La integración energética empieza por casa

Gerardo Honty

04/10/2009

Opinión

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Una nueva cumbre internacional que tuvo como protagonistas a Hugo Chávez, la integración regional del sur y la energía. Como otras veces los objetivos son ambiciosos y la retórica exultante. Y como otras veces, algunas preguntas se repiten: ¿cómo se hará para pasar de la retórica de la integración a la práctica de la integración? Y además ¿cómo se van a conciliar los objetivos de desarrollo y utilización de los recursos naturales sin comprometer el medio ambiente y con beneficio para las comunidades locales?

Las preguntas no son vanas y están basadas en los últimos 15 años de retórica energética integracionista. Desde las primeras cumbres hemisféricas de la década de 1990 lideradas por Estados Unidos, hasta las más recientes, animadas por Venezuela, estos temas son recurrentes aunque presenten objetivos políticos bastante diferentes.

Los temas energéticos en la cumbre de la ASA

La declaración final de la cumbre presidencia Africa – América del Sur (ASA), en un capítulo especial dedicado a los temas de infraestructura, se incluye un reconocimiento a la Iniciativa para la Integración de Infraestructura Regional de América del Sur (IIRSA) y a la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD), “como bases para el mutuo intercambio y apoyo en el campo de infraestructura”. Vale la pena recordar que estos planes han sido severamente cuestionados por grupos afectados de la sociedad civil y centros de investigación en ambos continentes, por priorizar las inversiones sin los adecuados recaudos ambientales. Varios de los proyectos energéticos planeados o en ejecución se desarrollan bajo estos acuerdos.

Entrando directamente en el capítulo energético, al igual que en ocasiones anteriores esta declaración promueve “el intercambio de experiencias en lo referente al desarrollo y uso universal de fuentes de energía y ahorro de energía por parte de los gobiernos y los pueblos de ambas regiones”. En particular “fuentes de energía limpias, renovables y alternativas, con miras a extender su difusión y utilización sustentable, así como a alcanzar la máxima eficiencia en sus usos, de conformidad con los aspectos económicos, sociales y ambientales pertinentes” .

Y además, se indica que “considerando la posibilidad del uso de combustibles fósiles en el futuro, ambas regiones cooperarán en temas relacionados con la producción y uso sostenible de combustibles fósiles en especial petróleo y gas”. Esto es algo contradictorio en sí mismo, pues el uso de recursos que son intrínsecamente agotables es dudoso que puedan tener un uso “sostenible”.

La declaración promueve la presencia de “compañías suramericanas y africanas, incluyendo los sectores energético y minero en ambas regiones” y se compromete a aunar esfuerzos, con el objetivo de garantizar el intercambio de experiencias en las áreas de Prospección, Explotación y Tratamiento de los Recursos Minerales, priorizando la transformación local, de manera diversificada, empleando tecnologías limpias que preserven el ambiente”.

Déjà vu

Tanto el texto acordado como las declaraciones de los presidentes –particularmente las del anfitrión- parecen repetir otras reuniones anteriores ocurridas en América del Sur en los últimos años. Tanto se parece a otras cumbres sudamericanas previas, que el presidente Chávez lanzó la idea de una gran petrolera que reúna a las compañías de Afríca y América que sería llamada Petrosur. Según las agencias AFP y Xinhua, Venezuela suscribió un acuerdo petrolero con Sudáfrica que comprende el estudio de un campo maduro por la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y la Corporación de Gas y Petróleo de Sudáfrica (Petrosa). "Aquí va naciendo la Petrolera del Sur (Petrosur)", habría dicho Chávez sin aportar más detalles.

Sin embargo este nombre ya se lo había dado a otra asociación de empresas petroleras sudamericanas. En octubre de 2004 en la propia Isla de Margarita, durante la primera Reunión de Ministros de Energía de América del Sur sobre Energía, Argentina, Bolivia, Brasil y Venezuela anunciaban la intención de formar “Petrosur”. En mayo de 2005 en Brasilia se constituyó el Secretariado de Petrosur y unos meses más tarde, en agosto de ese año, Uruguay se le sumaría, en ocasión de la reunión celebrada en Montevideo. Por lo pronto parece que no se crea Petrosur sino que se amplía en su dimensión geográfica para alcanzar al continente africano.

Chávez informó que también firmó acuerdos energéticos con Níger, Mauritania y Sudán, aunque no se conocieron mayores detalles. El presidente de Venezuela dijo que aspiraba a “que estos convenios que, hasta ahora son bilaterales, marchen luego a lo multilateral (...) tenemos mucho petróleo (...) tenemos que trabajar para que nuestros pueblos sean los primeros beneficiados". No se conocen aún los detalles de estos acuerdos pero es esperable que, al igual que ha ocurrido con otros similares dentro de Sudamérica, estos contemplen la venta de petróleo a través de créditos blandos y la asociación para la explotación de crudos pesados uno de los objetivos estratégicos comerciales más importantes para Venezuela.

Del dicho al hecho

Previo al inicio de la cumbre el ministro venezolano de Energía, Rafael Ramírez, había recordado a la prensa que la cuarta parte de las reservas petroleras del mundo se encuentran en África y América del Sur, contando con los importantes yacimientos de Bolivia, Brasil, Ecuador y Venezuela en Sudamérica y las de Angola, Libia y Nigeria en el continente africano. No hay dudas acerca de que la unión en torno a una estrategia energética común podría fortalecer las posiciones de estas dos importantes regiones. Sin embargo, lo más difícil sigue siendo pasar de las palabras a las acciones, postergando objetivos nacionales en aras de mayores logros regionales. En América del Sur al menos, a la integración energética le queda mucho camino por recorrer aún.

- Gerardo Honty es analista en temas de energía y cambio climático en CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social), Montevideo (www.energiasur.com)

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