Globafascistización y crisis ecológica: la fórmula del colapso civilizacional (I)

10/06/2012
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El mundo es cosmos, no caos(Max Planck)

A propósito del debate sobre las izquierdas en Centroamérica, promovido por la Fundación Friedrich Ebert en Ciudad de Guatemala.

Si el mundo es cosmos (leyes y regularidades), y si a ella la humanidad se empecina en oponer caos ¿cuál es el resultado?

Si no podemos salirnos del sistema-mundo capitalista, y si no podemos cambiarlo, entonces ¿cuál es la alternativa?

La propia noción de sistema-mundo (acuñada por Wallerstein), se opone (según mi modesta opinión), a la ingenuidad de ciertas izquierdas en seguir pensando en una utópica “toma del poder”, ya sea en un país o región aislada del mundo.

¿No convendría entonces, diferenciar entre “tomar el poder” y “asumir la administración temporal del aparato gubernamental?

Seguir hablando de “tomar el poder” en la forma y el sentido heredado por las izquierdas de la segunda mitad del siglo XX, es una necedad. Es una noción (hoy fantasmagórica) heredada de la etapa histórica de las triunfantes revoluciones suscitadas al calor de los movimientos de liberación nacional (anticolonialistas en África y Asia y anti-oligárquicos y anti-imperialistas en América Latina).

Qué es lo que hoy en día permanece en pie de tales movimientos y revoluciones triunfantes (de las cuales la iraní y la nicaragüense fueron las últimas del siglo XX), es tema de otro debate.

Me interesa por ahora resaltar aquí dos hechos fundamentales. El proceso histórico (entendido en su forma más superficial como una categoría analítica que permite dilucidar fases, etapas y tendencias del movimiento general de la sociedad), está dominado actualmente por dos macro-factores de peso global: uno, lo que yo denomino “globafascistización” (1) y el otro, la gran crisis medioambiental también de carácter planetario (2).

Al parecer, todo indica que en los actuales momentos no existe fuerza humana ni técnica capaz de frenar el aplastante poder de éstos macro-factores. Son las dos fuerzas que empujan el actual proceso mundial de la implantación del fascismo global.

Entonces, dicho lo anterior, queda claro (o al menos así lo entiendo), de que no sólo es ilusorio e ingenuo seguir empleando el término “tomar el poder”, sino además, es ilusorio seguir levantando la bandera de una “democracia” inexistente, fantasmagórica.

No soy el primero en decirlo, pero ante la insistencia de ciertas izquierdas latinoamericanas (y europeas), es necesario al parecer repetirlo hasta el cansancio: capitalismo y democracia son antagónicos. Ni en la hermenéutica histórica, ni en el análisis teórico, ni en el nivel lógico (y mucho menos en la realidad cotidiana), es posible disolver las contradicciones antagónicas de éstos dos términos de uso indiscriminado e irreflexivo (3).

Dicho lo anterior no significa que yo tenga la respuesta debajo de la manga. Es más, lo que tengo son más preguntas.

Si el mundo es cosmos y no caos como asegura Max Planck, y si el capitalismo del siglo XXI (en su versión senil o “tardía” como le denomina Mandel), ya no puede producir otra cosa que no sea caos y más caos, ¿cuál debería ser entonces el planteamiento de una izquierda consecuente y realista?

Pero adjunto a ello identifico otras preguntas conexas. Si hoy en día todos estamos dentro del sistema ¿existe realmente la izquierda? Lo pregunto pues una respuesta afirmativa a dicha pregunta no resiste el menor análisis lógico, por más débil que éste sea.

¿Es acaso la “izquierda” un espectro tan fantasmagórico como la “democracia”?

¿Puede en realidad alterarse la lógica básica de un juego, sujetándose uno a las reglas básicas preestablecidas para el mismo?

Sobre estas cosas quisiera adentrarme brevemente en la segunda parte.

Notas:

  1. En artículos anteriores (el primero de ellos publicado en 1998), he denominadoglobafascistizaciónal poder cuasi-omniabarcante que ha resultado de la fusión de la oligarquía financiera internacional con el complejo militar-industrial. En términos breves, el concepto deglobafascistizaciónlo he derivado de la articulación de otros dos términos: el depentagonismo, originalmente acuñado por el ex -presidente dominicano Juan Bosch, y del concepto definancierización, tal y como fue utilizado por Hilderfing y Schumpeter.

  2. Respecto a la “gran crisis medioambiental” como poderoso macro-factor decisorio para el destino de la humanidad, un nuevo estudio científico (publicado en la revista Nature), y citado la semana anterior por Achim Steiner, director del Programa para el Medio Ambiente de la ONU, sostiene el mundo podría enfrentar un momento crítico en el correr de éste siglo, con daños medioambientales críticos e irreversibles en algún momento durante el transcurso de éste siglo (Democracy Now: 07/06/2012).

  3. En sus propios términos, Badiou, Habermas, Husserl, Schutz, Adorno, Arendt, Benjamín, Agamben, entre otros teóricos y analistas, han discutido ampliamente este asunto particular. Y parece que nunca terminaremos de reafirmar lo que ya se ha discutido hasta el cansancio. Al parecer, no terminamos de comprender esto tan fundamental y básico: situaciones totalmente nuevas requieren ópticas y planteamientos totalmente nuevos. Ello no significa por supuesto, desconocer lo mejor del conocimiento acumulado y empezar de cero. Eso sería absurdo. Pero dejarse constreñir por viejas interpretaciones dogmáticas no conduce a nada bueno. La realidad no está regida por dogmas. Y aun así, el que quiera incidir en la trasformación revolucionaria de la realidad, tampoco puede prescindir de la teoría, pues la complejidad de tal empresa no permite andar a ciegas. Así de claro.

Sergio Barrios Escalante

Científico Social e Investigador. Ensayista y Narrador. Editor de la Revista virtual mensual Raf-Tulum. Activista por los derechos de la niñez y adolescencia a través de la Asociación ADINA.

 

 

https://www.alainet.org/fr/node/158610
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