Copenhague y geopolítica
28/10/2009
- Opinión
El Norte depende del Sur. A pesar de su opulencia, su capacidad científica y tecnológica, su poderío nuclear, y sus bases militares distribuidas por el mundo para derrocar gobiernos y reprimir a los pueblos.
Los pulmones vegetales, selvas, bosques; la energía, el agua, las tierras fértiles; la población joven; la diversidad biológica y más, están en el Sur.
La élite internacional que integra el complejo militar-científico-financiero, nos ha declarado la guerra con un objetivo: destruir las fuerzas progresistas del Sur, apropiarse y explotar nuestras riquezas para garantizar la acumulación de capital.
Propicia el fracaso de Copenhague, pues tiene su propia visión para resolver los problemas generados por el cambio climático. Biopiratería, geoingeniería, nanotecnología, proyecto genoma, transgénicos, biología sintética, agrocombustibles, son el núcleo del despliegue científico orientado a reproducir el capital, generando una intervención cada vez más seria de los ecosistemas como las bacterias y enzimas que se “comen” la basura tóxica.
La profundización de la globalización neoliberal y el predominio de la economía financiera sobre la economía real, incidirá en el crecimiento de la pobreza y la violación del derecho a la salud, la educación, la vivienda… Ahí está Obama sin poder llevar adelante una política de salud, pues los que lucran con los seguros médicos, asociados a las mafias financieras se lo impiden.
Es el hambre la bomba solo mata gente, que va limitando la capacidad para pensar y actuar, reduciendo a los pueblos a depender de la ayuda-limosnas que vienen del Norte.
Las guerras de baja intensidad en las grandes barriadas pobres del Sur, recurriendo a sofisticadas armas tanto de destrucción masiva como selectiva. Lo que se comprende mejor si observamos que los incrementos de la población mundial para el 2050 se darán solamente en el Sur.
Una especial guerra a las comunidades indígenas y campesinas, pues representan una sólida barrera para la defensa de la naturaleza, de los cultivos y semillas tradicionales.
Finalmente, la batalla para idiotizar a la gente sobre todo a los jóvenes a través del individualismo y el miedo. De ahí la importancia de los valores espirituales solidarios, del amor altruista y el empoderamiento de la gente.
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