De pueblos indígenas a simples minorías étnicas

04/10/2010
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
El Estado de Honduras en marzo del año 1995, ratificó el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales, dando durante la administración de Carlos Roberto Reina un paso a favor de los pueblos indígenas de Honduras, los que hasta esa fecha habíamos permanecido sepultados por la invisibilidad y hostigados por las políticas de homogeneización cultural promovidas por las diferentes administraciones gubernamentales y los medios de comunicación.
 
Por supuesto, que el paso de haber ratificado el Convenio 169 de la OIT por el gobierno de Reina, de inmediato causó disidencias dentro de los círculos de poder siendo el más recalcitrante en contra del reconocimiento a los pueblos, el propio ministro de cultura del Sr. Reina, el Sr. Rodolfo Pastor Fasquelle, el que hasta la fecha insiste en categorizar a los pueblos indígenas como simples minorías étnicas.
 
A pesar que las etimologías de la palabra pueblos y etnias tienen su aparente semejanza (la primera proviene del latín populus y la segunda del griego ethnos) las minorías étnicas carecen de derechos jurídicos internacionalmente reconocidos.
 
Décadas después de la redacción del Convenio 169, surgió la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas (la cual fue aprobada el 13 de septiembre del 2007), en la cual quedan consagrados los derechos de los pueblos indígenas. El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) y el Comité de los Derechos de los Niños utilizan el término pueblos indígenas.
 
En Honduras, desde el momento que se crea la Fiscalía Especial para las Etnias, comienza el retroceso al logro obtenido con la ratificación del Convenio 169 de la OIT. El ex ministro de cultura Pastor Fasquelle, escribió un ensayo sobre las Minorías Étnicas, en donde invoca una supuesta condición de minorías culturales, el historiador incluso llegó a aseverar que el pueblo Maya-Chorti de Copan no eran indígenas sino simples descendientes de campesinos afincados alrededor de las ruinas arqueológicas de Copan.
 
El sometimiento y homogeneización cultural han sido parte de las políticas de estado en Honduras con el objetivo de diluir los reclamos territoriales y culturales que hemos venido presentando los pueblos indígenas del país.
 
En el caso especifico del pueblo garífuna, algunos de nuestros herman@s se han prestado al juego de desvanecer nuestra condición de pueblos indígenas con una cultura propia, que además fue declarada como Patrimonio Intangible Cultural Oral de la Humanidad por la UNESCO en el año 2001, debido a la riqueza de nuestras tradiciones producto del sincretismo entre caribes insulares y náufragos africanos.
 
Parece ser que existe una corriente entre garífunas renegados que se han plegado a los mandatos de los organismos internacionales, los que se han trazado una estrategia para dividir pueblos indígenas y negros; y solo por acceder a lucrativos proyectos han desdeñado su condición de pueblo para pasar a ser simples minorías étnicas.
 
Pueblos indígenas existen en todos los continentes: desde los Sami en la península de Escandinavia pasando por los numerosos pueblos indígenas que hay en África hasta Oceanía. Sin embargo podemos aducir que existe una enorme ignorancia por parte de aquellos garífunas que reniegan de su indigenidad para convertirse en sencillos afrodescendientes, los que usualmente en el continente Americano se caracterizan por haber perdido sus culturas originarias, adoptando el idioma, religión y tradiciones de sus colonizadores.
 
Cabe señalar que aquellos que han optado por ser minorías, al mismo tiempo se han acomodado al paternalismo de la cultura dominante, ya que por ejemplo en los Estados Unidos, ante el mandato de la corrección política de los blancos, se prestaron a soterrar la palabra negros y convertirla en el suave afrodescendientes. Lejanos son los días aquellos en que el poeta martiniqueño Aime Cesaire junto al poeta senegales Leopold Senghor, acuñaron el termino negritud, como respuesta al colonialismo mental impuesto por las culturas eurocéntricas y mucho más lejanos son los movimientos de reivindicación de la negritud como el Poder Negro, convertido hoy día en pusilánime poder afrodescendiente.
 
En el nombre de la religión de moda, “el desarrollo”, se han venido destruyendo pueblos y sus culturas para converger en una masa geométrica, donde la homogenización cultural es la receta del imperio, con el objetivo de crear ciudadanos globalizados dóciles y con una fuerte inclinación al consumismo.
 
La regresión jurídica a la que nos vemos sometidos los pueblos indígenas en Honduras es parte de una estrategia de saqueo y destrucción destinada a apropiarse de nuestros territorios. Por supuesto que aquellos que le bailan al sistema reciben sus dádivas convencidos que eso es inserción.
 
El racismo es imposible abolirlo por decreto. Se requiere cambios de percepciones y comportamientos que no se logran con leyes sino con un proceso educativo cimentado en una sociedad igualitaria. Desafortunadamente Honduras sufre de un retroceso político, donde los Estados Unidos con el golpe de estado destruyó la endeble democracia que existía. Ahora como parte del circo mediático que nos brindan, se habla de inserción, desarrollo y lucha contra el racismo desde una administración gubernamental heredera de las hienas instauradas en el poder por el Pentágono.
 
Es hora que el Estado de Honduras asuma el Convenio 169 del a OIT y la Declaración de los derechos de los Pueblos Indígenas, las que fueron ratificadas en su momento por las diferentes administraciones, y de una vez por todas ratifiquemos que somos pueblos indígenas con derechos y no simples minorías étnicas con ministerios de cartón.
 
Ciudad de La Ceiba a los 5 días de Octubre del 2010
 
Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH
https://www.alainet.org/fr/node/144625?language=en
S'abonner à America Latina en Movimiento - RSS