Después de Pichanaki, los conflictos que se vienen
25/02/2015
- Opinión
Lo que sucedió en Pichanaki es un llamado de atención para el gobierno que debe escuchar y atender las demandas de las diferentes comunidades, si es que no quiere volver a vivir episodios de confrontación. Actualmente hay varios conflictos (210 de acuerdo al último informe de la Defensoría del Pueblo) que no se han solucionado y podrían estallar en cualquier momento.
Entre los casos que apuntan a desencadenar en un conflicto serio está el del lote 1 AB, del que se extrae el 25% del petróleo que produce el país, ubicado en el distrito de Andoas provincia de Datem del Marañón (Loreto). Recientemente los pobladores tomaron 16 pozos y paralizaron la producción en demanda de un mejor pago de compensaciones por el uso de sus tierras e indemnizaciones por derrame de crudo. El problema es delicado pues la confianza en la empresa Pluspetrol se ha roto hace tiempo.
Una situación similar se vive en las cuatro cuencas aledañas al Lote 192 (Corrientes, Tigre, Pastaza y Marañón) en el que los pobladores exigen a Pluspetrol un pago justo por sus tierras. Los indígenas tomaron las instalaciones de esa empresa y todo indica que los problemas recién empiezan.
En Andoas, el último sábado un grupo de indígenas tomó la planta principal de PlusPetro Norte y una de PetroPerú, reclamando el abandono del que son víctimas tanto de la empresa como del Estado.
No menos preocupante es la situación del proyecto minero Tía María de la Southern Perú Copper Corporation en la provincia de Islay en Arequipa. Las autoridades de la zona han manifestado que no permitirán que se realice este proyecto que afectará al agro y aseguran que el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) que le dio viabilidad está mal elaborado. La empresa trata de dialogar, pero la negativa de los alcaldes y pobladores es firme.
El caso del proyecto minero las Bambas, ubicado en la provincia de Cotabambas en la región Apurímac, merece una atención especial por tratarse del proyecto más importante del Perú (con una inversión de US$ 5,200 millones) incluso por encima de Conga. En las últimas semanas Las Bambas se ha visto envuelta en una situación de conflicto debido a que se ha terminado la etapa de construcción, que es la que genera mayor demanda de mano de obra en la zona y la población se ha empezado a inquietar.
Recientemente fueron retenidos unos 100 trabajadores de las empresas contratistas en rechazo a la empresa china MMG, que se hizo cargo del proyecto minero Las Bambas luego de la salida de Glencore-Xtrata. Un paro convocado por la comunidad campesina fue suspendido, pero lo más probable es que se retome.
En la provincia de Chumbivilca del Cusco el proyecto minero Constancia es otro de los que puede desencadenar en un problema social. Los comuneros sostienen que hay un incumplimiento de los compromisos asumidos por la empresa y vienen preparando las medidas de lucha que realizarán.
El sur se calienta
Va depender mucho de la capacidad del gobierno evitar que los conflictos lleguen a las calles. José de Echave Cáceres, exviceministro de Gestión Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente, no oculta su preocupación pues considera que no hay capacidad del gobierno para manejar estas situaciones y, por otro lado, hay una presión muy fuerte del empresariado minero y de hidrocarburos para que el gobierno genere las condiciones para que las inversiones fluyan.
“Se ha registrado un desplazamiento al Sur. Entre las cuatro regiones con mayor número de conflicto, tres son del sur andino: Puno, Cusco y Apurímac. La otra región es Áncash”, comentó a Otramirada.pe
Dijo que, además, hay fuertes tensiones en la Selva Central, Amazonía Norte, la frontera con Ecuador, Condorcanqui, el Cenepa, donde aún hay heridas abiertas y los conflictos pueden estallar de un momento a otro.
Incapacidad
De Echave dijo no tener la menor duda que hay un descuido del gobierno. “Lo ocurrido en Pichanaki y otras zonas muestra que la estrategia preventiva no funciona. Más bien hay una estrategia reactiva. Pichanaki refleja la incapacidad para la prevención y la poca inteligencia para saber lo que está pasando. Sin una real estrategia preventiva los conflictos no solo van a seguir, si no que aumentarán en número e intensidad”, advirtió.
En torno a Pichanaki el caso aún no está resuelto. En la última movilización que dejó el saldo de un muerto, se creó la ficción de que la empresa se iba a retirar en tres días, cuando en realidad se iba a retirar de todas maneras al terminar la etapa de exploración, para luego seguir con el trabajo de gabinete en Lima.
Los voceros de Pluspetrol dejaron en claro que no han renunciado al lote, sino que están en una nueva etapa. “Ha habido una suerte de verdades a medias que se dijeron para salir del entrampamiento en el conflicto”, añadió de Echave.
En la población queda la sensación que hubo un engaño. El gobierno ha programado la mesa de diálogo para el 24 de marzo en Satipo y el presidente del Frente de Defensa Ambiental, Carlos Chavarría, convocó a una asamblea general para el 8 de marzo. El clima de confrontación persiste y sería bueno saber ¿cuál es la estrategia del gobierno frente a esta escalada de conflictos?
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