Comunicación y democracia: Nuevas perspectivas

26/11/2008
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 438: América Latina en Movimiento No 438-439 06/02/2014

Desde hace unos cinco años, en EE.UU. ha venido ganando fuerza un movimiento por la reforma de los medios de comunicación.  Este movimiento, que abarca un amplio espectro político, busca poner freno a la creciente concentración mediática, fomentar la diversidad de propiedad de los medios (particularmente a favor de mujeres y minorías étnicas), defender el espacio e independencia de los medios locales, promover la transparencia y la participación de la ciudadanía en la concesión de frecuencias y defender el periodismo responsable y equilibrado, entre otros aspectos.  También ha tomado cartas en la defensa de Internet como un espacio abierto donde todos los actores puedan participar en igualdad de condiciones.

Este movimiento ha librado importantes batallas en el Congreso federal, en las cortes de justicia y ante la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés), entre otros, enfrentándose a los intentos de las grandes corporaciones del sector de flexibilizar aún más –con el claro respaldo de la administración Bush- los reglamentos que en alguna medida todavía protegen la pluralidad y diversidad mediática.

La llegada de Barack Obama a la presidencia ha levantado grandes esperanzas en este movimiento, ya que en su campaña el presidente electo se pronunció a favor de varias de sus propuestas, en particular la diversificación mediática, medidas a favor de las minorías y el mantenimiento de Internet como un espacio abierto.

A la vez, el manejo de los nuevos espacios comunicacionales que Obama y su equipo demostraron durante la campaña, y que se ha señalado como un factor clave en su triunfo, deja entrever la posibilidad de que su administración podría estar abierta a nuevas formas de participación ciudadana en el escenario político.

Reforma mediática

En EE.UU., una tendencia a desregular el sector mediático a favor de las grandes corporaciones viene avanzando desde los años 80, cuando en la FCC la prioridad central de defender el interés público comenzó a ceder ante las presiones de los lobbies mediáticos.  En esa época quedó suspendida la "Fairness Doctrine" (doctrina de imparcialidad) que requería que las emisoras asignen tiempo de programación para distintos puntos de vista en temas polémicos de interés público.

En 1996, bajo Clinton, el Congreso aprobó una reforma sustantiva de la Ley de Telecomunicaciones, con apoyo de ambos partidos, que abrió la puerta para una mayor concentración mediática.  Entre otros puntos disminuyó las restricciones al número de medios que un mismo dueño podía detentar en mercados locales, regionales o nacionales, como también a la propiedad cruzada entre diferentes tipos de medios en un mismo mercado.  Si hasta ese año, los propietarios más grandes de radios controlaban menos de 65 canales, la desregulación permitió el crecimiento de empresas como Clear Channel, que hoy opera más de 1100 estaciones en más de 300 mercados -con una programación segmentada pero con las mismas recetas y contenidos en todo el país-, lo cual conllevó a la desaparición de muchos medios locales independientes.  Asimismo, el tope permitido de difusión de un canal nacional de televisión subió de 25% a 35% de los domicilios del país.  (1)  La adopción de esta reforma a la ley y las decisiones de la FCC de la época ocurrieron entre bambalinas.

En 2003, con la anuencia del gobierno Bush, la FCC decidió flexibilizar nuevamente las regulaciones sobre propiedad de los medios, bajo la previsión de la Ley de 1996 que le permitía revisar cada dos años las normas vigentes.  Pero esta vez encontró una fuerte resistencia entre diversos sectores de la población que se movilizaron para demandar al Congreso que revierta la decisión del organismo, llegando en poco tiempo a conformar un verdadero movimiento ciudadano por la reforma de los medios (2).  La movilización concitó el apoyo de una amplia mayoría bipartidaria en el Congreso; no obstante, a raíz de una serie de maniobras políticas por parte de los líderes republicanos en el Congreso, desembocó a finales de 2003 en una solución de compromiso que dejó casi intacta la resolución del FCC.

Al respecto, Ben Scott en su artículo que documenta detalladamente este proceso, comenta que:  "La Casa Blanca y los líderes parlamentarios del Partido Republicano lograron desviar la voluntad expresa del Congreso.  Es una situación insólita.  Solo en unas pocas temáticas se ha visto que una mayoría del Congreso y una opinión pública abrumadora fracasen en hacer aprobar una ley pública.   Quizás solo ocurre con temas críticos donde hay fuertes divisiones ideológicas.  (…) es una demostración infeliz del proceso democrático en el Congreso.  Pero es también una indicación de la importancia política que ha adquirido el tema de los medios". (3)

El movimiento, sin embargo, siguió creciendo, y registró varios logros en su campaña.  En 2008, de nuevo se movilizó en oposición a otra resolución de la FCC, de diciembre 2007, que volvió a desregular la concentración mediática.  En mayo pasado logró un voto casi unánime en el Senado para revertir la medida; pero aún debe ser ratificado en la Cámara de Diputados.

Durante su campaña, Obama respaldó medidas para garantizar un mayor número de minorías y mujeres como propietarios/as y operadores/as de medios.  (Actualmente, según la campaña Stop Big Media, las mujeres son dueñas de menos del 5 % de los canales comerciales de televisión de plena potencia, y las minorías apenas del 3,26 %) (4)  En una carta dirigida a la FCC en octubre 2007 (5), se opuso a que ésta permita una mayor consolidación del mercado mediático "sin primero entender plenamente cómo ello limitaría oportunidades para las empresas de propiedad de minorías, pequeñas empresas y mujeres".  También cuestionó los procedimientos y la falta de transparencia de la FCC.   Toda vez, si bien ha criticado en varias oportunidades las imágenes negativas que los medios de derecha como Fox News difundían sobre su candidatura y su persona, su lenguaje frente a los grandes medios ha sido cauto, aunque en su sitio Web www.barackobama.com promete  "clarificar las obligaciones de interés público de las emisoras que ocupan el espectro [de frecuencias] de la nación".

La preocupación del movimiento ahora es asegurar que, ante las urgencias de la crisis y otras prioridades, estos temas no queden postergados en la nueva administración.

Nuevas tecnologías

La posición de Obama es más frontal en el tema de la neutralidad de Internet:  "Internet es la red más abierta en la historia.  Debemos mantenerla así.  Impediré que los proveedores de la red puedan discriminar en formas que limiten la libertad de expresión en Internet.  Porque la mayoría de estadounidenses solo pueden escoger entre uno o dos proveedores de banda ancha, los cuales están tentados a imponer un peaje sobre los contenidos y servicios, discriminando a los sitios Web que no quieren pagar por tener un trato igual".  (6)  De hecho un nuevo logro de las campañas por la reforma de los medios y por la libertad de Internet fue una resolución adoptada el pasado 1 de agosto por la FCC, que ordenó al proveedor Comcast que deje de bloquear contenidos de Internet a sus clientes.  Comcast está apelando la decisión ante la justicia.

Obama también se ha pronunciado por mejorar las garantías de privacidad de las comunicaciones -que sufrieron un severo revés con la Ley Patriota, luego de septiembre 2001- ofreciendo fortalecer las protecciones de privacidad y obligar al gobierno y a la empresa privada a rendir cuentas frente a violaciones a la privacidad personal.  Aboga por reglamentar el uso de bases de datos y por actualizar las leyes de vigilancia, con estricto sometimiento al derecho.

También ha prometido dar prioridad al acceso a las conexiones de banda ancha para toda la población -área en la cual EE.UU. está bastante rezagado, fuera de las grandes ciudades-.  "Debemos asegurar que la autorización de uso frecuencias de la nación sea para maximizar su beneficio público".  (7)

Obama y su equipo han mostrado una comprensión bastante fina del potencial de Internet y buena parte de su estrategia de campaña se articuló en torno a las nuevas tecnologías.  De hecho varios comentaristas consideran que fue clave para su triunfo en las urnas.  Más que un espacio de propaganda, se utilizó como herramienta de organización y recolección de fondos.  Siendo que comenzó prácticamente sin recursos, Internet le permitió montar una base de datos de pequeños donantes, que contribuyeron en montos de 5, 10 o 20 dólares, y a quienes se dirigió en repetidas ocasiones a solicitar nuevos aportes.

Además, fue sobre todo a través de Internet que la campaña movilizó voluntarios/as, organizó rondas telefónicas y coordinó acciones.  Unos 150 mil eventos de campaña se organizaron a través del sitio Web de Obama y sus simpatizantes conformaron más de 35 mil grupos por afinidades o cercanía geográfica.  Además, permitió encomendar tareas individuales al voluntariado.  El sitio, creado bajo el modelo del "social networking" como Facebook (uno de cuyos fundadores lo construyó), llegó a registrar cerca de 1'500.000 cuentas.  Esta estrategia "de abajo-arriba" fue la que le dio la ventaja a Obama desde las primarias, cuando logró articular una red descentralizada de activistas en estados clave.

Adicionalmente, más allá de la campaña oficial, Internet se convirtió en un espacio de debate político, creatividad y participación para mucha gente, mediante chats, videos, blogs, entre otros.

Lo usual en EE.UU. es que la movilización de la ciudadanía por parte de los partidos políticos cese a partir del día de las elecciones.  Los partidos tradicionales poco o nada se han interesado por mantener una población movilizada en torno a las políticas que impulsan desde el gobierno.  Sin embargo, hoy existe una expectativa de que las formas de organización e interacción con la base de apoyo, que Obama empleó en la campaña, puedan extenderse durante su presidencia.  El sitio Web de Obama lo insinúa.  Promete revertir el secretismo de la administración Bush, que dio un acceso privilegiado a la información gubernamental a las elites económicas, en contra del interés público, y ofrece utilizar "tecnologías de punta para (…) crear un nuevo nivel de transparencia, rendición de cuentas y participación para la ciudadanía".  Es más, recordando que su invitación a aportar ideas para las políticas durante la campaña tuvo más de 15.000 respuestas, anuncia que "Las actividades en tecnología de la campaña demuestran el rol importante y positivo que la tecnología podría cumplir en una administración Obama para reconectar a los estadounidenses con su democracia bajo nuevas formas".

En todo caso, más allá de si la administración Obama mantiene las puertas abiertas a esta participación, todo deja entrever que la ciudadanía no se quedará en un compás de espera, sino que las nuevas expresiones de organización experimentadas -dentro o fuera de Internet- y las posibilidades de cambio vislumbradas conducirán a nuevas formas de movilización e incidencia en la política en el país.  Y un componente clave de ello serán los nuevos espacios comunicacionales y las luchas por una comunicación más democrática.

Notas:
(1) Al respecto, ver el artículo de Robert McChesney en América Latina en Movimiento, No. 421, junio 2007
(2) http://cjrarchives.org/issues/2003/6/media-beckerman.asp y http://www.stopbigmedia.com/=learn

(3) http://www.wcl.american.edu/journal/lawrev/53/scott.pdf?rd=1

(4) http://www.stopbigmedia.com/filing/summary.pdf (p23)

(5) http://obama.senate.gov/press/071022-obama_fcc_polic/

(6) http://www.freepress.net/node/45734

(7) http://www.techcrunch.com/2007/11/26/qa-with-senator-barack-obama-on-key...

https://www.alainet.org/fr/node/134341?language=en
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