EL Premio Nobel de la Paz y la paz

05/01/2010
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
El prócer mexicano, Benito Juárez, planteó que “El respeto al derecho ajeno es la paz.” De forma magistral, en ocho palabras, resumió la solución a uno de los problemas cruciales a que se ha visto sometida la humanidad. La convivencia pacífica.
Nuestro Héroe Nacional, José Martí, en su escrito titulado La República española ante la Revolución cubana, planteó, “…sobre cimientos de cadáveres recientes y de ruinas humeantes no se levantan edificios de cordialidad y de paz. No la invoquen los que la hollaron.”
Después de leer estos pensamientos, una vez más me cuestiono la justeza de haber otorgado el Premio Nobel de la Paz al actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Puede decirse que la nominación para el premio se efectuó cuando aún Obama no había cumplido su primer año como presidente y que evidentemente los que lo propusieron no tomaron en consideración aquellas acciones vinculadas a la guerra que en ese corto período de tiempo había desarrollado su administración.
La maniobra para la nominación estuvo dirigida por Madeleine Albright, quien fuera Secretaria de Estado durante la administración Clinton y posteriormente se sumó al equipo de asesores de Obama. La señora Albright, haciendo gala de la prepotencia estadounidense, se dio a la tarea de montar el espectáculo sin tomar en cuenta el lógico razonamiento que podía hacerse sobre lo inmerecido de este galardón.
Alfred Nobel dejó establecido bien claro que el premio en cuestión se instauró para reconocer a «la personalidad que [en el transcurso del año anterior] haya realizado la mayor o la mejor contribución al acercamiento entre los pueblos, a la supresión o a la reducción de los ejércitos permanentes, a la reunión y a la propagación de los progresos por la paz». El análisis más simple sobre los requisitos descalifica a Obama y lo pone en ridículo.
Para llevar a cabo el “nobelicidio” la señora se apoyó en su entrañable amigo Thorbjorn Jagland, ex primer ministro de Noruega, con el que mantiene magníficas relaciones desde que el mismo era presidente del Oslo Center for Peace and Human Rights. Las relaciones entre ambos personajes se consolidaron cuando Thorbjorn, con el apoyo de Madeleine negoció un acuerdo con la National Endowment for Democracy y el Oslo Center que le permitió a esta ONG noruega recibir millones de dólares suministrados por la CIA, la cual utilizó para esos menesteres una fundación que creó en Minneapolis.
El Oslo Center for Peace and Human Rights, utilizando el financiamiento recibido, se involucró en varios proyectos de la agencia de espionaje que se llevaron a cabo en Irán, Marruecos y Somalia. En el historial de esta ONG también se encuentra la operación en la que su personal participó en Kenya, donde se registraron más de mil muertos y que gracias a la intervención de Madeleine Albright trajo como resultado el nombra miento como primer ministro del país a Raila Odinga. El mencionado Odinga contaba con el apoyo y una profunda amistad de Barack Obama, pues el padre del presidente estadounidense era consejero político de Jaramogi Oginga Odinga, padre de Raila. Thorbjorn Jagland, es el presidente del Comité Nóbel.
Esta maniobra no sería tan escandalosa si en el actuar el presidente Barack Obama pudieran destacarse algunas acciones dirigidas al fomento de la paz en el mundo, pero en realidad lo que puede destacarse es todo lo contrario.
Primeramente podemos decir que Barack Obama como presidente de Estados Unidos es el Comandante en Jefe de las fuerzas armadas estadounidenses y que esas fuerzas armadas se destacan por estar presentes y ser las que en los momentos actuales están sembrando la destrucción y la muerte en un buen número de países del Medio Oriente. Se mantiene la misma situación creada por su predecesor, George Bush, al cual nunca lo nominaron para ese premio. A partir de la toma de posesión, ya los muertos no son de Bush, los muertos son de Obama. El Comandante en Jefe de las fuerzas armadas de Estados Unidos, Barack Obama, tiene todas las facultades para dar la orden de no destruir más, de no matar más. Si la diera sería el elemento de mayor fortaleza para nominarlo al Premio Nóbel, sin embargo, la orden no ha sido dada. 
Estados Unidos le declaró la guerra a lo que ellos califican como terrorismo. Esa justificación a la agresión se conformó durante la administración Bush y como resultado de la misma se estableció la nueva Doctrina de Seguridad Nacional en la que Estados Unidos se concede el derecho de atacar a cualquier país por el simple hecho de considerar que pudieran ser atacados por este. Esa doctrina, de la época de Bush, no ha sido modificada en un ápice por la administración Obama. Ha existido una ignorancia total en relación con el principio internacional referido al arreglo pacífico de las controversias entre países. Continua prevaleciendo la amenaza y el uso de la fuerza, tantas veces condenado en los documentos aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Si Barack Obama modificara la actual Doctrina de Seguridad Nacional de Estados Unidos y planteara que en lo adelante se utilizará el arreglo pacífico para resolver los problemas con otros países, entonces tendría un aspecto a su favor para ser nominado Premio Nóbel de la Paz.
Un análisis obligado para determinar si Barack Obama tiene los méritos suficientes para ser nominado Premio Nóbel de la Paz radica en el dinero que el mismo ha autorizado para la guerra y el que autorizó para la atención social, médica y educacional de la población de Estados Unidos.
En cuanto al presupuesto de guerra para el año 2010 podemos decir que el mismo, acorde con la Ley para Autorización de la Defensa, firmada por Barack Obama el 28 de octubre del 2009 asciende a la suma de 680 mil millones de dólares. El último presupuesto aprobado por George Bush, que fue el del 2009 ascendía a 651 mil millones de dólares. De acuerdo con estas cifras es indudable que debemos reconocer mayor apego a la paz en Bush que en Obama.
Es importante destacar que desde finales del mes de octubre ya este presupuesto fue aprobado. Que en la aprobación del mismo no existieron grandes debates ni dilaciones que pudieran poner en peligro las entregas de material bélico por parte de las empresas del Complejo Militar Industrial y que estas pudieran contar con la seguridad de la existencia el dinero para pagarles.
A los 680 mil millones de dólares que están destinados al Pentágono es necesario sumar algunas partidas más que se relacionan con la política agresiva de Estados Unidos y que según los ideólogos del imperio están directamente vinculadas a la llamada Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Dentro de esas otras partidas, el presupuesto aprobado para la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos asciende a cerca de 60 mil millones de dólares. Esto incluye la CIA, las agencias de inteligencia del Pentágono, otras agencias como el FBI, el Departamento de Seguridad de la Patria y el dinero para las operaciones encubiertas. En el presupuesto del Departamento de Energía se han destinado 20 mil millones de dólares al desarrollo y mantenimiento de las armas nucleares con que cuenta Estados Unidos. El presupuesto correspondiente a la ayuda militar a otros países se encuentra dentro del Departamento de Estado y asciende a 38 mil millones. Los beneficios y pensiones a militares se encuentran en el presupuesto del Departamento del Tesoro y ascienden a 140 mil millones de dólares. 
Existen fondos especiales para actividades de carácter militar y agresivo que no se muestran en el presupuesto pues están a la disposición del presidente para determinadas eventualidades. Si sumamos los fondos que hemos relacionados de otras partidas tendríamos un total de 258 mil millones de dólares en las mismas, que sumados a los 680 mil millones aprobados en la Ley para Autorización de la Defensa nos daría un total de 938 mil millones de dólares.
Según la Agencia de Administración y Presupuesto, el 55 por ciento del presupuesto del 2010 está destinado a la defensa, por lo que no es muy difícil llegar a la conclusión que bajo la administración Obama se le ha dado más importancia y destinado mayores recursos a la guerra y la política agresiva que a las necesidades de la población estadounidense y a la paz. Si el presidente Barack Obama redujera a la mitad el presupuesto de guerra y destinara los 469 mil millones de dólares resultantes de dicha reducción a mejorar la situación económica, social, educacional y de salud de la población de Estados Unidos, lo cual siempre sería menor que los 700 mil millones que dio a los bancos y grandes empresas, tendría una importante acción a su favor para ser nominado al Premio Nóbel de la Paz.
Otra situación que ha sido manipulada por la Administración Obama es la del cierre de la cárcel existente en la Base Naval de Guantánamo. La primera orden que dio Obama al llegar a la presidencia se refería a la eliminación de dicha cárcel, para lo cual daba de plazo hasta el último día del año 2009.
Como todos sabemos, la cárcel se encuentra aún en dicho lugar, ya pasó el plazo dado por el presidente y a pesar de las maniobras que se han tratado de hacer, desde la relocalización de los detenidos en otros países, hasta la compra de una cárcel en territorio estadounidense para trasladar a la misma a los rehenes, no existe una fecha que pueda anunciarse seriamente para cumplir la primera orden que dio Obama al llegar a la presidencia.
Sin embargo, creo pertinente entrar en el análisis de la orden. La eliminación de la cárcel se plantea realizarla mediante el traslado de los detenidos. Eso quiere decir que esas personas continuarán detenidas, sin embargo una gran cantidad de ellas nunca han sido juzgadas ni condenadas a pena de prisión. Están detenidas porque se “sospecha” que son terroristas, o que pueden involucrarse en actos terroristas, pero nadie ha presentado pruebas que validen esas sospechas y que permitan juzgarlos.
Pudiéramos dar una idea al presidente Obama y sus asesores de cómo eliminar la cárcel de Guantánamo. Presenten a juicio a todos los detenidos, que un tribunal decida si son culpables o no. Los que no pueda probarse que son culpables quedan en libertad. Los que el tribunal determine que son culpables, pueden llevarse a cárceles estadounidenses pues estos saldrán del limbo jurídico en que ahora se encuentran, fundamentado precisamente en las leyes estadounidenses que no permiten encarcelar en territorio de Estados Unidos a personas que no han sido halladas culpable por el tribunal correspondiente. Considero que eso sería una magnífica decisión a considerar para nominar a Barack Obama al Premio Nóbel de la Paz
En cuanto las acciones desarrolladas por la administración Obama en el campo de la política exterior y su contribución a la paz como consecuencia de ellas, se impone realizar un análisis por país con el fin de concretar las mismas en la mejor manera posible.
En Iraq la estrategia estadounidense, anunciada por Obama durante su campaña electoral era disminuir el número de efectivos de las fuerzas armadas acantonadas en dicho país, pero no retirarlas totalmente, pues de acuerdo con los cálculos del Pentágono, para garantizar la “democracia” sería necesario que permanecieran en el país unos cuantos asesores que llegarían al número de 55,000. Lo importante de todo esto es que ni Obama ni el Pentágono dijeron cuándo solamente quedarían los “asesores”. Lo que se pretende en este caso, para poder disminuir el número de tropas estadounidenses, es lo que muchos han llamado la “vietnamización” de la guerra, ir retirando gradualmente las tropas de Estados Unidos de los lugares de mayor peligro y que estos los ocupe el ejército del país. Según las cifras ofrecidas por el Pentágono hasta noviembre del 2009 habían muerto 4364 estadounidenses en esta guerra que comenzó en el año 2003.
En diciembre del 2009 Estados Unidos tenía en Iraq entre tropas, “asesores” y personal de protección pertenecientes a empresas privadas como Blakwater, más de 120,000 hombres. La ocupación del país tiene como objetivo asegurar a los grandes consorcios el control de la producción de petróleo, que es lo que está defendiendo Obama.
La resistencia iraquí continúa realizando acciones contra el invasor, las que en estos momentos se materializan en pequeñas escaramuzas contra su personal en las cuales en su mayoría se está utilizando el inmolarse para quitarles la vida a los “infieles”. Lo interesante de estas acciones es que las mismas se realizan de forma coordinada, lo que demuestra existe una organización dirigiendo la resistencia. Un ejemplo de esto sucedió el 8 de diciembre del pasado año cuando cuatro autos cargados de explosivos estallaron casi al unísono en distintos lugares de Bagdad causando 94 muertos y 120 heridos.
En relación con Afganistán ya Obama concretó la cifra de soldados estadounidenses que enviaría, pues durante la campaña electoral había anunciado 19,000 y ahora decidió enviar 30,000. Realmente la cifra solicitada por el Pentágono era de 40,000, pero el presidente consideró que los 10,000 restantes debían aportarlos los países de la OTAN para que al menos contribuyan en reciprocidad con el dinero que Estados Unidos les entrega. Si sumamos a los 68,000 hombres con que cuentan en el teatro de operaciones las fuerzas armadas estadounidenses los 30,000 que enviará Obama, tendremos un total de 98,000 efectivos.
La OTAN ya tiene en suelo afgano 32,000 hombres, por lo que si cumple la orden de enviar otros 10,000 y sumamos estos con los de Estados Unidos, la fuerza total invasora llegará a 140,000 soldados. A este ejército debe sumarse las fuerzas de seguridad afganas que cuentan con 200,000 miembros. Un gran total de 340,000 efectivos que tienen la extraordinaria tarea de tratar de controlar los 25,000 talibanes que se calcula están en activo y según el General James Jones cerca de 100 miembros de Al Qaeda que radican en el país. Una proporción de 14 a 1.
Una mala noticia para Obama y sus asesores es que muchos de los países de la OTAN que se encuentran dentro de la fuerza expedicionaria quieren retirar su personal de la misma, ya sea todo o una buena parte de este. Una buena parte de la opinión pública en países de la OTAN como Canadá, Holanda, Francia, Gran Bretaña y Alemania está en contra de mantener tropas en ese conflicto, sobre todo porque algunos de sus soldados están pereciendo en el mismo, ya que regularmente se encuentran expuestos en lugares de mayor peligro que los estadounidenses.
Debemos reconocer que durante la campaña electoral Barack Obama tenía los ojos puestos en Afganistán, pues desde un principio estaba bien claro para él que el futuro de la Seguridad Nacional de Estados Unidos dependía de las reservas de gas natural existentes en Turkmenistán, la segunda reserva mundial. La comercialización y distribución hacia Europa del mencionado gas se encuentra en estos momentos en manos de Rusia que controla el único gasoducto existente, sin embargo se están construyendo tres nuevos gasoductos, uno lo construye Rusia, otro la República Popular China y el tercero, denominado TAPI, proyectado por Estados Unidos donde participarían además Turkmenistán, Afganistán, Pakistán y la India.
Diariamente el conflicto afgano tiene como resultado destrucción y muerte. Puede decirse que son decenas de miles de ciudadanos de dicho país que han perecido desde que comenzó la ocupación estadounidense.
El Premio Nóbel de la Paz, Barack Obama no ha hecho absolutamente nada para que esto termine, a pesar de que está dentro de sus facultades como presidente de Estados Unidos.
En Pakistán, la actividad de Estados Unidos se ha desarrollado sobre bases de llevar a cabo una guerra con el mínimo de bajas posibles, para lo cual están utilizando aviones de tamaño reducido, artillados, dirigidos por control remoto. . Este tipo de arma fue creada por Israel y aunque inicialmente se destinaba únicamente a labores de espionaje, se le agregó armamento y ahora también se utiliza como un arma ofensiva, la cual ha costado la vida a cientos de inocentes, pues se está utilizando indiscriminadamente contra todo aquel que parezca un enemigo.
Dichos equipos, denominados “drones” han atacado caravanas de comerciantes, poblados, reuniones tribales, entierros y bodas, lo que ha costado al pueblo pakistaní miles de muertos. La justificación de todo esto es la lucha contra los talibanes que según las autoridades estadounidenses se esconden y reciben apoyo en la zona limítrofe de Pakistán con Afganistán. Estos ataques indiscriminados han incrementado lo que el Pentágono califica como “daños colaterales” y cuentan con la autorización y el beneplácito del gobierno de Pakistán.
La utilización de los “drones” está bajo la dirección conjunta de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y la CIA. La variante utilizada por la CIA a partir del año 2004 para la realización de este tipo de actividad terrorista es “contratar” la misma con una empresa privada, que es la que se encarga de ejecutar la víctima, de acuerdo con las órdenes de la CIA. Un tipo de arreglo mafioso, como corresponde a la mencionada agencia.
La empresa privada que se ha dedicado a esos menesteres no es nada menos que la famosa Blackwater, la cual ahora cambió de nombre para limpiarse un poco y se denomina Xe Services. En todas las acciones, Xe Services selecciona el objetivo a destruir, pero la orden a destruirlo la emite la CIA, después de esta haber sido aprobada por el Director de la agencia y haber comunicado esto a la Casa Blanca para que en caso de objeción, pueda suspender la operación.
La más reciente operación salida a la luz pública de los “drones” se llevó a cabo a fines de Diciembre en la región norteña de Waziristán, Pakistán. El resultado fue de ocho muertos y dos heridos todos los cuales se “sospechaba que fueran Talibanes militantes de Al Qaeda”. La “acción ejecutiva” se realizó desde un avión tipo Pedrator que descargó sobre el grupo de “sospechosos” su cohetería “Hellfire”. Todo esto con la aprobación de la Casa Blanca, la cual está bajo la dirección del Premio Nóbel de la Paz, Barack Obama.
En cuanto a Irán, el mecanismo que está tratando de utilizar Estados Unidos para desestabilizar el gobierno del país es el de las llamadas “revoluciones de colores” que tan efectivas fueron contra la Europa Socialista. En este caso la han denominado la “revolución verde”. Por medio de la CIA y otras agencias de espionaje, incluyendo el Buró de Intelligence and Research del Departamento de Estado, se suministra financiamiento, apoyo material y se dirige la coordinación de actividades de la oposición que han fomentado en Irán.
El programa, iniciado por la administración Bush, ha recibido la aceptación y complacencia de la administración Obama que le ha dado continuidad al mismo. Esta acción injerencista en los asuntos internos de Irán se estaba llevando a cabo por una organización creada en el año 2006 por el gobierno de Estados Unidos denominada Irán Democracy Fund. La administración Obama le ha cambiado el nombre por el de Near East Regional Democracy Fund.
El cambio de nombre permite que ya no aparezca en el presupuesto del Departamento de Estado una partida específicamente para promover la injerencia en Irán, que en el año 2008 ascendió a 66 millones de dólares y tratar de “ocultar” la subvención a los “disidentes” iraníes encargados de desarrollar la “revolución verde”. El nuevo nombre también permite iniciar actividades en otros países del medio oriente cuyos gobiernos no comulgue con el de Washington, una interesante iniciativa de los funcionarios de la administración Obama que siguen pensando como los de la administración Bush.
No es posible pasar por alto la situación geográfica de Irán, situado en el centro del Medio Oriente con Iraq en una de sus fronteras y Afganistán y Pakistán en la otra, además de tener también fronteras con Turkmenistán. El país se encuentra estratégicamente en el medio de los planes de dominación de Estados Unidos, lo cual afecta, según los estadounidenses la Seguridad Nacional de dicho país, pues además ejerce una fuerte influencia política y religiosa con sus países vecinos.
Las acciones de la administración Obama contra Irán están enmarcadas en tratar de destruir el gobierno establecido e instaurar en dicho país uno que sea del agrado y la complacencia de Estados Unidos. Una de las campañas que se lleva a cabo con mayor fuerza por parte del gobierno estadounidense contra Irán es la relacionada con el desarrollo nuclear del país, aduciendo que la capacidad que tendrá le permitirá producir bombas nucleares.
Ese mismo énfasis contra las bombas nucleares no se pone de manifiesto por parte de Estados Unidos en relación con Israel, al cual apoyan en su programa nuclear, como resultado del cual se plantea ya posee bombas de ese tipo. Tampoco al parecer constituye un problema que Pakistán, su aliado y la India, también posean el mortífero instrumento. Aquí pudiera el Premio Nobel de la Paz estar aplicando la misma filosofía aplicada por Bush en cuanto a los terroristas buenos y los terroristas malos.
Considero importante en este análisis sobre las virtudes de Barack Obama para ser nominado al Premio Nóbel de la Paz tomar en consideración el bombardeo con misiles crucero llevado a cabo a fines de diciembre del 2009 a la zona norte de Yemen. Según ABC News como consecuencia del mismo murieron 120 personas.
El bombardeo duró tres días y se efectuó cerca de la frontera con Arabia Saudita, según planteó el Pentágono para golpear supuestos campamentos de Al Quaeda que se habían localizado en la provincia de Sanaa. La operación fue consultada con la Oficina Oval, eso quiere decir con el presidente Obama el que dio la orden de llevar a cabo la operación. Esos 120 muertos no son de Bush, son de Obama y definitivamente no es una actitud propia de un Premio Nóbel de la Paz.
Cuando se está analizando la esfera de influencia de Estados Unidos sería imposible pasar a otra región del mundo sin mencionar a Israel que pudiera calificarse como la “cabeza de playa” de Estados Unidos en el Medio Oriente. Es importante tomar en consideración que el primer nombramiento que realizo Barack Obama después de haber sido elegido presidente de Estados Unidos fue el de su íntimo amigo Ralph Emanuel como Jefe de Personal de la Casa Blanca.
Emanuel, conocido como “Rambo” es de origen israelita, su familia perteneció a la extrema derecha de Israel y él personalmente fue miembro del ejército israelita donde prestó servicios en Gaza. Emanuel formó parte de la administración Clinton y meses después de abandonar su cargo se convirtió en millonario, según se comenta gracias a los arreglos que realizó cuando era funcionario público. La presencia de Emanuel garantiza la vitalidad del estado de Israel.
Puede decirse que Israel subsiste gracias a la ayuda que recibe de Estados Unidos, pues además de cerca de 2,500 millones de dólares en ayuda de todo tipo, recibe además ayuda de carácter militar, que en el presupuesto aprobado por Obama asciende a 2,800 millones de dólares, un 4 por ciento más que lo que recibía en época de Bush.
El programa nuclear de Israel, el cual mencioné anteriormente se ha estado desarrollando por años sin tener la mayor de las molestias y no precisamente por estar destinado al uso pacífico de la energía atómica, sino por contar con el asesoramiento y apoyo financiero de Estados Unidos. Se plantea que si Israel no tiene ya bombas nucleares, al menos tiene la capacidad para fabricarlas. Otro programa de carácter militar de suma importancia para Israel es la ayuda que en equipos y todo tipo de armas recibe de Estados Unidos, en este caso con la gran ventaja de contar en su territorio con almacenes del Pentágono, lo que le permite reponer diariamente el parque y equipos que pudiera gastar o dañarse en cualquier operación.
El incremento en cuanto a la ayuda a Israel que se ha ejecutado durante la administración Obama, más el apoyo que este país recibe en su conflicto con los países árabes no puede calificarse de manera alguna como una contribución a la paz, todo lo contrario, la mejor ayuda para que Israel continúe masacrando al pueblo palestino y el de los otros países árabes con los que tiene fronteras. Por estas acciones es bastante difícil nominar a Barack Obama para el Premio Nóbel de la Paz.
El análisis de las acciones que la administración Obama ha desarrollado en América Latina no da mucho margen para la nominación. Obama ha dado continuidad a la política que llevó a cabo George W. Bush y en algunos casos lo ha superado.
En el caso de Venezuela se ha desarrollado una política agresiva e injerencista, promoviendo la subversión política e ideológica mediante los mecanismos de la USAID, la NED y algunas organizaciones no lucrativas que cumplen misiones de la CIA y el Pentágono. A estas labores el gobierno de Estados Unidos destino 80 millones de dólares durante el año 2009.
A la subversión política e ideológica es necesario sumar el trabajo de espionaje que diariamente desarrollan estas agencias y los repetidos intentos de asesinato contra el presidente Hugo Chávez. Estas acciones no son propias de alguien que ha recibido el Premio Nóbel de la Paz sino de un delincuente común.
Lo dicho sobre Venezuela puede repetirse en el caso de Bolivia, Ecuador y Nicaragua donde las agencias de espionaje estadounidense tratan de repetir la misma fórmula con el fin de lograr la desestabilización de los gobiernos legítimamente establecidos en dichos países.
El caso de Honduras tuvo un tratamiento distinto. Aquí Estados Unidos utilizó el ya caduco mecanismo del golpe de estado, pero que resultó eficiente en este país. Recordamos las declaraciones contradictorias entre Hillary Clinton, la actual Secretaria de Estado y Obama sobre lo que había sucedido en Honduras y si Estados Unidos había tenido conocimiento y participación en dichos eventos.
Posteriormente se conoció el nivel de participación de la administración Obama en el golpe y las maniobras realizadas para que Mel Zelaya no pudiera regresar al cargo de presidente. Estas acciones estuvieron acompañadas de la más violenta represión al pueblo hondureño, la violación de los derechos humanos e inclusive el asesinato de una buena cantidad de personas, sobre lo cual el presidente Barack Obama no emitió declaración de condena alguna. Una pésima actitud para una persona que ostenta el Premio Nobel de la Paz.
El Pentágono continúa dando pasos en función de fortalecer su posición en América Latina, lo cual ha sido apoyado totalmente por el presidente Obama. La prioridad en estos momentos es incrementar el número de bases militares en las cuales además de personal de las distintas armas de las fuerzas armadas estadounidenses, también estará presente el personal de la CIA y de algunas otras agencias de espionaje.
Las siete bases donde el personal estadounidense radicará en Colombia tienen un objetivo estratégico relacionado con la posibilidad de conflicto con Venezuela, Bolivia y Ecuador y de ser necesario también utilizarlas contra Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay o cualquier otro país de América del Sur. A estas bases deben sumarse las que ya Estados Unidos utiliza en Puerto Rico, Honduras, Aruba, Curazao y Guantánamo. Todo esto en función de la guerra, no de la paz como debería promover el Premio Nóbel.
En relación con Cuba la administración Obama desarrolla sus planes de desestabilización apoyada en la mafia miamense, que según Hillary Clinton y Obama, son “los mejores embajadores de la libertad, la democracia y el modo de vida estadounidense.”
El Premio Nóbel de la Paz modificó las restricciones existentes para viajes de cubanos y remisión de remesas, pero no las eliminó por completo como debía haber hecho un hombre amante de la paz. Al hacer esto convirtió a los ciudadanos estadounidenses que no son de origen cubano en ciudadanos de segunda clase, pues no pueden hacer lo que hacen los otros.
En una actitud totalmente injerencista trata de dictar normas al gobierno de Cuba y a los cubanos que de no cumplirse estas amenaza con no levantar el bloqueo. Un hombre pacífico como ese condenando a un país a vivir con las limitaciones y penurias que representa el no poder adquirir los bienes y servicios que necesita en un mercado como el estadounidense. Eso, además de no estar acorde con una actitud pacífica y propia de un buen vecino, tampoco puede calificarse de humana ni respetuosa a la determinación y soberanía de un pueblo.
Con estas medidas se trata de ignorar las históricas relaciones que han existido entre el pueblo cubano y el pueblo estadounidense. Nuestra cercanía geográfica actuó durante muchos años como un elemento que transmitió simpatía y respeto de un pueblo a otro. Ignorar que muchos cubanos desde principios del siglo pasado iban a residir a Estados Unidos y que estadounidenses venía a vivir a Cuba, es negar la historia.
Negar la historia también sería no reconocer que el gobierno de Estados Unidos trató en todo momento de que Cuba, desde que dejó de ser una colonia de España, fuera una especie de neocolonia donde solamente se hiciera lo que convenía a Estados Unidos. En función de eso imponían gobiernos que salvo contadas excepciones eran serviles instrumentos de Estados Unidos. 
 Señor Obama, esperamos que el Premio Nóbel de la Paz le permita afrontar la realidad de que esos tiempos cambiaron a partir del triunfo de la revolución y que nunca más volverán.
Como colofón de todo el proceso de nominación al premio, Barack Obama se presentó a recibir el mismo y como es tradicional en esos casos pronunció un discurso en el que más que hablar de la paz, habló de la guerra.
Obama trató de justificar las decisiones de distintas administraciones estadounidenses, incluyendo la suya, que en vez de promover la paz han promovido la guerra, la muerte y la destrucción. Hablo de lo que él llamó “La Guerra Justa” con lo que hizo referencia a una doctrina que en la historia de la humanidad se ha utilizado para encubrir las atrocidades que han realizado las clases dominantes en defensa de sus intereses.
¿Pudiera alguien calificar de Guerra Justa la masacre realizada por los conquistadores que colonizaron América?
¿Pudiera denominarse Guerra Justa el asesinato y despojo a los indios norteamericanos para expandir las trece colonias?
En su discurso Obama planteó que considera una Guerra Justa “si se libra como último recurso o en defensa propia; si la fuerza utilizada es proporcional; y, cuando sea posible, los civiles son mantenidos al margen de la violencia”. Lo único que le faltó decir a Obama es que ninguna de las guerras en que está involucrado Estados Unidos en estos momentos cumple con esos parámetros.
Si volvemos al inicio de este trabajo y leemos nuevamente lo que plantearon Benito Juárez y José Martí sobre la paz, después del análisis aquí efectuado, la única conclusión a la que podemos llegar es que Barack Obama ostenta un inmerecido Premio Nóbel de la Paz.
 Estoy seguro que ninguno de ustedes se ha sorprendido por esto.
3 de enero del 2010

Boletín informativo El Heraldo

https://www.alainet.org/fr/node/138639?language=es
S'abonner à America Latina en Movimiento - RSS