Los muertos de Obama piden la paz

11/02/2010
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Durante el transcurso del año 2009 y específicamente después que Barack Obama asumió la presidencia de Estados Unidos, cuando he presentado en El Heraldo alguna noticia donde se informa de personas que han recibido la muerte como consecuencia de las guerras en Irak, Afganistán y Pakistán, regularmente he agregado a la noticia el comentario (Estos muertos no son de Bush, son de Obama).
 
Considero que no es necesario explicar la base de ese planteamiento. Al salir Bush de la presidencia Obama heredó las guerras en que Estados Unidos estaba involucrado, pero como presidente tenía la posibilidad de modificar la política guerrerista o continuarla. Obama optó por continuarla y es por eso que a partir de su arribo a la presidencia, los que mueran, tanto estadounidenses como ciudadanos de otros países son de su entera responsabilidad. No es concebible que alguien que ha recibido el Premio Nobel de la Paz, ante la disyuntiva de un conflicto armado opte por continuar la guerra.
 
Recientemente el Pentágono informó del número de muertos estadounidenses en las guerras antes mencionadas hasta el día 8 de febrero del actual año. En Afganistán desde que se inició la guerra han muerto 969 miembros de los servicios armados estadounidenses, el último fue Dillon B. Foxx, de 22 años de edad, sargento del ejército, perteneciente a la 82 División Aerotransportada, que residía en Traverse City, Michigan.
 
En Irak, una guerra donde Estados Unidos ha enviado un número considerable de efectivos, desde que se iniciaron las hostilidades, han muerto 4366 miembros de las fuerzas armadas estadounidenses, siendo el último informado Scott G. Barnet, de 24 años, de la 12v. Brigada de Aviación de Combate, residente en Concord, California.
El costo económico de mantener la guerra, reflejado en el Presupuesto de Defensa del 2011, según lo solicitado por Barack Obama al Congreso, asciende a 708,300 millones de dólares. Esto incluye 549,000 millones para gastos de defensa y 159,000 millones específicamente para las guerras en Irak y Afganistán. A esta solicitud deben agregarse otros 33,000 millones para los gastos que ocasionen los 30,000 hombres adicionales para Afganistán.
 
El costo en vidas humanas es incalculable. No pudiera cuantificarse lo perdido con la muerte de los 5335 estadounidenses que han perecido en dichas guerras. Lo que representa la muerte de cientos de efectivos de otros países que están luchando al lado de Estados Unidos y la de decenas de miles de ciudadanos de Irak y Afganistán que también han dejado de existir como consecuencia de esta conflagración.
 
La muerte de todas estas personas es el mejor argumento para que termine la guerra y finalmente se logre la paz. Una paz que evitaría se incrementara el número de fallecidos, pero que además diera fin a la destrucción que provoca la guerra. La destrucción también origina muertes, en este caso por hambre, por no contar con la atención médica adecuada, por no contar con un hogar y por otras causas que muchas veces son denominadas como “daños colaterales”, pero que son consecuencia de la guerra.
 
Obama, se ha convertido en el continuador de Bush. La doctrina de atacar sin haber sido atacado es aplicada casi a diario en Pakistán, donde los aviones teledirigidos modelo Pedrator se encargan de masacrar a la población bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo. Estas personas son aniquiladas por ser “sospechosos”, sin que nadie pruebe que son culpables, sin haberlos sometido a juicio, en una acción propia de los criminales nazi que en su momento fueron sometidos a juicio en el tribunal de Nuremberg. Aquellos asesinaban indiscriminadamente a los judíos y estos asesinan indiscriminadamente a los pakistaníes. ¿Irán algún día estos asesinos a rendir cuentas frente al tribula de Nuremberg?
 
La política exterior de Estados Unidos se plantea está dirigida a mantener la “estabilidad internacional”, para lo que las fuerzas armadas estadounidenses requieren el apoyo de los ejércitos de los países que ellos consideran sus aliados. Dicha “estabilidad “ va dirigida al mantenimiento de un clima propicio para garantizar los intereses de los grandes consorcios estadounidenses, que se traduce en lo que ellos llaman su “Seguridad Nacional”
 
La única fuerza capaz de garantizar la estabilidad internacional es la paz. Esto lo niegan los estrategas del Pentágono, lo ignoran Obama y sus más cercanos asesores pero lo reclaman enfáticamente los pueblos del mundo y los que han muerto masacrados por el simple hecho de vivir en un país invadido por las fuerzas estadounidenses y sus aliados.
 
- Dr. Néstor García Iturbe es Editor del Boletín Informativo El Heraldo.
https://www.alainet.org/fr/node/139391
S'abonner à America Latina en Movimiento - RSS