Entrevista con Samir Amin (III)
Estrategias imperialistas y luchas políticas
18/06/2012
- Opinión
En esta tercera entrega de la entrevista, realizada por Irene León, el pensador egipcio Samir Amin analiza diversos elementos relacionados con sus tesis sobre la desconexión y la implosión del capitalismo, a partir de una contextualización de crucial actualidad: Egipto, Syria, América Latina y China.
IL Usted ha identificado al control militar planetario por parte de Estados Unidos y la OTAN, como el último recurso de los monopolios imperialistas para mantener su poder en el Sur y en todo el mundo ¿Cómo se expresa esto en las tensiones y conflictos en Medio Oriente y África del Norte?
El mundo árabe figura en la primera línea en la propagación de conflictos políticos y la multiplicación de intervenciones militares, que son parte de la tentativa de afianzamiento del dominio de los monopolios imperialistas de la Triada, porque el Medio Oriente fue elegido por los Estados Unidos como la región prioritaria para asestar los primeros grandes golpes, y eso no por Bush, sino por Clinton, y antes de él por Reagan, pero en fin Clinton, Bush, Obama, son todos lo mismo.
Pero, ¿Qué es lo que persiguen en esta región? ¿Liberar a la región de las dictaduras? No, es destruir los países. Un ejemplo es lo que hicieron en Irak, donde se reemplazó la dictadura de Saddam Hussein por tres dictaduras, violentas, policiales, asesinas, aún más horrorosas que la de Hussein, dos en nombre de la religión, una sunita y la otra chiita y la tercera en nombre de la etnicidad de los kurdos.
¿Qué hicieron los estadounidenses enesto? Una masacre. No se trata solamente del millón de iraquíes que fueron asesinados -esos son los “errores” de los bombardeos-, sino del asesinato sistemático de decenas de millares, todos los científicos, todos los ingenieros, todos los profesores de universidad, y otros. Eso es lo que hicieron, es la destrucción del país el plan estadounidense, y ahora van a aplicar el mismo plan en Siria.
Entonces, ¿por qué el éxito aparente de esta estrategia? Son Nuestras debilidades que explican ese éxito. Es decir, si tomamos el caso del régimen Baasista sirio, que fue hace treinta años un régimen autocrático pero nacional popular -para ilustrar con algo conocido en América Latina, podría semejarse a Vargas[1]-, es decir un gobierno que despliega un programa sustantivo en el plano social, económico, a nivel nacional e internacional, pero se impulsa desde el poder y no concreta sus esferas participativas.
Ese régimen se sofocó y, cuando eso sucedió, para mantenerse en el poder, debió capitular y aceptar el neoliberalismo, al hacerlo abrió la puerta a la monumental degradación social que creó las condiciones para las revueltas que se expresan ahora. Entonces, es el neoliberalismo, puesto en marcha por las mismas gentes que en los orígenes se habían opuesto a él y que luego se rindieron, que provoca la actual situación.
Pero, frente a esto ¿en qué se apoyan los imperialistas? Se afirma que el llamado Ejército Libre de Siria está conformado por desertores, pero eso es una mentira, quizás haya unos tres desertores, pero en realidad está compuesto por mercenarios, la gran mayoría no son sirios, son turcos de la región de Antioch, son mercenarios de Al Qaeda, de Afganistán, de no sé dónde, apoyados por los Hermanos Musulmanes locales.
¿Cuál es su programa? Lo han proclamado: emplearon el término ‘moler’ a los cristianos, a los alauitas, a los chiitas, a los drusos, es decir, a la mitad de la población, ¿es esa la democracia que Occidente sostiene? El objetivo es destruir Siria.
Ahora bien, afortunadamente, esas fuerzas están muy aisladas, porque el verdadero movimiento de oposición, es decir, el movimiento popular espontáneamente democrático y progresista del pueblo, nunca quiso solidarizarse con ellos, pero sigue ahí, de todas formas.
IL En ese contexto, ¿cómo vemos las fuerzas de resistencia locales, por un lado, cual es el papel de la institucionalidad regional, por ejemplo, la Liga Árabe? Y, por otro lado, ¿cómo se expresan las fuerzas de la izquierda, visto desde afuera estas no parecen muy fuertes?
La liga Árabe ya no existe -como la ONU- han puesto la mano en ella. La Liga Árabe es el Emir de Katar, no tiene presencia regional, además, los otros países se muestran tan débiles frente a sus propios movimientos, que ya no quieren involucrarse, ni siquiera, en una política regional.
Por otro lado, no vemos una presencia fuerte de la izquierda. Se la ve y no, es muy difícil.
Voy a tomar el caso de Egipto. Podríamos decir que hay dos bloques, o más bien un movimiento y un bloque.
El movimiento está compuesto de seguidores muy diversos: hay jóvenes politizados, que tienen una simpatía espontánea por la izquierda, porque se rebelan contra el sistema social, fundamentalmente, y contra el sistema policial, pero no solamente contra lo policial no democrático, sino contra el sistema.
Está también la izquierda radical tradicional local, de línea comunista –en el caso egipcio no tenemos otra–, que ha sido mermada por 40 años de represión, pero que ha mantenido una autoridad moral fuerte, así como una gran capacidad intelectual, y ello aún sin contar con la más mínima organización, ni la capacidad de impactar en términos de movilización política.
El nuevo Sindicato Obrero Independiente, que es muy fuerte dentro de la tradición sindical egipcia, siempre ha sido, por su parte, un sindicato que llamamos pro–comunista, se puede dar la definición que se quiera a este último término, quiero decir siempre tendiente a la izquierda.
Con la aceleración de las expropiaciones a pequeños agricultores, agudizada con el neoliberalismo, emergió también un Movimiento de resistencia de los Pequeños Agricultores, que es un movimiento poco político, en el sentido que resisten localmente, se organizan, son muy fuertes, pero su propuesta se circunscribe a proponer una ley que impida la expropiación.
Existen igualmente una serie de movimientos sociales articulados alrededor de reivindicaciones de derechos, de mujeres, de democracia, etc. Estos movimientos no cuestionan necesariamente el capitalismo, ni siquiera a sus manifestaciones en Egipto, su grado de análisis de la naturaleza del sistema contra el cual se están manifestando es muy superficial, según ellos, es un sistema socialmente innoble y políticamente antidemocrático, pero apenas empiezan a cuestionarlo.
Frente a esto, está el bloque reaccionario, conformado, principalmente, por el alto mando del Ejército, y los Hermanos Musulmanes, que cuentan con el apoyo de Estados Unidos, y cuando decimos Estados Unidos quiere decir también Europa en los tres minutos que siguen, y “los grandes demócratas del golfo”, es decir el emir de Katar y el rey de Arabia Saudita, para ellos la estrategia es convocar a elecciones, lo más rápido posible, de tal modo a lograr una mayoría islámica en el parlamento y proseguir con la misma alianza fundamental, del alto comando del ejército y los Hermanos Musulmanes, que ya eran aliados, en la época de Saddat y de Mubarak.
Pero en Egipto, hay dos legitimidades, la legitimidad de las urnas, de las elecciones, que no es muy fuerte en la conciencia política, y la legitimidad de la ‘calle’. El pueblo egipcio dice que el parlamento electo es el parlamento del dinero y el parlamento del pueblo es el de la calle, es decir son los movimientos y la lucha.
Dicen también que si hemos vivido 60 años sin un parlamento, podemos vivir otros 5 años más sin él. Lo importante no es el parlamento, sino la lucha social y política. Por lo tanto, hay dos legitimidades: la pequeña legitimidad del parlamento y la legitimidad del movimiento. En Egipto, esto es muy visible y lo será cada vez más, en el sentido de que el conflicto va a agravarse, y se agrava todos los días.
En Siria, es verdad que la izquierda es menos visible. Es menos visible porque el sistema en el poder sigue detentando el control aparente de la calle, entonces el movimiento popular no quiere que lo asocien ni con la intervención extranjera ni con los Hermanos Musulmanes, pero tampoco quiere ser prisionero del régimen, entonces, es muy difuso. La iniciativa, desgraciadamente, la tienen Bashar Al–Assad y el régimen. Es decir, ¿llegarán a comprender, en algún momento, que no pueden enfrentarse a las agresiones imperialistas si no cuentan con el apoyo de su pueblo? Y no pueden obtener el apoyo de su pueblo usando la fuerza policial. Deben salir, si no del capitalismo, al menos del neoliberalismo, para lograr restablecer la redistribución, la generación de empleo, etc.
IL En este contexto, con ese monumental aparato de control instaurado en el sistema mundial, ¿Hay posibilidades de desconexión?
China se desconecta de forma sutil. En su caso, la desconexión no está marcada por una caída en sus exportaciones, por el contrario, está asociada a un crecimiento de su parte en las exportaciones a escala mundial, tenemos, entonces, la apariencia no de una desconexión sino de una conexión profunda. Pero, en realidad, detrás de una apariencia de ‘integración’ -asociada a la venta juguetes de mala calidad, etcétera, etcétera-, está una desconexión en el ámbito tecnológico, es decir, es verdad que toman de otros y aprenden, pero muy pronto desarrollan por sus propios medios.
Asimismo, ¿Cuáles son las relaciones de China con el capital monopolista? Van a China buscando ganancias a corto plazo y saben que es a corto plazo porque los chinos les imponen tres condiciones: 1. Estar asociados al capital privado, y aun cuando es privado es controlado por el Estado, 2. No utilizar solamente mano de obra, sino también cuadros técnicos chinos que van a aprender no en el ámbito administrativo sino en el tecnológico y 3. En cuanto han captado los conceptos tecnológicos, el capital les es reembolsado, los despiden, se van del país, la iniciativa pasa a ser china y la desarrollan ellos mismos. Eso es desconexión, pero una nueva forma de desconexión. Es eso lo que desconcierta al sector monopólico
IL En América Latina, se habla de desneoliberalización, hay procesos de cambio en marcha, incluso algunos de los gobiernos expresan solidas críticas al capitalismo, a la vez que se plantea el Socialismo en el Siglo XXI, el Sumak Kawsay, y otros. Se habla también de desconexión ¿Cómo percibe esta posibilidad concreta?
No conozco lo suficiente sobre esta experiencia latinoamericana, pero todo lo que esté encaminado en este sentido, tal como acaba de plantearlo, merece que lo examinemos muy de cerca y de manera seria y optimista, porque creo que la desconexión es un proceso en el que es necesario conjugar iniciativas de bases diversas, que se manifiestan desde múltiples condiciones concretas.
La desconexión no proviene de un dictador iluminado que imponga esta iniciativa y la ponga en marcha, se trata de un cambio estratégico, que involucra al Estado en un proceso de distanciamiento con los intereses de los monopolios imperialistas, y de reorientación hacia enfoques de un desarrollo con autodeterminación.
Hay que analizar los procesos Latinoamericanos muy de cerca, con la máxima simpatía, pero al mismo tiempo con mucho rigor. Hay que reconocer la importancia de planteos tales como los de los intercambios Sur/ Sur, el ALBA, la moneda común, el Sucre, pero, al mismo tiempo, creo que tenemos que ser rigurosos: ¿nos estamos moviendo al mismo ritmo que el desafío?.
Un ejemplo es el de la dolarización en Ecuador, donde el fracaso de la gestión de la moneda nacional durante el neoliberalismo fue tal, que el pueblo que fue la víctima, ahora prefiere el dólar -que da una cierta estabilidad a los precios y a los salarios- antes que el retorno a una moneda nacional. Comprendo muy bien este argumento, pero es uno que no tiene futuro. Sin una moneda nacional, el margen de gestión de las opciones económicas es muy limitado, por lo tanto, se debe contar con una estrategia a más largo plazo.
A la vez, el Sucre, la moneda conjunta y común, no puede llegar a ser eficaz si no se fundamenta en una gestión aceptable de cada una de las monedas nacionales.
IL En la Latinoamérica de cambio, está en curso el diseño de una propuesta de nueva arquitectura financiera, también países como el Estado Plurinacional de Bolivia y Ecuador se definen como unos de ‘diversidad económica y productiva’, el último propone incluso un sistema económico popular y solidario, ¿es viable pensar en economías alternativas, tomando en cuenta, por ejemplo, que podrían haber o hay ciertas formas de intercambio que no están articuladas al mercado o al sector financiero?
Creo que una perspectiva económica de este tipo, con economías locales, diversas, cimentadas, en diferentes niveles, sobre los principios de colectividad y solidaridad −más que sobre la competencia−, se fundamentan en principios muy sabios y deseo que esto progrese.
Pero, ¿podrán prescindir de una gestión macroeconómica nacional y por lo tanto de una moneda? No lo creo posible. No creo tampoco que la economía sea un ensamblaje, porque podría ser recuperada mediante el discurso en torno a la ‘gestión’, yo la llamo de ‘gestión de la pauperización’, la reducción de la pobreza, mediante el desarrollo de la sociedad civil, etc. El conocido discurso estadounidense sobre eso.
No podemos obviar los escalones nacionales, los niveles del Estado. Son necesarias políticas nacionales y quien dice política nacional, dice, entre otros, -pero no solamente-la gestión de los instrumentos monetarios. El Estado precisa dar crédito para infraestructura, dar apoyo a las economías locales, repensar muchas de las respuestas que da a los problemas sociales: educación, salud, derechos, vivienda, etc.
Procuro, no obstante, ver esto con la máxima simpatía porque las intenciones parten de visiones progresistas, sabiendo además que estas iniciativas enfrentan serias oposiciones o resistencias internas y externas, como sucede con el Banco del Sur que tiene obstaculos por el escaso compromiso brasileño.
IL A tono con los planteos de soberanía, se están posicionando el Latinoamérica propuestas de descolonización, esto fue patente por ejemplo en la inauguración de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños –CELAC-, ¿Son estas unas iniciativas de desconexión? ¿Están presentes estas tendencias en África?
América Latina es un continente colonizado por poblaciones venidas de la costa Ibérica y de otras partes de Europa. Hubo una masacre de los pueblos indígenas, pero afortunadamente sobrevivieron, pues el genocidio no fue ‘consumado’ como ocurrió en Estados Unidos. Ulteriormente, en la historia de América Latina hubo una suerte de recolonización interna y los movimientos independentistas en el continente, aun cuando han sido glorificados en el liderazgo de Bolívar fueron, fundamentalmente, movimientos de criollos, y no de autóctonos.
El primer país donde hubo un cambio cualitativo fue México con la revolución de 1910. Hubo un triunfo de la masa campesina indígena, que obligó al país a asimilar con gran fuerza la existencia de los pueblos indígenas. Hubo un proyecto análogo en Perú en los años 20 y otros siguieron. Ahora hay un renacimiento de todo eso y creo que es importante y positivo. La América andina, y Brasil a su manera, han hecho conciencia de que que no están en América Latina, pues su nombre debería ser América India, Africana y Latina, es un nombre un poco largo, pero refleja la realidad diversa de sus componentes. Pero atencion, la diversidad de estos componentes podría ser utilizada para un resquebrajamiento sin fin.
La historia es diferente en África, allí no usamos el término ‘indígena’, porque ese era el término utilizado por el adversario para designarnos. Nosotros decimos que todos somos indígenas.
Entonces, los Estados son lo que son, yo no soy un fanático de las fronteras - Estado, tal como fueron fundados, son un producto de la historia, pero ya están allí; en ciertos casos, se habla de naciones, aun cuando se trate de naciones plurinacionales, como Bolivia y Ecuador, pero existen, es un hecho; insistamos entonces en las cercanías, y sobre todo en los intereses comunes, en las similitudes, más que en las especificidades.
Enfaticemos, sobre todo, en las convergencias y los intereses comunes más que en la diversidad en sí misma. Porque el adversario toma la diversidad y la transforma en división. Y nosotros debemos construir un frente común con elementos diversos. Más que nada, haciendo énfasis en un futuro común.
IL En América Latina la diversidad está al centro de las redefiniciones actuales. El Sumak Kawsay / Buen Vivir, por ejemplo, posiciona un horizonte de largo alcance, que se levanta desde concepciones de diversidad, y más aún de ‘diversidades’, desde una perspectiva muy distinta a la concepción liberal, que la concibe desde una perspectiva mercantil…
El capitalismo liberal, el capitalismo en general, socializa a través del mercado, es decir que tanto el pobre y orgulloso indígena, como el pequeño burgués de origen español, ven el mismo programa tonto en televisión, anhelan los mismos productos, etc. Estamos a favor de una socialización democrática. Este tipo de socialización se enriquece de la diversidad, mientras que la socialización del mercado la empobrece y la convierte en folklore sin importancia, la convierte en nada; todo gira en beneficio de una falsa individualidad.
La socialización democrática es una frase linda y simpática, pero es difícil de aplicar, pues acarrea el reto de articularla a objetivos comunes, y la gran oportunidad histórica presente, en este momento, apela a una respuesta audaz, a una radicalización de las propuestas, que permita a los pueblos no solo defenderse y pasar a la ofensiva, sino también construir un futuro.
[1] Nota de Irene León: Getulio Vargas (1.882 – 1.954) 4 veces presidente de Brasil, en los años 30 encabezó la llamada Revolución Constitucionalista, un proceso de modernización del Estado, marcado por la industrialización del país, con una perspectiva de nacionalismo económico, para encaminarlo creó una nueva institucionalidad que comprendió, entre otros, el Ministerio de Trabajo, Petrobras y Electrobras. En su gestión se produjo un reconocimiento derechos de los trabajadores y de las mujeres, pero marco a la vez serias distancias con actores y propuestas de cambio estructural.
https://www.alainet.org/fr/node/158831
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