Un servicio a la honestidad

16/06/2011
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Un tribunal español acaba de desestimar la demanda que presentó el escritor y miembro de la Real Academia Española, Arturo Pérez-Reverte. Alegaba una vulneración a su derecho al honor por parte del cineasta y la productora que lo demandaron por un supuesto plagio al guión de una película. Hace un mes, una corte condenaba al escritor a una indemnización de 181.000 euros.
 
La importancia de este caso no sólo radica en la implicación de uno de los escritores de lengua hispana más conocidos del mundo, sino también en el trato que los medios de comunicación deben dar a casos que enfrentan a dos partes. El guionista se dirigió a la defensora del lector del diario El País para quejarse de que la información sobre su caso carecía de equilibrio y favorecía a su adversario, el escritor.
 
Milagros Pérez Oliva, defensora del lector de ese prestigioso diario, le ha dado la razón en su columna semanal con un análisis que serviría para dar clases de ética periodística en las facultades. Critica que el redactor jefe de la sección Cultura de su propio periódico haya presentado sólo la versión del escritor, extraída del comunicado que envío a los medios para criticar la sentencia. Dice que los jueces ignoran sentencias anteriores a su favor; habla de una conspiración de los jueces contra él, de chantaje para sacarle dinero, y ataca a los peritos que determinaron la existencia del plagio.
 
El redactor jefe de Cultura argumentó que no había incluido la versión de González-Vigil por no haber logrado contactar con él después de tres intentos de llamada.
 
“No es el aludido en un conflicto el que tiene que perseguir al diario, entre otras cosas porque en este caso ni siquiera sabía que iba a ser aludido”, dice la defensora, que cita el libro de estilo de su periódico: “en los casos conflictivos, hay que escuchar o acudir siempre a las partes en litigio” y “siempre que no se haya podido localizar a una persona supuestamente perjudicada por una información, se hará constar”.
 
“No haberlo hecho en este caso puede alimentar la sospecha de que el diario trata de proteger a Arturo Pérez-Reverte, académico y autor de gran éxito, que mantiene vínculos profesionales con el Grupo PRISA (la empresa de El País)”, argumenta la defensora.
Una semana después de la publicación, el cineasta le envío a la autora del artículo en la sección Cultura documentos para que pudiera publicar su versión de los hechos. Entre ellos había una carta en un tono “no muy diferente del utilizado por el escritor en el comunicado que sí se había publicado”, en palabras de Pérez Oliva. Pero el redactor jefe decidió dejar pasar esa documentación y no publicarla por cuestiones de espacio, exceso de temas de actualidad, y porque consideraba innecesario dar seguimiento a todas las noticias.
 
La defensora sostiene que la documentación aportaba exactitud a la información ofrecida a los lectores sobre el proceso judicial que Pérez-Reverte ataca (no hubo sentencias anteriores separadas que le dieran la razón, sino una de un jurado compuesto de tres jueces) y al equipo de peritos que determinaron la existencia de plagio, a los que también intentó desacreditar el escritor. Nueve de los once peritos consultados concluyeron que existía o podía existir plagio.
 
Pérez Oliva considera que el paso de los días no restaba actualidad ni importancia a la información. A esto, añade que el diario omitió la noticia de que un juez había absuelto a González Vigil de la acusación de atentar contra el honor del escritor. Si en 2004 se anunció la presentación de la querella, la defensora no comprende la falta de seguimiento de la noticia hasta su desenlace final.
 
La figura del defensor del lector, conocida como Ombudsman en los países anglosajones, no sólo explica a los lectores porqué una cobertura periodística ha sido o no ha sido correcta, si ha habido o no ha habido plagio en un artículo, si existe coherencia entre la publicidad y la línea editorial de un periódico, y cuestiones que llevan al auténtico periodista a hacerse preguntas difíciles. También orienta a los redactores y a los editores de distintos medios y a quienes seguimos aprendiendo de esta profesión.
 
- Carlos Miguélez Monroy es Periodista, coordinador del CCS
https://www.alainet.org/fr/node/150557
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