2014-2015, continuidad o cambio

Salvador González Briceño

05/01/2015

Opinión

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Dice el refrán que la esperanza muere al último; y el científico, que el mundo se rige por leyes naturales. Para el político las leyes se hicieron para violarse, y lo que se impone en realidad es lo que se decide “arriba”. Solo el científico social desentraña que con leyes torcidas, es como los planes se dictan por quienes detentan el poder para sus fines.

La sociedad, por su parte cree en las promesas de los políticos electos para velar por los intereses generales, no obstante cual traidores éstos quedan en cuestión al acomodarse a los vicios generales —corruptelas, prácticas insanas y tendenciosas desde el poder, impunidades, etcétera— de todo sistema político “democrático” cuyo único fin es reproductivo.

El científico deviene en palero del sistema; pensador a sueldo que oficia desde algún “instituto”, “universidad” o “laboratorio” para una ciencia experimental cuyo fruto está en las elevadas ganancias de, por ejemplo, las empresas de biotecnología, robótica, transgénicos, medicina (tratamientos dañinos y “vacunas”), etcétera.

Los políticos (“representantes populares”) son quienes traicionan al por mayor al obedecer los designios de quienes verdaderamente detentan el poder económico. Los varones del dinero de los países, aquellos consabidos “desarrollados” que, pese a las crisis anidan en su seno al mayor número de tenedores de una riqueza mundial pocas veces en riesgo.

Queda el compromiso, finalmente, para quienes están al tanto de las corruptelas que se gestan desde el poder, tanto para desnudar como para la denuncia de lo que traen decadencia/crisis, pobreza/social, enfermedades/salud, etcétera, que afecta la convivencia sana y la vida plena supuesto que entre los fines últimos del hombre sobre esta tierra está —o debería estarlo— lo más excelso que puede alcanzar el espíritu humano (humanismos aparte).

Cabe la preocupación entonces (¡buenos deseos de año nuevo!), por buscar enderezar el barco que —humanidad en juego— no tienen rumbo ni un timonel claros; ajeno al que se trata de imponer a toda costa desde el poder global. El caso es que hoy la humanidad está en peligro por al menos las siguientes dos grandes amenazas, en torno a las cuales giran los ejes de su destartalada carreta:

1) Crisis económica. Que puede ser de un calado mayor a la del 29 del siglo XX. Con todo y la economía de Estados Unidos —todavía el eje del mundo occidental— está en una coyuntura de aparente “recuperación” (Morgan Stanley y Goldman Sachs), para el mediano y largo plazo los indicadores no son nada halagüeños para este 2015. Así lo dice Jerome Levy Forecasting Center, consultoría sucesora de Jerome Levy quien predijo la crisis del 29.

2) Crisis política. En la pugna geopolítica global se está gestando lo que comienza a definirse como “Nueva Guerra Fría”. El 2014 fue determinante para marcar los equilibrios, o contrapesos previos a una todavía más abierta lucha por la supremacía de bloques. En tanto unos países (EU y la Unión Europea) luchan por continuar con el unilateralismo, con EU a la cabeza; otros (China/Rusia y los BRICS en general) avanzan hacia un multilateralismo que rompa la hegemonía del dólar y del imperio gringo en el mundo. La lucha seguirá en el mismo tenor en el año que comienza.

Todavía más. Arranca recio la pugna por la imposición del llamado Nuevo Orden Mundial (NOM). Es el trasfondo, la retorcedura de lo que sucede en el mundo hoy. Eso definirá la continuidad o el cambio. La esperanza no es una ocurrencia: a más de la denuncia, el poder le teme a las movilizaciones y a las protestas. Aquí y en China.

Correo: sgonzalez@reportemexico.com.mx

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