En este año 2012, próximo a finalizar, vivimos algo que nos ha dejado un poco sorprendidos a quienes hacemos seguimiento al devenir del conflicto armado y sus perspectivas de superación: el inicio de un proceso de diálogos y negociaciones entre las FARC y el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, el cuarto intento entre estos actores, que esperamos sea el definitivo para cerrar este largo y doloroso conflicto.

 

Algunas voces han dicho que estamos ante otras FARC, más flexibles, dispuestas a jugar políticamente con iniciativa propia, mostrando mayor voluntad de aplicarse a la construcción de un acuerdo para salir de la guerra y es cierto, estas FARC, han tomado distancia de posturas anteriores que la mostraban en toda su rigidez, nunca dispuestas a tomar iniciativa de manera unilateral.

 

Las FARC, han hecho varios gestos para alimentar este proceso: liberaron a todos los políticos, militares y policías en su poder, anunciaron su decisión de abandonar el secuestro, aceptaron una fase de pre negociación discreta, han aceptado dialogar y negociar en el extranjero, una agenda acotada -así vuelvan a recurrir a la intencionalidad de ampliarla- se han dirigido en términos respetuosos y propositivos al presidente Barack Obama, y quizás la más audaz: decretaron un cese de fuego y hostilidades de manera unilateral, en fin, han dado evidencia concreta de su interés en trabajar seriamente en construir un acuerdo político.

 

Tanto las FARC como el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, tienen intereses y motivación para trabajar por que este proceso que cursa en La Habana, sea exitoso, en la medida en que el gran empeño militar por imponerse sobre la guerrilla, derrotándola o volviéndola irrelevante, no ha dado los resultados maximalistas y unas FARC que sabe que su plan estratégico de abalanzarse sobre las ciudades principales no tiene ninguna viabilidad. Sobre estas certezas mutuas, la variable negociación cobra fuerza más aun en un contexto en que se requiere modernizar el campo y proyectarlo para nuevas dinámicas económicas y el acumulado social, político y económico que está articulado con las FARC; tiene expectativas concretas de lograr satisfacer puntos sentidos que posibilite que demandas históricas de exclusión, democracia y equidad sean atendidas.

 

La mesa de La Habana, lleva 32 días trabajando, -contando hasta el 21 de diciembre- de los cuales físicamente han trabajado 19 en los cuales han podido escuchar e intercambiar con académicos y organizaciones del mundo rural, haciéndose mutuamente a un panorama de la complejidad que significa trabajar por un desarrollo rural integral desde un enfoque territorial, igualmente la mesa FARC-Gobierno tuvo la buena iniciativa de proponerle a Naciones Unidas y a la Universidad Nacional el convocar un foro sobre la temática rural  que de manera exitosa se dio en Bogotá en estos días.

 

Las noticias que llegan del trabajo de la mesa en La Habana son positivas y un grupo trabajando, escuchando, preguntando, en un ambiente de respeto y mayor integración para acometer los intercambios que deberán tener en la construcción conjunta de un acuerdo, posible y complejo que deberá ser validado en la sociedad y en las instituciones de esta precaria democracia.

 

Las próximas semanas serán cruciales. Lo deseable es que las FARC, mantenga su cese de fuego y hostilidades de manera unilateral y que el presidente Santos, modifique esa pésima estrategia de poner al ministro de la Defensa Juan Carlos Pinzón, en la tónica de estar desafiando y vociferando todos los días con un discurso de guerra que en nada ayuda a buscar un clima de entendimiento.

 

Las FARC y el Gobierno, tienen el enorme reto de mostrar que este proceso tiene todas las posibilidades de ser exitoso para lo cual deben ir mostrando resultados concretos en el punto del desarrollo rural así no lo dé por cerrado, pueden mostrarle al país en los primeros meses del 2013 que esta mesa va a producir resultados concretos.

 

En el 2013, seremos testigos de un acuerdo, esperemos que global y pactado o por lo menos muy avanzado o de un nuevo fracaso; eso depende de las iniciativas y compromiso de las FARC y el Gobierno por avanzar en construir un acuerdo y por supuesto de la capacidad de protagonismo de la sociedad comprometida con un acuerdo de paz, para lo cual hay que mantener iniciativa y capacidad de acción.

 

Posdata: falta un proceso de diálogo y negociaciones entre el ELN y el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, esperemos que se abra en los primeros meses del año por venir. Lo mejor para las y los lectores del Semanario Virtual de Caja de Herramientas y mi gratitud para Pedro Santana, Angélica Hernández y todo el equipo que semana a semana hace posible esta buena iniciativa de comunicación que enriquece la acción social de todos los que de él nos beneficiamos y buena Navidad.