Rescatar al sistema financiero profundiza la inequidad

Banco Central Europeo, el dispendio

28/01/2015
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Si a Estados Unidos le funcionó, ¿por qué no al viejo Continente? Ahondando los preceptos neoliberales de la globalización, el Banco Central Europeo (BCE) echó a rodar la máquina de imprimir euros para apoyar al sistema financiero como el único garante de la estabilidad.
 
En otras palabras, si la flexibilización cuantitativa le salió bien a EU para revolver la crisis que padeció desde el 2008, rescatando bancos, alentando especuladores y bajando al piso las tasas de interés, el BCE le apuesta a la misma treta, respaldado por el FMI, su socio en la Troika, junto con la Comisión Europea.
 
Con el pretexto del bajo crecimiento de la eurozona, sin resarcir derechos a la población sino todo lo contrario, el pasado jueves 22 (tres días antes de la elección helena) el banco anunció la siguiente medida: ampliar el abanico de instrumentos de deuda que acepta como garantía para prestar dinero a las entidades; aceptando cualquier título emitido desde el instituto de crédito que sea, según versión del diario El País.
 
La misma semana en la subasta semanal, el BCE habría otorgado un crédito por 500 millones de dólares a un solo banco, sin informar a quién. Pero el diagnóstico era nada optimista. Como dijo el director de Asuntos Monetarios del FMI, José Viñals, “hemos vuelto a la zona de peligro”; con una crisis de confianza que se caracteriza por: “débil crecimiento, débiles balances bancarios, débiles decisiones políticas”. En el fondo está el antecedente de Lehman Brothers, el símbolo de la debacle del 2008.
 
En los límites de la debacle, pues, al BCE no le quedó otra que aliviar la “crisis de liquidez” de los mercados so riesgo de la espiral amenazante. Dicho en números: el programa del BCE, vigente por año y medio repartirá 1.14 billones de euros prorrateados en pagos mensuales de 60 mil millones hasta septiembre de 2016. Lo anunció Mario Draghi, el director del banco.
 
Se trata de inyectar dinero a la economía real (¡sic!) y reducir los tipos de interés para con ello motivar al consumidor. En otras palabras, la flexibilización cuantitativa supone la compra de títulos de deuda en 19 mercados de la eurozona, para que los inversionistas tomen riesgos.
 
El problema con la política monetaria expansionista, que conlleva tasas de interés a la baja, es que solo beneficia a las élites bancaria y financiera. Ese es el sado de las tesis de la Reserva Federal. Pero el BCE se alinea a la India, Canadá, Dinamarca, Suiza, Rumanía y Egipto, en el recorte de las tasas. Es la política de imprimir dinero.
 
Solo que nada garantiza que con el circulante se consiga inyectar dinero a las empresas, crear empleo y tener crédito barato. Tampoco que se terminen los recortes o los planes de austeridad, que tanto golpea los niveles de vida de la población. Al contrario. Por eso a todos les interesa lo que haga Grecia en lo sucesivo. Y presionan.
 
Además, mucho dinero circulando debilitará al euro ante el dólar. Lo dijo la contraparte, el secretario del Tesoro de EU, Jack Lew, en Davos: Una economía fuerte es “señal de que lo estamos haciendo mejor que el resto del planeta”. Pero igual un dólar fuerte contraviene el crecimiento de EU.
 
Por ello resulta improbable un alza en las tasas de interés desde la Reserva Federal. Si el dólar se dispara le pega al crecimiento y eleva la inflación. Pero hoy el peligro es todavía mayor para la Unión Europea. Dijo Jack Lew: “Europa necesita más flexibilidad”. Claro, no importa que los planes de austeridad perjudiquen el bienestar social.
https://www.alainet.org/fr/node/167127

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