El martillo
- Opinión
Fue invento de Bush y de Uribe el pretender que el Ecuador sea yunque mientras Colombia se aprestaba a ejecutar con regocijo genocida el rol de martillo, plan que con el nombre de “Colombia” se fundamentaba en que el conflicto de 5 décadas, cuyos albores coinciden con el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán y el tremendo estallido social conocido como “El Bogotazo”, se resuelva por la vía militar y no por un acuerdo político.
El Presidente colombiano Andrés Pastrana (1998-2002) llegó al poder con la oferta de pacificar con el diálogo a su país y se reunió con Marulanda y otros dirigentes de las FARC y el ELN, las guerrillas que pretendían tomar el poder a través de la lucha armada. Entre ellos fraguaron convocar en la zona del Caguán un encuentro de personalidades continentales, cuando entonces no era “delito” usar el diálogo como herramienta para buscar la paz.
Los obscuros procesos de vinculación de los grupos paramilitares y el desate de terrorismo de bando y bando destruyeron el esfuerzo de Pastrana y se elevó, de Embajador en Washington a candidato presidencial, el ideólogo del Plan Colombia, Alvaro Uribe y gana las elecciones prometiendo el exterminio de las guerrillas a sangre y fuego, con la premisa de internacionalizar el conflicto y que Ecuador juegue el predestinado papel de yunque.
Solo que nuestro país no tuvo vocación belicista y ni siquiera el obediente Lucio se embarcó en el carro de la violencia.
El supuesto martillo fue pura literatura, pues nunca ha funcionado hasta ahora, mientras el Ecuador ha ido incrementando su fortaleza militar y de control policial en la frontera norte y acumulando costos en la atención a los refugiados porque no hay quién controle la frontera sur de Colombia.
Los esbirros que endiosan la política Bush-Uribe, incrustados en la prensa ecuatoriana, no dejaron de aplaudir el bombardeo de Angostura y de insinuar con impudicia que los ecuatorianos somos “culpables” de esa agresión, por haber “permitido” la infiltración de las FARC y se ponen una venda en los ojos para no ver que son los militares colombianos los que deberían impedir que los insurgentes se paseen tranquilamente entre uno y otro territorio.
Y a estos periodiqueros ni siquiera les sorprende la declaración del Mayor Manuel Silva, acusado de deserción, de que recibió una información desde la Embajada de los Estados Unidos de que se estaba produciendo el bombardeo en Angostura y descarga su vínculo con la CIA aduciendo que él si informó a la Presidencia del ataque aéreo y que él llevó al gringo a Carondelet para que conozca al Presidente, como si alguna de las dos coartadas modificara el carácter de agresión de Colombia y el rol protagónica de la CIA.
Ya lograron involucrar al Ecuador en el conflicto, como proponía el Plan Colombia, aunque sea en calidad víctima de un bombardeo con naves y bombas no colombianas y obligados nosotros a operar a la defensiva y hasta a crear una Comisión de la Verdad para demostrar que sí fuimos yunque y que Colombia fue un pésimo martillo.
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Quito 8 de Marzo, 2009
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