a la empresa D&PL Semillas Ltda, subsidiaria de la compañía Delta & Pine Land (Monsanto), para sembrar maíces transgénicos MON-88017, MON-603 y MON-89034 en la región de Guanacaste, no se imaginaba que la reacción popular pudiese ser tan contundente.

 

Esta decisión no solo desencadenó una muy enriquecedora discusión a nivel nacional, que involucró a amplios sectores de la sociedad costarricense, sino que tuvo impactos directos y muy concretos en la vida social, política y cultural del país.

 

Dos años después, el 91 por ciento de los municipios resolvió declarar sus territorios libres de transgénicos, y la Sala Constitucional declaró “parcialmente con lugar” el recurso de inconstitucionalidad presentado por diversos grupos ecologistas y productores contra el Reglamento del Servicio Fitosanitario del Estado.

 

Este Reglamento fue la herramienta jurídica utilizada por la CTNBio para otorgar a Monsanto el permiso de liberar organismos genéticamente modificados en el territorio nacional.

 

“Todo lo que se ha logrado hasta el momento es el resultado de movilizaciones masivas, conversatorios, talleres y reuniones con las organizaciones locales y la población en general.

 

Además, estas acciones han tenido como resultado la promulgación de un decreto que protege el maíz como patrimonio cultural. Un paso más para cerrar definitivamente la puerta al maíz transgénico”, dijo Mauricio Álvarez, presidente de la Federación Ecologista de Costa Rica (FECON).

 

Jornada mundial contra los OGM

Pocas firmas dominan el mercado

 

De acuerdo con datos del Grupo ETC, sólo diez multinacionales controlan el 76 por ciento del mercado mundial de semillas (1), casi el 95 por ciento del mercado global de agrotóxicos y más del 41 por ciento de la venta mundial de fertilizantes de síntesis, cuyo empleo en la agroindustria genera cerca del 20 por ciento de los gases de efecto invernadero (GEI).

 

Seis transnacionales controlan el total de los transgénicos sembrados comercialmente en el mundo y el 75 por ciento de la investigación privada sobre cultivos, concentrando poder e influyendo en el comercio, los recursos y las políticas agrícolas a nivel mundial.

 

Sin embargo, los cultivos transgénicos no alimentan al mundo. El 90 por ciento de la superficie agrícola mundial sigue libre de transgénicos, y la inmensa mayoría de campesinos y campesinas -que alimentan a más del 70 por ciento de la población mundial- no siembran semillas genéticamente modificadas.

 

En este contexto y en ocasión del Día Internacional de la lucha contra los transgénicos, el pasado 8 de abril, el movimiento ecologista costarricense celebró los resultados logrados en poco más de dos años, al tiempo que recordó que aún falta mucho por hacer.

 

“El gobierno aún no cumple su promesa de campaña de aprobar un decreto de moratoria a los transgénicos, y en la Asamblea Legislativa aún se sigue discutiendo un proyecto de ley al respecto”, explica en comunicado de la FECON.

 

Actualmente, los cultivos transgénicos autorizados en Costa Rica son los que se siembran para reproducir semillas para exportación (algodón y soya), y los de tipo experimental (maíz, piña, banano, plátano, arroz y tiquizque). A la fecha no se han presentado solicitudes de siembra de cultivos transgénicos para su comercialización dentro del país.

 

Las organizaciones ecologistas señalan que el consumo y venta de estos productos en la cadena alimentaria nacional, se da por medio de la importación de granos de origen transgénico por parte del sector agroindustrial.

 

“Lo anterior vulnera la bioseguridad, ya que hay riesgo de que existan agricultores que utilicen dichos granos transgénicos como semilla. Este tipo de transgénicos ingresan al país sin control alguno, bajo el arancel de grano y no de semilla”, explican en el comunicado.

 

No más contaminación transgénicas

Prácticas agroecológicas de interés público y nacional

 

La confirmación de la contaminación transgénica en Costa Rica surgió de un estudio del Centro de Investigación en Biotecnología del Instituto Tecnológico de Costa Rica, que incluyó muestras de semillas, subproductos y/o alimentos procesados de arroz, maíz, soya, algodón, y papa.

 

De acuerdo con la FECON, la investigación encontró que de 16 productos comerciales analizados, un 56 por ciento resultó positivo para la prueba realizada.

 

Asimismo, un estudio de monitoreo para la detección de transgénicos en granos y semillas, realizado en 2004 por la Alianza Centroamericana de Protección a la Biodiversidad, mostró presencia de contaminación transgénica en el 48 por ciento de las muestras, tanto en los puertos marítimos de entrada (Caldera y Moín), como en un expendio ubicado en el Mercado Central de San José.

 

Para liberarse de esta amenaza y para que Costa Rica se consolide como un referente internacional en el campo de la sustentabilidad, el movimiento ecologista presentó un proyecto de ley para declarar el fomento de prácticas agroecológicas de interés público y nacional.

 

“La liberación de transgénicos es un paso más en la dirección equivocada. Debemos establecer una moratoria y promover con fuerza la agrobiodiversidad campesina y la agricultura orgánica.

 

No podemos pretender promocionar a Costa Rica como un destino ecológico sembrando cultivos transgénicos”, concluyó Álvarez.

 

Fuente: Rel-UITA

 

http://nicaraguaymasespanol.blogspot.com/2015/04/costa-rica-rompiendo-el-cerco-del.html

 

Notas:

 

(1) Monsanto, DuPont y Syngenta controlan más del 53 por ciento (2011)

https://www.alainet.org/fr/node/168976?language=en
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