Peligro atómico y crisis social en Japón
17/03/2011
- Opinión
En Japón, los problemas dela vida cotidiana se complican por la situación de emergencia. Hay miedo eincertidumbre entre la población, tanto en casa como en los refugios. El peligro atómico podría producir una catástrofe de dimensiones impredecibles. Más cuando la información disponible es contradictoria, sobre las condiciones de los reactores de la Central Nuclear Fukushima I [o Fukushima Dai-ichi], comenzando por los niveles de radioactividad tanto en la zona como los vertidos a la atmósfera tras las explosiones en los reactores 1, 2 y 3 en fechas distintas, luego del terremoto/tsunami ocurridos hizo ya una semana. El propio gobierno no ofrece la información necesaria, como tampoco lo hace la empresa eléctrica Tepco. Lo imprevisto puede desatar una reacción en cadena, o una situación fuera de control. Posible crisis que desbordaría la isla japonesa, pues la radioactividad es altamente perjudicial.
Los problemas de planeación de quienes construyeron Fukushima I desde principios de los años 70 del siglo anterior son asunto del pasado. Pero es claro quefallaron las previsiones, o no se tomaron en cuenta todas las variables para el manejo del átomo. Una modalidad que describiera Einstein en su famosa fórmula E=mc2. Pero es válido presionar a los gobiernos del mundo para que revisen, nunca es a toro pasado en estos casos, las plantas para prevenir cualquier posible fracaso en su operación. La fragilidad del suelo y todas las variables, el uso de materiales y el manejo de todas las medidas previsibles. Incluso su posible abandono, para suplir la energía atómica por otras alternativas.
Mientras tanto, tensión y miedoacompañan a las familias japonesas. Porque además del temor por la radioactividad, que puede alcanzar a la capital que está a unos kilómetros, los problemas se complican para las actividades de la vida cotidiana y los servicios. El aumento del frío hasta los cero grados en la región norte de la isla, obliga a unas 850 mil familias a gastar más energía eléctrica. En tanto el gobierno convoca a gastar menos por el desabasto y la crisis Fukushima I. Otras tantas familias carecen de agua potable, y los servicios del transporte por la misma causa.
Es decir, que Fukushima ya interfiere en las actividades cotidianas. Aparte del temor de los habitantes porque los niveles de radioactividad son tres veces más altos de lo normal desde el martes pasado. La autoridad dice que eso no representa un problema para la vida humana, pero la suspicacia de que miente es general entre la población. Por eso mucha gente está tratando de huir de la capital, porque “el gobierno no está diciendo la verdad”. Y el miedo de que pueda ocurrir otro terremoto está presente. En tanto aumenta el número de víctimas del terremoto/maremoto del viernes 11. Se acerca a los 15 mil, entre muertos [5,198] y desaparecidos [8,600]. Mientras los más de 80 mil efectivos de las Fuerzas de Autodefensa trabajan en el rescate, con grandes dificultades, entre los escombros para sacar a un mayor número de víctimas.
Mientras el gobierno lucha por controlar la situación en las fuentes de energía; evitar una posible fusión de los núcleos en el corazón de los reactores. En acción desesperada el Ejército trata de refrigerar con agua los reactores utilizando camiones cisterna y helicópteros. Es un mecanismo externo, pero peor sería no intentar nada. Así, por ejemplo, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informa que el reactor 4 está en “serias complicaciones” porque el agua se agotó. En condiciones peores está el reactor 3 —el más peligroso porque tiene plutonio en lugar de uranio— al cual se le había vertido agua de mar. En tanto los militares informan que desde el reactor 2 “se percibe la salida de humo blanco”. Y en los reactores 5 y 6 la temperatura de las piscinas sube, pese a que están siendo refrigerados con ácido bórico y agua de mar.
Con todo y que el reactor 4 es la prioridad, por los elevados niveles de radiación que emite, los militares descubrieron que las barras de combustible del reactor 3 estaban a punto de quedarse sin agua y producir una fusión. De ahí que el nivel de radiación que se reporta en los alrededores de la central sea de unos 3,000 microsievert por hora, ante los 1,000 microsievert al año que se consideran seguros para la salud humana. No obstante, el gobierno japonés ha decidido que el área de evacuación no irá más allá de los 20 kilómetros de la planta Fukushima Dai-ichi.
Pero es claro que muchas vidas están en alto riesgo, porque la fusión atómica podría ocurrir en cualquier momento. Por eso, por las mediciones de radiación de la central, es que la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos ha dicho que los riesgos son “altos”. El presidente del organismo, Gregory Jaczko, dijo ante una comisión parlamentaria que los niveles de radiación son “extremadamente elevados” en las inmediaciones del reactor 4 porque el agua del depósito de combustible se agotó, lo que complica las labores de los operadores allí. “Las dosis de radiación, agregó, que podrían recibir pueden ser potencialmente letales en un breve periodo de tiempo”. Y esas condiciones podrían llevar a una “fusión nuclear”.
En tanto el director de la OIEA, el japonés Yukiya Amano, ha criticado a Naoto Kan por no ofrecer la información clara y completa de los daños causados en la central por ambos accidentes. Finalmente, y ante la crisis humanitaria de la cual el mundo está muy pendiente, Le Monde dice, por ejemplo, que el primer ministro Kan le ha pedido a la gente “que se encuentra en la zona remota de 20 a 30 kilómetros del centro de Fukushima permanecer dentro de sus casas y oficinas”, luego de pedir la evacuación de la zona de unas 200 mil personas.
La crisis humanitaria está presente. Vino acompañada de una catástrofe natural, pero se volvió rápidamente social. Japón espera la ayuda de la Unión Europea, como del mundo entero. No obstante, el peligro por la vida se lo puso el hombre mismo con el desarrollo de las centrales nucleares y, como en este caso, en las entrañas de los mismos centros urbanos. En tanto la gente en las calles dice: “Oímos hablar de la central nuclear de Fukushima todos los días. Pero yo no sé si lo que estamos escuchando es la verdad”. O, “no me preocupan los terremotos, lo que me preocupa es la crisis de Fukushima”. “Tenemos miedo”. Esa es la única verdad.
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